Cuando Dios ‘tira de ti’ en el convento y en la tele Una monja brasileña gana Master Chef y se lo dedica a las mujeres de su vida y a las misiones
Concursante de la séptima edición del reality show culinario, la hermana Lorayne tiene 33 años y forma parte desde hace 15 de la congregación brasileña de las Hermanas de Nuestra Señora de la Resurrección en Catanduva
“Tenemos una obra social, y en esta obra social tratamos de enseñar a los niños y adolescentes que la gastronomía es una forma de que tengas dignidad por el resto de tu vida”
“En los pasajes bíblicos Jesús compartía el pan e iba a las bodas”, dijo a la página web del programa
“En los pasajes bíblicos Jesús compartía el pan e iba a las bodas”, dijo a la página web del programa
“Tenemos una obra social, y en esta obra social tratamos de enseñar a los niños y adolescentes que la gastronomía es una forma de que tengas dignidad por el resto de tu vida”. Así se refirió la hermana Lorayne Caroline Tinti a la cocina como un “trabajo de amor” al recibir el premio de uno de los programas de “Master Chef Brasil 2020”. Concursante de la séptima edición del reality show culinario, la hermana Lorayne tiene 33 años y forma parte desde hace 15 de la congregación brasileña de las Hermanas de Nuestra Señora de la Resurrección en Catanduva.
La joven fue premiada por superar con éxito una prueba en la que, entre otros platos, tuvo que preparar un tiramisú. “Rafaela me ayudó con la receta y pidió la intercesión de todos los santos (...). Era Dios hablándome, toma esto, toma aquello y así lo hice”, explicó la monja, al confesar que sí había probado alguna vez el famoso postre italiano, pero que nunca lo había hecho, hasta ese reto. “En los pasajes bíblicos Jesús compartía el pan e iba a las bodas”, dijo a la página web del programa. Manifestando que Dios ‘te anima’ (así podría traducirse tiramisú: tira de mí), te levanta y te arropa en cada labor cotidiana y de servicio, por lo que religión y gastronomía siempre han estado muy unidas.
A los 9 años, en su casa, empezó a cocinar junto a las mujeres de la familia, que se encargaban especialmente de que “los domingos fueran festivos”. Entre semana, Lorayne Caroline Tinti se fijaba en las monjas de la escuela: “Siempre pensé que sus vidas eran realmente geniales”, ha recordado. En la veintena, finalmente profesar sus votos le regaló “mucha paz”, y en el convento empezó a cocinar para una comunidad de 20 religiosas. “Las actividades y tareas del hogar están todas divididas, incluida la preparación de comidas”, cuenta, destacando como los platos más frecuentes en la comunidad “la galinhada, lasaña, crema de maíz y ‘Frango com molho’”.
A los 9 años, en su casa, empezó a cocinar junto a las mujeres de la familia, que se encargaban especialmente de que “los domingos fueran festivos”. Entre semana, Lorayne Caroline Tinti se fijaba en las monjas de la escuela: “Siempre pensé que sus vidas eran realmente geniales”
La vida religiosa tiene boca
Su participación en el concurso televisivo la vive como parte de su vocación, como testimonio de su fe: “Estar en Master Chef es demostrar que también comemos y cocinamos”; que la vida religiosa no tiene nada de extraño. “Como la gente no nos conoce, muchos piensan que solo tenemos prohibiciones, pero también estamos pasando por transformaciones”, afirma con orgullo.
El mismo que le ha llevado a dedicar el reconocimiento culinario a “cada una de las mujeres que han pasado por mi vida”. Celebrando “también todo el trabajo que he hecho”, la religiosa no se ha olvidado de compartir su alegría con “todos los misioneros”. “Todos los que hacen el bien están aquí conmigo”.
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