¿Dónde fueron a parar nuestros valores?
Y preguntó: ¿dónde quedaron esos valores que con tanta paciencia y cariño nos enseñaron de pequeños? Saludar, agradecer, ceder el paso, respetar…algo que muchas personas (no sólo jóvenes) dejaron en el recuerdo.
Esta crisis de valores en la que estamos inmersos, no significa una ausencia de ellos, sino la necesidad de saber orientarlos a la hora de poder tomar decisiones en la vida.
Nuestra excusa siempre es echar balones fuera: la culpa, responsabilidad etc. recae sobre los demás, pero y la nuestra ¿dónde se queda? ¿Qué estamos haciendo con nuestros niños, jóvenes y menos jóvenes…?
El ser humano ha dejado de lado la ética por una parte y la moral por otra. La ética porque es la que estudia el comportamiento moral de la persona y la moral, las normas que hacen posible una convivencia en una sociedad civilizada.
Por alguna razón, estamos centrando nuestra existencia en la comodidad, en el tener, y no en el ser. Nos limitamos a ser y dejarnos manipular como marionetas, pero parece no importarnos excesivamente o no ser demasiado conscientes de donde nos puede conducir esto en unos años.
Las personas necesitamos dar un sentido a nuestra existencia y ¿donde lo encontramos? Se encargan y nos dirigen para que fijemos nuestra mirada en futbolistas, famosos, publicidad, ordenador… y lo peor de todo es que parece sentirnos orgullosos ante este rumbo escogido ya que nada o poco se hace por cambiar.
Este sentido que queremos darle a la vida es efímero, el verdadero sabemos que está en el saber ser personas autenticas e integras, teniendo la suficiente libertad como para poder dirigir nuestra vida, pero ¿somos lo suficientemente libres para no dejarnos manipular en una sociedad como la que nos encontramos inmersos? O quizá nos resulte más cómodo “pasar de todo”.
En tus y nuestras manos está el futuro de las próximas generaciones…