Un laico indomable Clotario Blest Riffo
Clotario Blest, desde su vida sencilla, se convirtió en un símbolo de lucha.
Su generosidad, compañerismo, fidelidad a la verdad, defensa de los excluidos y su fe en Jesucristo, lo han hecho único para el movimiento de los trabajadores y los pobres de Chile
| Jesús Herrero E.
Clotario Blest Riffo nació el 17 de noviembre de 1899 al alero de una familia empobrecida y con un fuerte compromiso social. Creció en un medio popular y fue empleado varios años de la Tesorería General de la República. A partir de 1920 conoció el pensamiento del sindicalista Luis Emilio Recabarren y colaboró con él en la defensa de los trabajadores.
En 1943 formó la Asociación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF) con la misión de buscar justicia social y la formación de los asociados. Diez años después participó en la fundación de la Central Única de Trabajadores (CUT). Y en 1965 es cofundador del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
En 1968 Clotario Blest abandona la militancia en el MIR y se integró en el Movimiento “Iglesia Joven”, porque sentía la necesidad de seguir luchando por una iglesia para el pueblo y sus luchas. Allí adoptó varios métodos de no violencia activa, inspirados en la figura de Mahatma Ghandi y Martin Luther King. Su acción más destacada en ese contexto fue la “toma de la Catedral” de Santiago, el 11 de agosto de 1968.
En estos años, también participa en el “Comité de los Sin Casa”, que se insertaba en la tradición chilena de tomas de terreno y consolidación del movimiento de pobladores. Su primera acción como Comité fue la ocupación y la construcción del “Campamento 26 de enero”, que más tarde se llamaría Población “La Bandera” hasta el día de hoy
En julio de 1970, junto a miembros de la Iglesia Joven, crean el “Comité de los Derechos Humanos”. En ese tiempo tuvo una destacada labor en defensa de los Derechos Humanos, tanto durante la Unidad Popular (por lo que fue criticado desde sectores de izquierda), como, sobre todo, durante la cruel dictadura cívico- militar encabezada por Augusto Pinochet.
En 1976 fundó en su propia casa la “Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos” y participó junto a ellos en numerosas Protestas y acciones directas encaminadas a la búsqueda de la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas de la represión de los aparatos del Estado.
Desde que en 1954 fue detenido la primera vez por razones políticas, a lo largo de su vida fue encarcelado y torturado en otras veinte ocasiones más.
En los últimos años de su vida cuando su salud estaba muy debilitada, fue acogido por los sacerdotes franciscanos porque en su casa no tenía los recursos económicos suficientes para afrontar su enfermedad.
En esos años fue haciéndose conocida su anciana figura de larga barba blanca, overol azul y cordón franciscano amarrado a su cintura. Prometió que nunca se afeitaría la barba hasta que Chile no alcanzara la democracia.
Promesa que no pudo cumplir a pesar de que, formalmente, en 1988 un Plebiscito abrió la puerta a un nuevo régimen político democrático en el País. Para muchos, esa decisión fue un acto de coherencia profética.
Falleció en Santiago de Chile el 31 de mayo de 1990, pobre y abandonado.
Clotario Blest, desde su vida sencilla, se convirtió en un símbolo de lucha. Su generosidad, compañerismo, fidelidad a la verdad, defensa de los excluidos y su fe en Jesucristo, lo han hecho único para el movimiento de los trabajadores y los pobres de Chile.