Liturgia de NAVIDAD 2024 (C)

Liturgia de NAVIDAD 2024 (C)
Liturgia de NAVIDAD 2024 (C)

El niño mago

¡Se acabaron las estrellas!

Hay tantas noches negras

y tengo tantas ganas...

que las regalé a puñadas,

en cucurucho a los niños

y a los hombres a brazadas.

Me queda un espejo,

en el que quiero enviarte

tu propio eco,

tu mismo reflejo.

Cuando en él te mires,

observa y siente las muchas cintas

de colores miles,

que diciendo ¡gracias!,

me unirán, como estelas,

a tus manos blancas.

Y, en Navidad,

cuando vayas al Portal

donde nace nuestro Amor,

corta un pico de la estrella

y… ¡dáselo!

Cuando se quede dormido,

despacito ¡cógelo!

Y me lo envías,

brillando de Niño,

brillando de Amor,

para llenar mi sombrero

de cachitos de ese pico,

de cachitos de fulgor.

¡Que sí! ¡Que quiero ser mago!

Y extasiarme con sus luces.

Y llenarme de ilusión.

Y dar estrellas regalo

fundidas con corazón.

Y repartir a los hombres

de esa cuna, Niño mío,

de esa cuna el resplandor.

Jairo del Agua

NAVIDAD 2024 (C)

El amor permanente y entrañable de Dios Padre, que nos habita y sostiene, la presencia luminosa de Jesús Resucitado, su Luz y el impulso de su Espíritu ESTÁN con todos vosotros.

Y con tu Espíritu


MONICIÓN DE ENTRADA


Cuando nace un niño, es como si se iluminase toda la tierra, porque viene una nueva vida al mundo. Los padres, la familia y los amigos celebran una gran fiesta.

Hoy hace 2024 años que un niño iluminó, de una forma maravillosa, las tinieblas de la noche. Fue algo que nunca se olvida ni se olvidará en esta noche: el nacimiento de Jesús, el hijo de Dios. Desde entonces la tierra ya no está a oscuras.

Hoy vamos a centrar nuestra atención en este niño. Piensa lo que él significa para ti. Puede ser símbolo de muchas cosas... Sin su luz tu vida hubiese sido completamente distinta.

Permite que hoy, este niño, transmita a tu corazón un mensaje nuevo... Algo que llevarás contigo durante toda la vida, porque hoy es Navidad y la luz ha brillado en nuestros corazones con nuevo resplandor.


PREGÓN DE NAVIDAD


Queridos amigos:

Escuchad algo que maravilla a todos los hombres de la tierra.

Escuchad esto que es muy antiguo y, también muy nuevo:

 Los hombres llevaban muchos años queriendo conocer a Dios.


Se sentían solos y tristes en la tierra. sobre todo en invierno, cuando todo es más oscuro y hace más frío, y se preguntaban:

 ¿Cuándo vendrá la luz al mundo...?

¿Cuándo vamos a sentir el cariño de Dios...?

¿Cuándo vamos a ser felices?

Y una noche, sin que se enterase nadie, en Belén, en una cueva, nació Jesús.


Sus padres se llenaron de alegría,

y también los pastores.

Les hizo mucha ilusión conocer a aquel recién nacido, que venía a decirnos

lo que nos quiere Dios.

Desde entonces, aquella noche es Navidad.

Desde entonces, aquel niño se llama Jesús.

Desde entonces, todos los humanos sentimos alegría y calor, porque es Navidad: La Fiesta de la Paz.


Y ahora nosotros unimos nuestras voces a las de los ángeles que aquella noche cantaron diciendo:


GLORIA

Gloria a Dios en el cielo y en la tierra Paz...

Tú que quitas el pecado del mundo, Tú tienes piedad de nosotros...

Tú que quitas el pecado del mundo,  Tú atiendes nuestras súplicas

Tú que estás sentado a la derecha del Padre,  Tú tienes piedad de nosotros…


ORACIÓN COLECTA


¡Gracias DIOS y Padre nuestro!

Porque cada navidad es un ascensor por el que Tú te empequeñeces y a nosotros nos haces grandes.


Porque cada navidad es un ascensor por el que elevas nuestro espíritu y llenas de paz nuestros corazones.


Porque cada navidad es un ascensor donde aprendemos a saludarnos y a querernos, a desearnos toda clase de parabienes.


Porque cada navidad es un ascensor donde nos miramos frente a frente y no por encima del hombro.


Porque cada navidad dejamos que pase primero el humilde y el sencillo, el menos agraciado y al que la suerte menos le sonríe.


Porque cada navidad es un ascensor en el que los hombres y mujeres aprendemos a caminar en la misma dirección. A respirar el mismo oxígeno de paz. A mirar hacia lo alto. A mirar hacia el cielo como María.


Porque cada navidad es un ascensor desde donde se divisa lo mucho que queda por hacer en la tierra. Lo insignificante que hay en ella y la grandeza de lo que arriba espera.


Porque cada navidad es un ascensor donde, tú oh Dios, te haces botones, siervo, niño, humilde, hombre.


¡Gracias Dios y Niño, hombre y Dios!


Porque cada navidad es un ascensor que va frenándose en cada corazón que se preocupa por llamarte, de solicitar tu parada, de pedir que tus puertas se abran para entrar de lleno en el misterio.

¡GRACIAS DIOS!


Lectura del libro de Isaías (52,7-10):


¡QUÉ hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que proclama la paz, que anuncia la buena noticia, que pregona la justicia, que dice a Sión: «¡Tu Dios reina!».

Escucha: Tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión.

Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén, porque el Señor ha consolado a su pueblo, ha rescatado a Jerusalén.

Ha descubierto el Señor su santo brazo a los ojos de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la salvación de nuestro Dios.


Salmo 97


R/. Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios.


V/. Cantad al Señor un cántico nuevo,

porque ha hecho maravillas.

Su diestra le ha dado la victoria,

su santo brazo. R/.


V/. El Señor da a conocer su salvación,

revela a las naciones su justicia.

Se acordó de su misericordia y su fidelidad

en favor de la casa de Israel. R/.


V/. Los confines de la tierra han contemplado

la salvación de nuestro Dios.

Aclama al Señor, tierra entera;

gritad, vitoread, tocad. R/.


V/. Tañed la cítara para el Señor,

suenen los instrumentos:

con clarines y al son de trompetas,

aclamad al Rey y Señor. R/.


Lectura de la carta a los Hebreos (1,1-6):


En muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas.

En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos.

Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de la Majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado.


Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: «Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy»; y en otro lugar: «Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo»?

Asimismo, cuando introduce en el mundo al primogénito, dice: «Adórenlo todos los ángeles de Dios».


Lectura del santo evangelio según san Juan (1,1-18):


R/Gloria a ti, Señor.


En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.

Él estaba en el principio junto a Dios.


Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.


Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.


Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.


No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.


El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.

En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.

Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron.


Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.


Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.


Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.


Juan da testimonio de él y grita diciendo:

«Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».

Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.

Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.


A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.


Palabra del Señor

R/Gloria a Ti Señor Jesús


HOMILÍA

El texto evangélico que hemos escuchado parece un texto poco apropiado para este día. Demasiado solemne y profundo, demasiado serio. Quizá esta percepción sea solo fruto del ambiente alegre pero un tanto superficial que estos días vivimos, en el que el motivo de la alegría, el hecho de la Navidad, queda arropado y a veces hasta oculto en tantas otras cosas.

A pesar de toda su solemnidad, es un texto que nace de la experiencia de fe de nuestras primeras comunidades y, como tal, llega a implicarnos, a sumergirnos a cada uno de nosotros, en el misterio de la Navidad.

Vamos a intentar acercarnos a este texto  como un regalo de Navidad, porque eso es, un texto para contemplar anonadados y emocionados, para descubrir en él la Buena Noticia de la Navidad. Os invito a pararnos en algunas expresiones que nos pueden sonar más claras y sugerentes:

“Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros” Dejemos que resuene en nuestro interior esta noticia. Dios, nuestro Dios, que como buen padre-madre había intentado muchas veces y de muchas maneras comunicarse con nosotros, decirnos cómo es y cómo nos ama, ahora va a por todas. Se hace carne, humano, niño, frágil… tan parecido a mí que me es posible entenderle. Me habla desde dentro, en mi lenguaje. Lenguaje y palabra que ha tomado carne en Jesús.

Al contemplarle en la cuna, en la calle, en la creación, en la historia, entiendo cómo es Dios. Entiendo cómo me ama y me salva de mis egoísmos, de mi superficialidad. Y lo entendemos no solo porque nos lo hayan explicado así sino porque fundamentalmente nos fiamos de estos primeros hermanos que nos dicen: “Nosotros hemos visto su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad”. En ese “nosotros” estamos tú y yo.

¿Hemos visto su gloria? ¿Dónde, cuándo tuvimos la sensación honda de que en medio de una situación profundamente humana estaba presente Dios? ¿La percepción de que en las palabras de un amigo nos hablaba el Señor?

“Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron”  Vino a los suyos, vino a aquellos que se pasaban la vida diciendo “Ven Señor”, como los profetas, pero que quizá nunca sospecharon que respondiese: “Voy”, estoy llegando, y he venido para quedarme…

Sin duda somos de los suyos. Hemos rezado muchas veces este Adviento, y muchos otros: ¡Ven Señor! Nos hemos preparado para la Navidad, participamos asiduamente en la eucaristía y leemos su Palabra… ¿Pero la recibimos cuando viene a nosotros de una forma que no es la que pensábamos? Es dura la afirmación del evangelio de hoy. Nos enfrenta directamente con la pregunta ¿Le recibo? ¿Te recibo, Señor? ¿Cómo sé que mi respuesta es sincera?

El texto de hoy nos invita a contemplar la bondad de nuestro Dios que se hace presente entre nosotros, pero también a contemplar nuestra actitud y nuestra respuesta. No es Navidad para mí, dificulto que lo sea para mi entorno, si pertenezco a “los suyos” que no le recibieron. 

Y por último  “A todos los que la recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios” He aquí la respuesta. Recibirle me hace hijo de Dios. Me introduce en su familia cercana. Ya no solo soy nacido, nacida, de la carne y la sangre, sino engendrado por Dios, podríamos decir con genes divinos, con su “aire de familia” ¡Nos parecemos a Dios!

La gran noticia de la Navidad no solo tiene como protagonista a Dios. Es, nos dice San Juan en este evangelio, algo de Dios y mío. Algo que nos deslumbra y deja anonadados por la hondura de su misterio de amor, pero a la vez algo que solo transforma mi vida si le recibo, que solo cambia nuestra historia si le acogemos. ¡Somos protagonistas necesarios de la Navidad!

Que como los primeros cristianos podamos afirmar que hemos visto su gloria, porque hemos constatado en nuestra vida múltiples signos de una plenitud que nos supera, de unas gracias inmerecidas y muchas veces hasta inesperadas. Que esta Navidad experimentemos con gozo que, aun en medio de las situaciones de dolor, problemas y desánimo que estamos viviendo, “De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido, y seguimos recibiendo, gracia sobre gracia”.

¡Feliz Navidad!

CREDO


Sacerdote.- ¿Creéis en Dios, que es nuestro Padre, que ha hecho todas las cosas y nos cuida con amor?

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en Jesucristo, que ha puesto su Morada entre nosotros, para hacernos conocer a Dios Padre?

Todos.- Sí, Creemos.


Sacerdote.- ¿Creéis en el Espíritu Santo que vive entre nosotros, y anima a la Iglesia y a todos para hacer un mundo mejor?

Todos. Sí, Creemos.


Sacerdote: ¿Creéis en la resurrección y en la Vida eterna, que ya comenzamos a disfrutar aquí y disfrutaremos plenamente al final de nuestro camino por esta vida?

Todos. Sí, Creemos.


ORACIÓN UNIVERSAL


En este día queremos hacernos uno con toda la humanidad y ser anuncio de la Buena Noticia que se nos ha regalado en Jesús. Oremos.


Queremos transmitir alegría


• Queremos en la Iglesia ser proclamación de otro mundo, ser fragilidad acogida junto a los frágiles de la tierra; ser referente de una esperanza que nos trasciende y nos unifica.


Queremos transmitir alegría


• Deseamos que nuestra alegría de este día llegue a todos los rincones de nuestros entornos, ser siempre motivo de confianza y alegría en medio de la vida cotidiana.


Queremos transmitir alegría


• Todos nosotros nos comprometemos definitivamente con el modo de ser y hacer de Jesús de Nazaret, ser siempre cauce de bien, de futuro, de posibilidad.


Queremos transmitir alegría


• Anhelamos ser sembradores de Vida, de fragilidad aceptada y fecundada, de fraternidad universal, de amor que sostiene y consuela, de justicia y de paz.


Queremos transmitir alegría


Jesús de Nazaret, niño frágil, este día adoramos, bendecimos y agradecemos tu presencia entre nosotros, deseamos que nos conmueva por dentro y nos invite a ser “prójimos” junto a los frágiles de este mundo. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

En el momento de presentar la OFRENDA de toda la Iglesia oremos a Dios Padre Misericordioso


El Señor reciba de tus manos esta OFRENDA…

ORACIÓN OFRENDAS


Junto con el pan y el vino te ofrecemos nuestros deseos de celebrar la verdadera Navidad. Una Navidad de ilusión y alegría, de cercanía, cariño y esperanza. Que Jesús inunde nuestras vidas y nos haga más humanos y sencillos. PJNS


PREFACIO


El Señor está con vosotros  

Y con tu Espíritu

Levantemos el corazón

Lo tenemos levantado hacia el Señor

Damos gracias al Señor nuestro Dios

Es justo y necesario


Verdaderamente es digno y justo que nosotros,

convocados por tu palabra,

te honremos y demos gracias

usando precisamente el don de palabra que nos diste.


Te reconocemos ante el mundo como nuestro Padre,

el progenitor de la humanidad y de toda la creación.

Mediante tu palabra existió todo

y sin tu palabra no existió cosa alguna.


Tu palabra contenía la vida

y al hacernos partícipes de tu palabra,

nos comunicaste vida y luz,

una luz que brilla siempre, aun en la tiniebla.


Te bendecimos, Padre,

porque has querido habitar en lo hondo de nuestro ser

y nos hablas y quieres que nos comuniquemos contigo

y también entre nosotros.


Por todo ello, nos unimos a los profetas

y a cuantos dieron testimonio de Ti en este canto de alabanza.

SANTO, SANTO, SANTO…


CONSAGRACIÓN Y PLEGARIA


SANTO eres en verdad, Padre,

y con razón te alaban todas tus criaturas,

ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro,

con la fuerza del Espíritu Santo,

nos das Vida y santificas todo.


Congregas a tu Pueblo sin cesar,

para que ofrezca en tu honor esta OFRENDA

desde donde sale el sol hasta el ocaso.


Recibimos tu Espíritu con alegría

para que santifique este pan y este vino

y se conviertan para nosotros

en el sacramento del Cuerpo y + la Sangre de Jesús,

en la Persona y la Vida de Jesús, aquí significadas.


Porque Él mismo,

la noche en que iba a ser entregado,

habiendo amado a los suyos,

que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.


Mientras cenaba con sus discípulos,

tomó un pan, y dando gracias te bendijo,

lo partió y lo repartió a sus discípulos, diciendo:


TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL,

PORQUE ESTO ES MI CUERPO,

QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.


Del mismo modo, acabada la cena,

tomó el cáliz,

y, dándote gracias de nuevo,

lo pasó a sus discípulos, diciendo:


TOMAD y BEBED TODOS DE ÉL,

PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,

SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,

QUE SERÁ DERRAMADA POR VOSOTROS

Y POR TODOS LOS HOMBRES

PARA ILUMINAR VUESTRAS VIDAS.

HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.


ÉSTE ES EL SACRAMENTO DE NUESTRA FE.


Anunciamos y proclamamos tu resurrección, ven Señor Jesús


Así pues, Padre, al celebrar ahora el memorial

de la ENTREGA de Jesús,

de su admirable resurrección y ascensión al cielo,

mientras esperamos su venida gloriosa,

te ofrecemos, en esta acción de gracias,

TODO lo que somos y tenemos.


Tú diriges tu mirada sobre esta OFRENDA de tu Iglesia

y reconoces en ella nuestra adhesión a Jesús,

que vino a revelarnos tu rostro

de verdadero Padre, que nos ama sin límite.


Nos unimos en este sacramento al Cuerpo y la Sangre de tu Hijo aquí significadas,

que se entregó por nosotros para dejarnos su ejemplo de Vida.

Y nos abrimos de todo corazón a tu Espíritu Santo

para ser iluminados y fortalecidos en el seguimiento de Jesús, tanto individual como colectivamente.


Y así, unidos como hermanos,

formemos con Cristo un solo cuerpo

y un solo espíritu.


Él nos transforma en verdaderamente humanos

en nuestro diario caminar hacia tu Heredad,

donde seguiremos alabándote 

junto con tus elegidos,

con María, la Virgen Madre de Dios y madre nuestra, su esposo san José,

los apóstoles y los mártires,

y todos los santos,

que nos precedieron en el camino hacia Ti.


Te ofrecemos, Padre, nuestro compromiso de adhesión a Jesús,

que ratificamos en esta celebración,

para que contribuya a la Paz y

la Humanización del mundo entero.


Confirmamos nuestra lealtad con esta tu Iglesia,

que peregrina en la Tierra,

fortalecida por nuestra fe y caridad.


Nos unimos a TODOS tus hijos de este Pueblo,

iluminado y fortalecido por Jesús,

junto con sus servidores: el papa Francisco,

nuestro obispo N…,

el orden episcopal, los presbíteros y diáconos.


Tú atiendes los deseos y compromisos

de esta Familia,

que has congregado en tu presencia

en este domingo, día en que Cristo

venció a la muerte.


Él nos ha hecho partícipes de su Sabiduría y Fortaleza, para que imitemos su ejemplo

en el camino hacia tu Heredad eterna.


Te damos GRACIAS porque nuestros

hermanos difuntos…, familiares,

amigos y miembros de nuestra Comunidad,

tras su maduración en este mundo,

ya disfrutan contigo en tu casa del Cielo.


Queremos ser parte del Reino interior,

que tu Hijo nos reveló,

y extenderlo a nuestro mundo

para que podamos gozar TODOS de tu felicidad eterna,

junto con Cristo, Señor nuestro,

por quien concedes al mundo todos los bienes.


Por Cristo, con Él y en Él, a Ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén.


PADRENUESTRO


PADRE Y MADRE NUESTRA

EN QUIEN SOMOS Y VIVIMOS.

Santificado sea tu nombre.

Venga a nosotros tu reino.

Hágase tu voluntad

en la tierra como en el cielo

TÚ NOS DAS HOY 

NUESTRO PAN DE CADA DÍA.

TÚ PERDONAS NUESTROS PECADOS

Y NOSOTROS QUEREMOS PERDONAR

A LOS QUE NOS OFENDEN.

No nos dejes caer en la tentación.

Y líbranos del mal. Amén.

CORDERO DE DIOS


Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú TIENES piedad de nosotros

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, Tú NOS DAS la paz


Jesús nos invita a ser pan partido y repartido para los demás.


ORACIÓN FINAL


Señora de Belén, Señora de la noche más buena y esperada, Señora del silencio y de la luz, la Paz, la Alegría y la Esperanza, Señora de la sencillez de los pastores y de la claridad de los ángeles que cantan: "Gloria a Dios en el cielo, Paz en la tierra a los hombres que Dios ama".


Señora de los humildes y de los niños, de los que no tienen nada, de los que sufren soledad, porque no encuentran comprensión en ningún alma.


Gracias por habernos dado al Señor de esta Noche, por habernos entregado el Pan que nos faltaba.


Con tu ejemplo queremos aprender a ser sencillos y pequeños, a no tener ambición por nada. A desprendernos y entregarnos, a ser los mensajeros de la Paz y la Esperanza. Amén.


BENDICIÓN

El Señor os bendice, os guarda

y en sus palmas os lleva tatuados.

Os acompaña en todos los caminos.

Y hace prósperas las obras de vuestras manos.

Sentíos siempre abrazados y bendecidos por este Dios enamorado.

Padre, Hijo y Espíritu Santo

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