Un santo para cada día: 20 de febrero San Eleuterio: evangelizador de los pueblos bárbaros
El mensaje cristiano es y seguirá siendo igualmente atractivo, no menos que lo fue en tiempos de Eleuterio. La pregunta es ¿Entonces porqué ellos pudieron y nosotros no? ¿Qué tuvieron aquellos evangelizadores que a nosotros nos falta?
Eleuterio nació en Tournai, en la Galia belga, probablemente en el año 456 durante el reinado de Childerico I. Su padre se llamaba Tereno, descendiente de Ireneo de Lyon y su madre se llamaba Blanda, ambos eran cristianos. Las persecuciones les obligaron a trasladarse a una villa llamada Blandinium en cuya localidad construyeron una iglesia después de la conversión de Clodoveo al catolicismo. El periodo que le tocó vivir fue enormemente complicado y trascendental para historia de Francia. Fue la época en que la Galia se había convertido en el objetivo de las hordas bárbaras, como por ejemplo la de los Burgundes y la de los Visigodos que aunque convertidos al cristianismo se echaron en brazos del arrianismo y tuvo que ser el rey Clodoveo, quien con la inapreciable colaboración de su esposa Sta. Clotilde y de los virtuosos obispos Remigio primero y Eluterio después, fueron rescatados de la herejía
De la vida de Eluterio conocemos alguna información procedente de una biografía de S. Medrano compañero de infancia, que nos cuenta algunas anécdotas y nos da noticias de sus contactos con Clodoveo, antes de su conversión. De Eleuterio sabemos que luchó contra el arrianismo, llegando a ser consultado por el Papa Hormisdas sobre asuntos relacionados con esta doctrina herética; pero Eleuterio será siempre recordado por su infatigable labor como evangelizador de los pueblos barbaros procedentes de las regiones orientales que iban asentándose en los territorios francos próximos a Bélgica. La rudeza de estos pueblos no permitía florituras dialécticas, era cuestión de llegarles al corazón por otras vías. Vinculados como estaban a su rey era previsible que si éste se convertía, el pueblo le seguiría después y así fue. En el año 506 siguiendo el ejemplo de su rey Clodoveo los francos recibieron el bautismo en masa, hecho memorable para la historia de la Iglesia, si bien en honor a la verdad hay que decir que en la recolección de esta abundante mies juega un papel destacado la figura de S. Remigio, un apóstol de cuerpo entero que regentó durante muchos años la sede episcopal de Reims, siendo él quien bautizó a Clodoveo y posteriormente sería su confesor. Le sucedería como obispo Eleuterio en el 484, siendo el encargado, a partir de entonces, de continuar la obra emprendida por su predecesor.
Aunque Eleuterio es venerado como mártir no es seguro que lo fuera. Todo parece arrancar de la “vita de Eleuterio” escrita en 1141 por un sacerdote de esta diócesis llamado Enrique, donde se nos cuenta que cuando se dirigía a la iglesia a cumplir con sus obligaciones ministeriales, un grupo de arrianos enfurecidos le propinaron una brutal paliza y a consecuencia de los golpes recibidos moría pocas semanas después. En cualquier caso es un santo muy venerado y querido por sus paisanos.
Reflexión desde el contexto actual
¿Tiene algo que decirnos un santo del siglo V a los cristianos del siglo XXI? Es un hecho que el cristianismo ha ido perdiendo fuerza en Occidente y nos encontramos con que nuestro mundo se ha paganizado, sin que por ahora hayamos encontrado la forma de emprender con éxito un nuevo proyecto de recristianización. Sin duda que ello es posible, porque el mensaje cristiano es y seguirá siendo igualmente atractivo, no menos que lo fue en tiempos de Eleuterio. La pregunta es ¿Entonces porqué ellos pudieron y nosotros no? ¿Qué tuvieron aquellos evangelizadores que a nosotros nos falta? Yo ahí lo dejo.