Lecturas de verano DOS NOVELAS DIFERENTES
Antonio SOLER crea en "SUR" un completo universo narrativo, en el que intervienen 221 personajes
"BERTA ISLA" es un ejemplo característico de la nueva narrativa de Javier MARÍAS
| Luis Espina Cepeda
Diferentes son estas dos novelas, no sólo porque entre sí no tengan nada en común, sino porque las dos rompen el marco de la narración convencional y crean un universo único y del todo diferenciado. La dos merecen una lectura atenta y expectante.
1. "SUR", de Antonio Soler
Esta novela es sorprendente. Publicada por Galaxia Gutenberg, en la segunda mitad de 2018, ha recibido ya importantes galardones literarios (Premio I de Narrativa Alcobendas Juan Goytisolo, Andalucía de la Crítica, Francisco Umbral, Casa Leopoldo, Premio Nacional de la Crítica 2018...). El autor, Antonio Soler, está radicado en Málaga, cuneta con un Premio Nadal y tiene ya una docena de novelas publicadas.
La novela SUR rompe todos los esquemas, porque no sigue los hilos de una narración convencional. Crea un universo polivalente, en el que se entrecruzan las peripecias de 221 personajes diferentes, con una diversidad constante de estilos narrativos, usando la primera y la segunda y la tercera persona, entreverando constantemente la vuelta a los distintos personajes, mezclando lo que los personajes dicen con lo que piensan en su interior, saltándose para ella la normativa convencional de la gramática y de la sintaxis, aunque sin perder nunca la dignidad expresiva.
El valor tal vez principal de la novela es no romper la unidad narrativa, a pesar de la mezcla constante de personajes y escenarios. Los elementos que más contribuyen al mantenimiento de la unidad es que la trama principal se desarrolla toda en Málaga, en sólo 18 horas (un largo día del mes de agosto de 2016), y teniendo como principal protagonista al calor, pues es un día apabullante de terral de los que sólo en Málaga ocasionalmente se viven. La inspiración de este singular estilo de novela parece estar en el ya clásico Ulises, de Jame Joyce, al que Soler cita expresamente, en la página 436 de su relato.
Predomina tal vez excesivamente, casi exclusivamente, el que en todo su amplio universo prácticamente todos los personajes son algo anormales, en sus historias y en sus comportamientos, echándose en falta el que en un universo tan amplio aparezcan ocasionalmente también hombres o mujeresde vida más normalizada. Sí hay mezcla de niveles sociales y de edades, pues la trama principal (la aparición del cadáver de un hombre en el campo, comido de hormigas) es de un entorno muy bien situado económicamente, mientra alrededor pululan también abundantes personajes del hampa, tanto mayores como jóvenes. También es omnipresente la insistencia en el cuerpo y en el sexo, a los que se concede muy amplio tratamiento, aunque también abunden los sentimientos interiores implícitos y explícitos sobre lo que todo esto provoca. La vivencia religiosa apenas está rozada, pues sólo hay una mujer prácticamente demente obsesionada con lo religioso (en dos alocados soliloquios interiores suyos, uno lo alterna con frases del Credo en latín y otro con frases del Padre Nuestro) y un sacerdote, de proceder noble pero con algo de vida irregular. Los personajes están tratados con cariño y hasta con humor, pero el ambiente global resulta bastante degradado.
En el recorrido narrativo, se mezclan los brochazos cortos de las vidas de los personajes con relatos largos de varias páginas, desarrollando despacio algunos momentos sobre los que se dirige una mirada más atenta. En la constante incursión sobre la vida de los personajes, sin solución de continuidad, se introducen saltos y vueltas al pasado, tanto en la propia Málaga como en Madrid y en otros lugares. Especial tratamiento se le da, en el discurrir de las 18 horas narradas, al momento de la comida del mediodía y a la tarde noche del final de la jornada, en los que se introduce vertiginosamente la participación o descripción de lo que están haciendo todos los personajes principales.
Una novela diferente, pues, que merece desde luego ser leída. Cuando pasen más años desde su publicación, se comprobará la huella perdurable que puede quedar de esta singular obra.
2. "BERTA ISLA", de Javier Marías
Este relato de Javier Marías también rompe los esquemas de la novela convencional, pero de forma muy diferente, dentro de la linea ya seguida en sus anteriores novelas, Tu rostro mañana o Fiebre y lanza.
La novela rompe esquemas, porque en ella las fronteras entre la narración y el ensayo están rotas. El discurso intenta seguir un cierto orden, contar la historia de Berta Isla y su marido Tomás Nevinson (Tomás o Tom, indistintamente usados a lo largo de todo el libro, como símbolo del español y el inglés, indistinta e igual de perfectamente hablados por el personaje). Pero el orden apenas resulta reconocible, porque anteceden, se mezclan o se posponen las consideraciones teóricas, los apuntes psicológicos o metafísicos, las disgresiones. Una muestra de lo que es toda esta novela la da su primer párrafo, en el que la diluida tercera persona está referida a la protagonista, Berta Isla: "Durante un tiempo no estuvo segura de si su marido era su marido, de manera parecida a como no se sabe , en la duermevela, si se está pensando o soñando, si uno aún conduce su mente o la ha extraviado por agotamiento. A veces creía que sí, a veces creía que no, y a veces decidía no creer nada y seguir viviendo su vida con él, o con aquel hombre semejante a él, mayor que él. pero también ella se haba hecho mayor por su cuenta, en su ausencia, era muy joven cuando se casó".
Al final del libro, el lector conoce la síntesis de la vida de los dos personajes: dónde y cuándo nacieron, dónde y qué estudiaron, cuándo y cómo se casaron, cuáles fueron sus trabajos profesionales, qué importante problema y qué separación de años surgió en sus vidas y cuál fue el desenlace final de toda la historia. Pero todo esto se puede contar en muy pocos párrafos, y el libro cuenta con 544 páginas. El relato se mueve constantemente hacia adelante y hacia atrás, con escenas o entrevistas que pueden consumir decenas o centenares de páginas, en las que el lector casi pierde el hilo de lo que se está tratando, pero que al final confluyen de nuevo en la historia principal.
Existe además una segunda vuelta. Las escenas o las entrevistas están muy premiosamente contadas, de forma que algunas se hacen interminables, por la cantidad de detalles y matices que no se sabe muy bien a qué vienen. Pero en las últimas partes del libro, los detalles de las escenas o las entrevista vuelven a ir saliendo, hay una constante reiteración de partes anteriores, una repetida vuelta a pasajes anteriores, de forma que lo que antes quedó en penumbras se vuelve ahora claro y diáfano, resultando luminoso lo que antes resultaba oscuro.
La lengua usada, el estilo con el que todo está escrito, no se resume tampoco en una sola línea. Es lo más lejano al orden clásico convencional de sujeto-verbo-predicado. En ocasiones, los párrafos se alargan y se concatenan, de forma que la explicación del pensamiento se hace más penetrante y profunda. El orden de los elementos de las oraciones se disloca mucho, resaltando así de forma contundente los aspectos que se quier resaltar. De entrada la lectura se hace algo difícil, por el aparente barroquismo de la construcción de las palabras. Pero la costumbre a esta peculiar forma de escribir convierte a la lectura en más rica, contribuyendo a una trasmisión de los pensamientos imposible de conseguir con un estilo más simplificado. La riqueza y justeza del vocabulario, además, a veces con el uso de sucesivos sinónimos clarificadores, aporta nueva riqueza a lo que tampoco se podría lograr con un vocabulario más elemental. El estilo usado requiere acomodarse a él, pero el esfuerzo merece la pena por el resultado enriquecedor que se consigue.
El gran dominador de la novela que fue Hemingway dijo alguna vez que “no hay que confundir acción con movimiento”. En una crítica de Juan Gabriel Vasquez, que ahora he visto en internet se dice que, en la últimas novelas de Javier Marías, "la gente se mueve cada vez menos, pero cada vez pasan más cosas". Es cierto que en Berta Isla no hay mucha acción, que los protagonistas no recorren un itinerario muy largo, que no hay mucho movimiento, pero sí hay mucha y profunda acción interior. Con sus innumerables y largas disgresiones y ex-cursos, con sus oscilaciones hacia adelante y hacia atrás, con su peculiar estilo lingüístico y narrativo, Javier Marías consigue penetrar mucho en el reducido número de personajes que usa en la novela y, sobre todo, en Berta Isla y en su marido Tom Nevinson. La austeridad de personajes y la poca actividad externa de los mismos consigue una penetración mayor en el interior de los mismos e incluso un soterrado dramatismo, que constituyen el mejor valor de esta buena novela. Merece también ser leída.
Lecturas de verano
En este tiempo estival, se prodiga más la lectura, incluso para entrar en la novela, que los normalmente ocupados en otros campos no suelen frecuentar. Para romper el ritmo y hasta para salir de la misma novela convencional puede servir la doble oferta que novelas diferentes que he hecho en esta sencilla Nota.