"Ha sido 'el conservador revolucionario'; y ha sido 'el amigo que crea enemigos'" José Ignacio González Faus: "Bergoglio, 'Oh noche amable más que la alborada'"

La primavera del Papa Francisco
La primavera del Papa Francisco

"En cambio, Francisco ha sabido centrar la fe cristiana y la misión de la Iglesia en aquello que es el centro del evangelio: la máxima dignidad y la presencia más real de Dios en aquellos que son los sufrientes y los oprimidos de nuestra sociedad, sin los cuales toda religiosidad queda falseada"

"Francisco ha sido el papa de la fraternidad, del “todos”, de la amistad sincera y profunda con algún rabino judío y algún imán musulmán; pero ha creado divisiones muy serias allá por donde pasaba"

N.d.R. Unos días antes de su muerte, le pedimos a José Ignacio González Faus un artículo sobre el difícil momento que, entonces, estaba pasando el Papa Francisco, internado en el Gemelli. Y nos mandó este artículo con esta advertencia: 

Amigos: ya conoceréis el dicho de que cuando amenaza lluvia y has de salir a la calle, lo mejor para que no llueva es coger un paraguas. Digamos pues que este adjunto es un intento de evitar la muerte de Francisco...No obstante, tengo la gran sospecha de que de esta no sale: he conocido bastantes casos de esos enfermos que están  muy graves, que un día te dicen: "ha experimentado una leve mejoría"... Y a los pocos días de eso se mueren.
Contando con eso he redactado lo que adjunto para que, si sucede así, por si acaso yo estoy entonces durmiendo, o de juerga, o en la cama, o curando alguno de mis achaques, podáis ponerlo en el blog al instante; lo cual será un tanto para vuestra institución (RD o CJ).
Si me equivoco y no muere tampoco pasa nada. Guardamos esto y ya veremos cómo van las cosas en el futuro y si este papel todavía vale: a lo mejor Fco. da algún nuevo paso inesperado, o me muero yo antes, o lo que sea... "Ya veremos" (como dicen los ciegos...)
Haced pues lo que queráis y perdonad el rollo.

Especial Papa Francisco y Cónclave
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papa francisco
papa francisco

El momento pide solo un flash rápido. Luego los historiadores y los periodistas ya irán haciendo películas más largas. Creo que esa dialéctica de Juan de la Cruz entre la noche y la madrugada puede resumir mi impresión ante el papa que acaba de dejarnos. Y la concretaré en dos ejemplos: ha sido “el conservador revolucionario”; y ha sido “el amigo que crea enemigos”. Vamos a vernos y a sacar de ahí una primera lección

1.- Desde el punto de vista teológico, Francisco no ha sido ningún revolucionario: daba la impresión de que su pensamiento terminaba en Guardini (gran maestro por otro lado). Pero nombres como Rahner, Metz, Moingt, o Schillebeeckx o Küng no parecían resonar en sus palabras. Y cuestiones hoy discutidas como la existencia de Satanás, la crítica histórica de la Biblia, el significado real de la virginidad de María y de la concepción virginal de Jesús o el carácter “sacerdotal” del ministerio eclesiástico…, si aparecen aludidas en alguna de sus palabras, es siempre desde la comprensión más clásica.

Papa FRancisco y la primavera sinodal
Papa FRancisco y la primavera sinodal

En cambio, Francisco ha sabido centrar la fe cristiana y la misión de la Iglesia en aquello que es el centro del evangelio: la máxima dignidad y la presencia más real de Dios en aquellos que son los sufrientes y los oprimidos de nuestra sociedad, sin los cuales toda religiosidad queda falseada. Ello le ha convertido en el papa más revolucionario de los últimos siglos. Y le ha granjeado la más dura oposición de los sectores conservadores de la Iglesia y la más sincera simpatía de todas las izquierdas de hoy, creyentes o no.

2.- Por otro lado, Francisco ha sido el papa de la fraternidad, del “todos”, de la amistad sincera y profunda con algún rabino judío y algún imán musulmán; pero ha creado divisiones muy serias allá por donde pasaba. Tanto que algunos han hablado incluso del peligro de un “cisma”. Y tanto que según testimonio expreso del cardenal Herranz de 93 años (y miembro del Opus Dei: lo cual hace más creíble ese testimonio), grandes entidades y empresas multinacionales están pagando a “espías” de todo el colegio cardenalicio, para poder determinar cuál es el cardenal más contrario a su línea, y hacer luego propaganda mediática para que sea ese el próximo papa.

Pero este capítulo requiere una explicación más larga porque parece que en él, aun manteniendo su capacidad de unir y dividir, Bergoglio ha dado un giro de 180 grados.

Cuando acabó su provincialato en Argentina, dejó una provincia tan dividida que el General de los jesuitas (P. Kolvenbach) hubo de recurrir a nombrar personas no argentinas para todos los cargos de aquella provincia: un provincial colombiano, un maestro de novicios español etc. Me recuerdo hacia el 2012 en Montevideo, escuchando a gentes de comunidades cristianas que me decían cosas como “Bergoglio no nos puede ver…, si pudiera acabaría con nosotros” (aunque ya por entonces surgía alguna voz que decía: “pero dicen que ahora de obispo ha cambiado mucho…”). 

Papa, gran reformador
Papa, gran reformador

Póngase si se quiere a esos comentarios el coeficiente de exageración típico de este tipo de chismes. Pero también recuerdo que el día de su elección papal, estaba yo en la sala de televisión con un alto cargo jesuita, y cuando el cardenal protodiácono anunció el “gozo grande” de que “tenemos papa” y pronunció el nombre de Jorge Mario Bergoglio, mi compañero jesuita no pudo reprimir un comentario bien pesimista del tipo de: menudo “gozo” y que Dios nos ayude. Y, por supuesto, tanto él como los católicos de Montevideo antes aludidos, han sido luego de los más fervorosos partidarios de Francisco.

3.- ¿Cómo se explica ese giro de 180 grados?  Quizás aquí es donde aparece la noche que titulaba estas líneas. Yo he vivido ajeno a estos debates, pero me ha sido iluminador lo que cuenta el escritor británico Austen Ivereigh, amigo personal de Bergoglio y autor de la que debió ser primera biografía de Francisco, titulada El gran reformador. Retomo de allí dos episodios.

El primero es una temporada de “destierro” del exprovincial Bergoglio en Córdoba de Argentina (1990-92), y comentarios de gente que solían ver “un rostro nervioso y frágil que se pasaba horas mirando por la ventana” de su residencia, y comentaban: “está enfermo” (p. 281). El segundo es una visita que tuvo Bergoglio siendo ya arzobispo de Buenos Aires, de un cura que debía andar con problemas muy serios. Y que terminó con estas palabras del arzobispo: “mire, yo pasé mi noche oscura; creo que usted va a tener que pasar la suya”.

Cuál fue esa noche no nos importa a nosotros aunque algo es fácil de imaginar, sobre todo de su intensidad. Pero sí que es importante el viejo testimonio de que de las noches podemos salir así de transformados; y el deseo de que ojalá ocurra lo mismo a alguno de esos cardenales que ahora pueden encontrarse en situación similar, y no cesan de hablar contra Francisco. Porque lo que resultó de aquella noche “franciscana” es que: 

Papa de la primavera
Papa de la primavera

-Los cambios son posibles, pero costosos. 

-Y que al papa que hoy se va, podemos despedirlo con unas palabras bastante serias del evangelio: “ha sido puesto para que saliera a la luz lo que había en el fondo de muchos corazones” (cf. Lc 2,35). 

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