Encuentro Mundial de Iglesias Hospitales de Campaña en Santa Anna "Dios nos pide que no soportemos el gemido de los que sufren y que no paremos hasta que pare"

Este martes, 11 de octubre, el mismo día y a la misma hora que se conmemoraban los 60 años de la apertura del Concilio Vaticano II, se inauguraba el Encuentro Mundial de Hospitales de Campaña, un encuentro de instituciones vinculadas a la Iglesia católica comprometidas con la atención a los más pobres.  Este encuentro se celebra del 11 al 14 de octubre en la Parroquia de Santa Anna, en Barcelona.

La jornada de esta primera tarde ha comenzado con la presentación de cada una de las iglesias participantes. La primera presentación fue la alegría del Padre Ángel, la Iglesia de San Antón. Nuestra iglesia “es un oasis de silencio y un hospital de campaña. Nuestros destinatarios son los descartados del sistema, los que buscan y no encuentran, los que quieren silencio y los que están solos y necesitan compañía”.

El siguiente en intervenir era el Padre Khalil Jaar, director de Mensajeros de la Paz en Amán, Jordania, en la Parroquia San María de Nazaret. En Amán alrededor de esta parroquia se han fundado varios proyectos a partir de la crisis de 2014 donde se expulsó a los cristianos de Irak.

También se presentó el proyecto de las Parroquias de las Villas en Buenos Aires. La vida que se ha creado en los asentamientos urbanos que se formaron a partir de los años 60 y la estela que marcó el Padre Carlos Mugica que creó el Movimiento de los Sacerdotes para el Tercer Mundo.

 La presentación de las parroquias de las villas recordaba las palabras de este sacerdote, que dio su vida por los más pobres y rezaba diciendo: “Señor, perdóname por haberme acostumbrado a capotear en el barro, de donde me puedo ir y ellos no”.

A través de los Hogares de Cristo dan a las villas “capilla, colegio y club”: una capilla para vincularse, colegio para ofrecer una educación formal y el club, para poder como oferta deportiva. Para el Padre Pedro Baya, de Buenos Aires: “la alegría infinita que nos da estar al servicio de los que más necesitan respuestas reales”.

También estaba presente el arzobispo de Lima, Monseñor Carlos Castillo, que relataba cómo a su llegada a la archidiócesis de Lima la gente le decía “queremos pastoral, queremos cercanía”. A partir de ahí él quiso construir parroquias misioneras y solidarias. Una iglesia mucho más cercana, que no sea solo litúrgica.

La siguiente en intervenir era Sor Lucía Caram, en representación del Convent de Santa Clara. Una comunidad de Manresa. Sor Lucía comenzaba su intervención introduciendo el testimonio de la vida de Santo Domingo de Guzmán. En palabras de Sor Lucía su labor se basa en “desde el Evangelio intentar escuchar al mundo”. “Tenemos claro que no somos una ONG que ofrece un servicio, nuestra inspiración es evangélica, es Jesús, quien dio la vida por nosotros”. Y ante las críticas que puede recibir el especial modo en que su comunidad vive su vida monacal ella dice: “nosotras compartimos la vida y la oramos (…) no es una vida al servicio de los más pobres, es compartida con ellos.” 

También contaron con la presencia de la conocida teresiana Viqui Molins, colaboradora habitual de la Parroquia de Santa Anna y la especial forma en que sin perder el carisma se puede profesionalizar.

Los proyectos de Santa Anna, como anfitriona del encuentro y Paraguay, cerraban la presentación de los participantes.

Tras el descanso cerraba esta jornada una mesa redonda moderada por el Padre Peio, director de la Iglesia de San Anna; y formada por el Padre Ángel, Sor Lucia Caram, el Padre Pedro Baya, de Buenos Aires.

La mesa redonda se centraba en por qué siguen siendo necesarias estas iglesias abiertas especialmente a los más vulnerables de manera especial.

“Que una iglesia tenga la puerta abierta, no significa que esté abierta a las personas”, afirmó el padre Ángel refiriéndose a que una iglesia que tenga la puerta abierta físicamente no es suficiente para decir que recibe adecuadamente a las personas.

Dios nos pide “que no soportemos el gemido de los que sufren y que no paremos hasta que pare y si lo aguantamos es que nos da igual”, decía Sor Lucía. “Lo que vivimos en los Hogares de Cristo es más que dar un trozo de pan.” “No le podemos pedir al estado que ame” sostenía el P. Pedro Baya. 

Ana y Pedro, un matrimonio muy vinculado al proyecto de la Iglesia de Santa Anna, cerraban la mesa con su testimonio, dejando claro que “la Iglesia no podrá ser nunca un hospital de campaña, hasta que las familias sean un hospital de campaña”. El trabajo con los más vulnerables no puede ser solo una cosa de ordenados y consagrados.

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