-La obediencia para los monjes es uno de los rasgos característicos de nuestra vocación. Es un concepto muy presente en la regla de san Benito, también en otros textos como las constituciones de nuestra congregación. Los monjes tenemos muy arraigado ese sentimiento de obediencia a Cristo, así como a la persona del abad, a quien debemos dirigir esta obediencia.
Uno de los conflictos interiores que me he planteado al recibir una comunicación de este tipo es que una vez he oído la llamada a la vida monástica (2005) ya servir a la comunidad como abad (2015 y 2021), se hace un poco difícil pensar que puede haber otra llamada diferente a la que he empezado en la vida monástica. Las personas que he podido consultar estos días me han hecho ver que la persona de la que venía este encargo concreto, el Papa, también representa la voluntad de Dios. Como he dicho en la Sala Capitular en la locución que he hecho en la comunidad, nuestras constituciones hablan explícitamente de que debemos obediencia al Sumo Pontífice.
"Nuestras constituciones hablan explícitamente que debemos obediencia al Sumo Pontífice"
-¿Cuál es la particularidad de que un abad de Poblet sea nombrado obispo? ¿Qué elemento distintivo puede aportar?
-Ciertamente es muy particular, no muy habitual. De hecho, soy el cuarto abad de Poblet que es obispo -el último hace más de 300 años. Actualmente, en el conjunto de la orden tenemos dos obispos en activo en Brasil y un arzobispo emérito en Francia, en Tours. Puedo aportar el aspecto de la oración y el contacto directo con la Palabra de Dios a través del oficio divino y del contacto con las escrituras. En el momento de crisis actual de la Iglesia, es importante volver a los orígenes de la Palabra, tal y como indica la constitución del Concilio Vaticano II Dei Verbum.
-¿Cuáles son las necesidades de la Iglesia más prioritarias en las que le gustaría intervenir?
-La principal necesidad es hacer llegar la Buena Nueva del Evangelio a la sociedad. Tal y como dice Benedicto XVI, la fe no se impone, sino que se propone. La mejor forma de proponer la fe es que los creyentes la vivamos con sinceridad e intensidad. Al saludo que he enviado a los fieles de Girona, les he dicho que debemos mirar la fe con fidelidad y convencimiento, y que esto debe transmitirse con un mensaje de esperanza hacia todos los que nos rodean, y eso debe concordar en la práctica de la caridad.
"Soy el cuarto abad de Poblet que es obispo -el último hace más de 300 años"
-¿Le preocupa la crisis de vocaciones tanto en la vida religiosa como sacerdotal?
-Por lo que voy conociendo de la diócesis de Girona, veo que es un tema importante, no hay un número importante de presbíteros, y muchos de ellos están en edad de jubilación. Ahora bien, me ha sorprendido muy agradablemente la organización de la diócesis de Girona, en la que los laicos tienen un papel importante. Creo que el futuro de la Iglesia debe ir hacia aquí: que los laicos tengan un papel importante en los ámbitos donde pueden tenerlo e ir avanzando en la corresponsabilidad. Girona es una de las primeras diócesis en las que se ha aprobado la celebración dominical sin presbítero. Es importante avanzar en ese sentido.