Joven sinfonía
¡Feliz viernes! El compositor de hoy es uno de los grandes de la época posromántica. Sus inmortales melodías nos acompañan y nos acompañarán desde siempre, y sus grandes construicciones musicales son verdaderos monumentos.
Se trata de Serguéi Rajmáninov (1873-1943), compositor ruso nacido en Semiónovo. Casi puede afirmarse que tras él terminó el romanticismo ruso. Su familia era pudiente y amaba la música por lo que el talento innato del maestro se benefició de ello. Estudió en San Petersburgo y luego en Moscú donde se formó al piano (de forma totalmente estricta) con su primo Alexánder Siloti. Chaikovski lo animó a componer y la prueba de ello fue que ganó la medalla de oro del conservatorio con una ópera. Ya consagrado como solista, viajó extensamente por Estados Unidos y su fama se hizo allí casi mítica. Con la Revolución rusa se marchó a Suiza y luego terminó de nuevo en Estados Unidos. Su técnica era realmente asombrosa. Tenía una mano grande y era capaz de abarcar intervalos que otros compositores no podían ejecutar. Otros colegas de la profesión lo calificaron como «cósmico» y «abrumador» y la precisión y claridad que alcanzaba era algo inalcanzable casi por los demás.
Escucharemos su Sinfonía en re menor subtitulada de juventud. Fue compuesta en 1891 y el compositor no consiguió componer de ella más de este movimiento. Parece ser que aunque pretendía componer una sinfonía completa, le costó un gran esfuerzo solamente escribir su primer movimiento, por lo que no avanzó más. Su orquestación para un conjunto completo y su sección principal (tras la introducción lenta) lleva la indicación de Allegro moderato. Es cierto que los sonidos que escuchamos están muy inspirados por los de su maestro, pero el genio de Rajmáninov ya empieza a volar solo, con una agradable melodía y una estructura muy conseguida.
La partitura de la composición puede descargarse aquí.
La interpretación es de la Real Orquesta del Concertgebouw de Ámsterdam dirigida por Vladimir Ashkenazy.