El Señor nos conceda la paz .
| Luis Van de Velde
“ (…[1]) radioyentes con el saludo bíblico que Dios mandaba cuando se dirigían a su pueblo, ya que los cristianos somos el Israel espiritual de dios, somos el pueblo de Dios, y para nosotros es este precio augurio[2] del año nuevo: “El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor se fije en ti y te conceda la paz.”. No podía hacerse un saludo más oportuno y espléndido para el año nuevo que estas palabras que la Biblia pone a nuestra consideración esta mañana.”
Mgr. Romero inicia su primera homilía del año 1978 con un saludo de bendición tomado de la primera lectura de este domingo. Que el mismo saludo sea también hoy, la bendición que Monseñor Romero nos pronuncia al iniciar el año 2023.
En esta reflexión semanal queremos relacionar estrechamente las oraciones con la práctica del creyente que las expresa. Fijémonos en cada frase de ese saludo.
El Señor te bendiga. – Yavé te bendiga. Pedirle a Dios que bendiga a alguien, a una comunidad, a un pueblo, nos exige el compromiso de ser bendición para esa persona, esa comunidad y ese pueblo. Hoy día se oye muchas veces como saludo la palabra (deseo) “bendiciones”. Pero nos preguntamos: ¿hasta dónde llega nuestro compromiso? ¿Estamos dispuestos a ser instrumento en las manos de Dios para ser una verdadera bendición concreta? Bendición, viene de “decir el bien”, “significar el bien”, “ser el bien” para el otro/a. Somos bendición cuando nuestra palabra, nuestra presencia, nuestro actuar hace “bien”, da “vida” y “alegría” a la otra persona. Y ella podrá decirnos cómo se siente. Dios no tiene otro camino para ser bendición que el nuestro.
El Señor te proteja. – Yavé te guarde. En un entorno de crisis, de violencia, de miseria, de frialdad (humana), de migración y búsqueda de asilo, … la protección se hace la mejor expresión de la bendición. En los países donde se busca solicitar asilo, se busca sobre todo protección: garantía de poder escapar de la muerte (en todas sus formas). Las imágenes de migrantes huyendo de sus propias tierras que caminan meses, que ser arriesgan en barquitos, que duermen en la intemperie, que sufren hambre y se quedan sin ropa, … son los gritos de personas y familias que piden protección y acogida. El saludo – bendición que diga “El Señor te proteja” nos compromete a facilitar esa protección real. En Bélgica (como en otros países) llegan migrantes, pero muchos deben pasar la noche en las calles porque el estado no tiene lugares de protección básica. Voluntarios/as de “Casas de Paz” ayudan a migrantes ya reconocidos/as a encontrar una vivienda de alquiler. Esto es un ejemplo concreto de ser protección, ser instrumento en las manos de Dios para proteger.
El Señor ilumine su rostro sobre ti. – Yavé haga resplandecer su rostro sobre ti. Pedimos a Dios que saque a las personas de la oscuridad, que puedan hacerse presentes, visibles y valoradas, que ya no deban esconderse, que puedan ser lo que son, que puedan estar en la luz divina, que puedan ser verdaderamente imagen de Dios. El libro de proverbios (16,15) ilustra que cuando el Señor ilumina el rostro del rey (en representación del pueblo) , hay vida. Esta oración donde pedimos que Dios haga resplandecer el rostro de la otra persona, estamos pidiendo que tenga vida y en abundancia (Jn 10,10). Pronunciar esta oración solo se hace sincera si la persona orante se compromete a significar vida para otros/as. En realidad la vida está muy amenazada para la mayoría de la humanidad y en ciertos momentos en cada uno/a de nosotros/as. Hacer hasta lo imposible para que otros/as tengan vida es ser instrumento en las manos de Dios para que Su Luz ilumine el rostro.
El Señor te conceda su favor – te conceda lo que pidas. En el “Padre Nuestro” Jesús nos ha enseñado con qué palabras podemos orar. Lo que el/la creyente seguidor/a de Jesús le pide a Dios es: que venga su Reino, que se haga su voluntad en esta tierra, que tengamos el pan de cada día, que seamos capaces de perdonar, que no nos perdamos en las situaciones de crisis y oscuridad, que no seamos víctimas de la maldad. Son seis peticiones que a la vez son 6 compromisos en el camino de Jesús. Decirle a alguien “Dios te oiga” (Dios te concede el favor) solo es auténticamente evangélico si nosotros mismos nos jugamos la vida siendo instrumento en las manos de Dios para que se cumpla esa oración.
“El Señor se fije en ti” – Yavé vuelve hacia ti su rostro. Esta oración está muy relacionada con la anterior que pide que Su Luz ilumine su rostro. Por supuesto que Dios siempre se fija en nosotros/as. Es de ver si nosotros/as nos fijamos en Dios. El nos mira con corazón y ojos de madre – padre. Se fija en nosotros para decirnos que nos llama, que cuenta con nosotros/as para construir su Reino, para que su Tienda pueda estar entre nosotros/as. Sabemos lo que entre nosotros puede significar el mensaje que transmiten nuestros ojos. Para que nos demos cuenta que Dios se fija en nosotros, dirige sus “ojos” hacia nosotros/as, cuenta con nuestra colaboración: nuestros ojos serán los ojos de Dios, para transmitir mensajes de vida y esperanza, para convocar al otro a descubrir su misión en esta historia.
“El Señor te conceda la paz” - Yavé te dé la paz. Por último esa oración desde lo más profundo del corazón humano, el grito por la paz. Es triste y decepcionante descubrir que las historias humanas, en todos los continentes, han sido historias de guerra, de conquista, de represión, de violencia, de explotación. Las épocas de paz (fruto de justicia) han sido muy cortas y muchas veces a medias (para ciertos sectores). La oración por la paz en el corazón, entre vecinos, en la comunidad, en el pueblo, entre los pueblos, en el mundo…. es quizás el grito más fuerte, el anhelo más profundo, la esperanza más grande. Así decimos también que orar que Dios dé la paz a las personas y los pueblos nos exige ser constructores de paz, promotores de paz. Por supuesto no es la paz de los cementerios o la paz de los vencedores violentos. Pedir la paz es luchar contra el hambre, luchar por relaciones comerciales justas y honestas, destruir los muros y construir puentes, invertir en la economía solidaria y desmontar la maquinaria diabólica de la industria armamentista,… Pedir la paz es ser pacifista, es transmitir paz, es ser embajador/a de la paz.
Deseamos un FELIZ AÑO NUEVO con esas palabras de la bendición bíblica que Monseñor Romero nos repite hoy: ““El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor se fije en ti y te conceda la paz.” Hagamos, pues, que este año 2023 sea de verdad más NUEVO, más feliz para más personas, más familias, más pueblos, para la humand
Reflexión para el domingo 1 de enero de 2023. Para la reflexión de este día hemos tomado una cita de la homilía durante la eucaristía - Ciclo A , del 1 de enero de 19787. Homilías, Monseñor Oscar A Romero, Tomo II, Ciclo A, UCA editores, San Salvador, p.171
[1] El saludo no está registrada íntegramente en la reproducción magnetofónica de la homilía.
[2] Num 6,24-26 - parte de la primera lectura de la liturgia de hoy.