Sobrecogida ante tanto dolor e impotencia por la catástrofe de Haití, no tengo fuerzas para escribir hoy nada.
Solo pedirle a Dios que ponga su mano ante tanto dolor en tantos hermanos nuestros. ¡Cómo puede una persona llegar a sufrir tanto!...
Una vez más la tragedia se vuelve a cebar con los más vulnerable, son los pobres…
Sin palabras…