Hoy me asaltaba un interrogante, me preguntaba cómo ser capaces de mirar al futuro si ni siquiera tenemos seguro el presente…
Tenemos una inseguridad laboral, proyectos que quizá nunca lleguen a cumplirse, personas que creías que podías contar con ellas y te das cuentas de que no es así. Pero a pesar de todo, a pesar de la complejidad del momento que cada un@ pueda vivir, no dejemos de confiar, de ser capaces de mirar siempre hacia delante. Es verdad que nunca nos faltaran las desilusiones o los esfuerzos inútiles, pero también historias que merezcan la pena, personas, encuentros que nos ayudaran a mantener la mirada puesta en la esperanza, en el más allá. No olvidemos que las espinas, las piedras, las decepciones, siempre nos las encontraremos en el camino, pero también rosas y manos tendidas dispuestas a acompañarnos. Por lo tanto, lo importante es seguir, saber superar el desierto convencidos de que nos espera un vergel, porque siempre habrá personas dispuestas a tendernos la mano para no perder de vista ese horizonte, con un corazón abierto a nuevos proyectos y oportunidades. ¡No lo olvidemos!