El claretiano plantea "una nueva historia de nuestros carismas llamada a ser contemporánea" Congreso de la CLAR: Gonzalo ofrece a la Vida Consagrada pautas para "volver a la esencialidad" y "empezar de nuevo"
"Lo que se presenta como debilidad es, en realidad, una gran oportunidad que nos ofrece el Espíritu para que nuestros carismas hablen, sean expresivos y provoquen transformación". Con esta premisa comenzó su ponencia en el V Congreso Latinoamericano y Caribeño de la Vida Religiosa, organizado por la CLAR
"Con frecuencia nos sale la siempre amenazadora seguridad del ayer que pone en cuestión cualquier intento de innovación. Cualquier propuesta de novedad"
"Es desconcertante y paradójico cómo la infinidad de intentos de renovación han quedado reducidos a intentos escritos, con la sensación en no pocos consagrados de vacío"
"Dejaremos de ocuparnos estérilmente de horarios y reuniones; de ausencias y asistencias; de cargos y encargos; dejaremos de luchar en batallas estériles de votos y capítulos, porque gustaremos la libertad que un día nos llevó a dejar atrás una vida y un pueblo, y hoy ser personas nuevas, solo discípulos"
"Es desconcertante y paradójico cómo la infinidad de intentos de renovación han quedado reducidos a intentos escritos, con la sensación en no pocos consagrados de vacío"
"Dejaremos de ocuparnos estérilmente de horarios y reuniones; de ausencias y asistencias; de cargos y encargos; dejaremos de luchar en batallas estériles de votos y capítulos, porque gustaremos la libertad que un día nos llevó a dejar atrás una vida y un pueblo, y hoy ser personas nuevas, solo discípulos"
"Lo que se presenta como debilidad es, en realidad, una gran oportunidad que nos ofrece el Espíritu para que nuestros carismas hablen, sean expresivos y provoquen transformación". Con esta premisa comenzó su ponencia en el V Congreso Latinoamericano y Caribeño de la Vida Religiosa, organizado por la CLAR (Confederación Latinoamericana de Religiosos), el claretiano español Luis Alberto Gonzalo, quien brindó en su ponencia "Cuando soy débil, entonces soy fuerte"pautas para "empezar de nuevo" en lo que considera "un tiempo privilegiado de Esperanza", a pesar de las alarmantes señales que aparecen en el horizonte.
Celebrado del 22 al 24 de noviembre, en Córdoba (Argentina), este congreso está considerado “el más universal de vida consagrada, también por el número de participantes presenciales y online", y en él, junto con el doctor en Teología de la Vida Consagrada y profesor de Teología de la Comunidad en el ITVR de Madrid, participaron también Sol Prieto, Fernando Falcó, Michael Moore y Rafael Luciani, quienes también abordaron "las esperanzas y desesperanzas concretas que atraviesan la VR en nuestro continente latinoamericano y caribeño".
"Con frecuencia nos sale la siempre amenazadora seguridad del ayer que pone en cuestión cualquier intento de innovación. Cualquier propuesta de novedad", apuntó en su ponencia Gonzalo, señalando como "signo evidente de ello que la vida consagrada, sin formar parte de la estructura jerárquica (lo nuestro es el carisma) de la Iglesia, padece cierto inmovilismo ante cualquier propuesta de comunión que suscite o libere la reflexión sinodal sobre la sinodalidad".
"Es desconcertante y paradójico cómo la infinidad de intentos de renovación han quedado reducidos a intentos escritos, con la sensación en no pocos consagrados de vacío", probable consecuencia, añadió, "de una debilidad antropológica, pero no nos engañemos, también es una debilidad estructural de toda la vida consagrada y de cada familia en particular".
Vuelta a la esencialidad
Frente a ello, el religioso claretiano expuso que "la vuelta a la esencialidad nos lleva a encontrarnos con las decisiones limpias de opción por Dios y la humanidad, superando las formas mediante las cuales lo hemos realizado en los diferentes periodos de la historia", lo que "conduce a encontrarnos con el fundamento de liberación de toda consagración, para superar los condicionantes socio-cultuales que no pocas veces los han ocultado u oscurecido".
"Este ejercicio de esencialidad es profundamente espiritual", recalcó Gonzalo. "Por eso es profundamente efectivo. No son principios teóricos para entretener, son decisiones evangélicas para arriesgar. Nos habla fundamentalmente de minoridad, signo, entrega, inserción, verdad y horizontalidad. Y curiosamente para este principio de esencialidad es imprescindible un ejercicio de memoria".
Está siendo muy elocuente y doloroso cómo ante una realidad inapelable y grave como es la certeza de que nuestras instituciones han 'convivido' con algunas manifestaciones de abuso, sigue habiendo personas que creen que nuestro estilo de vida padece una persecución por quienes han desvelado esa lacra
En este sentido, instó el teólogo a intentar "desaprender que ya lo sabemos todo", porque "todo se vive desde una supuesta verdad y son las demás instancias las que están equivocadas". A este respecto indicó que "está siendo muy elocuente y doloroso cómo ante una realidad inapelable y grave como es la certeza de que nuestras instituciones han 'convivido' con algunas manifestaciones de abuso, sigue habiendo personas que creen que nuestro estilo de vida padece una persecución por quienes han desvelado esa lacra. Deberíamos aprender que estamos en permanente construcción".
"Deberíamos desaprender que la mejora comunitaria es cuestión de fuerza de voluntad o de la suma de 'poder' y conocimiento", indicó Gonzalo, porque así "descubriríamos que una nueva cultura sinodal y un liderazgo testimonial son imprescindibles para el cambio. La cultura sinodal nos posibilita el resituarnos vocacionalmente en el corazón del pueblo de Dios y en misión en el corazón de la humanidad".
"Deberíamos desaprender -prosiguió- que liderazgo es hablar bien y tener respuestas para todo, para entender que el líder o la líder es, ante todo, una persona que intenta servir y lo hace desde un principio coherente entre lo que dice y lo que hace. Deberíamos aprender con urgencia que el liderazgo es un ejercicio de atención a la pluralidad que únicamente ha de beber, en nuestro caso, del principio evangélico del discipulado que es el que logra una mirada de caridad necesaria para todos, no solo para algunos".
En la misma línea, el profesor Gonzalo señaló que en la Vida Religiosa "debería desaprenderse o desaparecer, el concepto de comunidad como penitencia, entendida como horario, esfuerzo y aburrimiento", porque "se han integrado tanto estos pseudovalores que para muchos consagrados la expresiva carencia de alegría en comunidad está indicando lo penoso que les resulta vivir con otros u otras. La vida comunitaria es vocación, identidad, estilo de vida y capacidad para vivir en espontaneidad y flexibilidad con otros u otras".
Empezar de nuevo
Y tras este 'desaprendizaje' habría de venir un nuevo comienzo, un "empezar de nuevo", "porque solo desaprendiendo del guion de nuestra historia reciente nos abriremos a una nueva historia de nuestros carismas llamada a ser contemporánea de nuestros hermanos y hermanas del siglo XXI".
"Será esa debilidad, entendida como don del espíritu, la que posibilite una nueva lectura de los carismas con porvenir. Aligerando los modos y estilos; descodificando buena parte del entramado legal en el que sostenemos la consagración, los carismas se presentan como dones sencillos, capaces de interpelar y alumbrar una realidad nueva, para la que sí están preparados
Nacen así tiempos nuevos. Tiempos de esperanza frente a toda desesperanza. Son tiempos de comunión y diálogo. Son tiempos de camino juntos. De nueva comunidad
"Nacen así tiempos nuevos. Tiempos de esperanza frente a toda desesperanza", aseguró el religioso. "Son tiempos de comunión y diálogo. Son tiempos de camino juntos. De nueva comunidad. Porque la gran novedad de esta etapa apasionante de la historia es que, por fin, podemos leer los acontecimientos y la vida conectados a la primera predicación, al camino libre del discipulado, a la complementariedad sin exclusión. Son tiempos para ganar una mirada holística y plena, para no caer en reduccionismos y, por fin, ponernos en camino y salir de donde estamos".
Cambiar los viejos armarios
"Muchas veces hablamos en misión preguntándonos hacia dónde tenemos que salir. En realidad, la pregunta para este momento histórico es qué debemos dejar entrar. La vida consagrada no debe seguir formulando una lista de deseos sin atreverse a cambiar nada de los viejos armarios que alberga en sus comunidades. Primero, antes que nada, este Espíritu ágil y libre, nos pide dejar ir, vaciarnos, adquirir libertad, volver a enamorarnos de la Alianza… serás mi pueblo, seré tu Dios… Y descubrir que eso nos basta", apuntó Gonzalo.
Igualmente, instó el ponente a que "antes de asomarnos a una calle llena de vida, con sus ruidos y colores; egoísmos y amores, hemos de pronunciar en el silencio de nuestras casas cómo hablamos con Dios y cómo hablamos de él. Ese es el redescubrimiento del carisma".
De esta manera, "dejaremos de ocuparnos estérilmente de horarios y reuniones; de ausencias y asistencias; de cargos y encargos; dejaremos de luchar en batallas estériles de votos y capítulos, porque gustaremos la libertad que un día nos llevó a dejar atrás una vida y un pueblo, y hoy ser personas nuevas, solo discípulos".
"La debilidad de la vida consagrada para este tiempo -concluyó- no significa irrelevancia, significa fe, capacidad para confiar en el Señor del camino y no tanto en los trazados que ya hemos hecho. Significa entender nuestra vocación como la forma de seguimiento más ágil para escuchar; más pronta para discernir y más libre para colaborar en la complementariedad dentro del santo pueblo fiel de Dios. Porque esa es nuestra razón de ser, absolutamente libres para amar".
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