Hay quien piensa que no, que todo se hace por algo a cambio, pero yo no estoy muy de acuerdo con esa teoría.
Cuando te das a alguien, cuando amas, cuando te implicas en algo que nada tiene que ver contigo, es estar ahí sin esperar el éxito de nuestro actuar. Es compartir sin buscar satisfacción personal.
¿El amor qué espera? Nada. Porque la mayoría de las veces no recibe nada.
La falta de Gratuidad, en nuestra sociedad, es la “enfermedad” que más desamor provoca, es la barrera que impide que pueda llegar el Amor al mundo, es la droga que ha dormido las conciencias de las personas, en donde, los intereses propios han llegado a ser el valor supremo por el que no estamos dispuestos a renunciar. Parece que todo tiene que tener un precio, de lo contrario, no sirve, no tiene valor. Recordemos que la gratuidad es un deber, no un favor, pero cada vez nos resulta más complicado asumirlo. No dejemos que esa palabra caiga en desuso, en nuestras manos está.