¡Feliz lunes! Soy de la opinión de que nos queda más música por conocer de la que ya hemos escuchado. Incluso la de los grandes maestros aún podemos escucharlas con oídos nuevos. Hoy vamos a acudir a una obra de un maestro nada conicido.

Creo que nunca había aparecido por aquí Ignacy Feliks Dobrzyński (1807-1867), compositor polaco nacido en Romanów. Estudió con su padre, que era músico de la corte, y luego en el conservatorio de Varsovia en el que por aquel entonces estudiaba Chopin. En Varsovia se dedicó a dar clases y a dar conciertos en diversos salones, principalmente con objeto de potenciar el valor de la ciudad. Sus obras empezaron a ser conocidas fuera de Polonia e incluso a recibir diversos premios, algo que hizo que fuese conocido en Alemania. Dobrzyński admiraba mucho a Chopin, pero su estilo fue más modesto que el de este, quizá algo más sofisticado en las últimas composiciones para piano, en las que trasciende algo lo provincial. Sus obras se interpretaban con asiduidad en Varsovia, pero han ido cayendo en el silencio.

Hoy escucharemos su Sinfonía n.º 2 en do menor, op. 15 que lleva el subtítulo de Sinfonía Característica en el espíritu de la música polaca. Fue compuesta en 1830 y cada uno de sus movimientos están vinculados a una danza polaca (una polonesa, un kujawiak, una mazurka y un krakowiak), algo que era muy poco habitual en el contexto de la música europea de su tiempo. Su tonalidad y su orquestación son un poco reflejo de la época por la que estaba pasando Polonia en esos momentos. Aparecen contrastes a la vez sombríos y turbulentos, con orquestaciones a veces oscuras y a veces luminosas, constituyendo todo una obra cuya atenta escucha nos recompensará con creces. Sus movimientos son: (1) Andante sostenuto-Allegro vivace, (2) Elegia. Andante doloroso ma non troppo lento, (3) Minuetto alla Mazovienna. Allegro ma non troppo-Trio, (4) Finale alla Cracovienna. Vivace assai-Presto-Prestissimo.

La interpretación es de la Orquesta Sinfónica de la Radio Polaca dirigida por Łukasz Borowicz.