¡Feliz martes! La sonata de hoy es muy curiosa por el título (no exactamente el de la publicación, pero relacionado) y porque está interpretada en uno de los granes instrumentos de toda la historia de la música.

Alguna vez ha venido aquí Libby Larsen (1950), compositora estadounidense nacida en Wilmington. Sus obras son de las que más se interpretan en Estados Unidos y tiene un catálogo de lo más extenso que abarca unas quinientas composiciones. Estas se distribuyen casi en todos los géneros musicales: desde obras íntimas para música de cámara o instrumentos a solos a otras para gran orquesta, llegando hasta las quince óperas. Sus composiciones han sido grabadas profusamente y ha conseguido varios premios Grammy. Continuamente está recibiendo encargos de obras, que está firmemente establecidas en el repertorio. En 1973 fundó el Foro de Compositores de Minesota, que poco a poco se ha convertido en un baluarte importantísimo para los compositores de su país. En sus propias palabras: «La música existe en forma de infinito de sonido. Creo que toda la música es la sustancia del propio aire., Es tarea del compositor ordenar y darle sentido al sonido, en el tiempo y el espacio, para comunicar algo que esté vivo por medio de la música».

Vamos a escuchar su Sonata en un movimiento sobre Kalenda Maya. La melodía que lleva ese título es el ejemplo más antiguo de estampie (obra instrumental) que se conoce y data del siglo XIII. Parece ser que es el trovador Raimbaut de Vaqueiras y nuestra compositora de hoy se ha fijado en esta canción de amor para escribir una obra cuando tenía 32 años. La compositora dice que la sonata captura la insistencia de la persistencia del deseo. La compuso en el mes de mayo, algo que inspiró especialmente para escribir su obra.

La interpretación es de Victoria Shorokhova al órgano del Tabernáculo de Salt Lake City.