Para un concierto
¡Feliz miércoles! Más o menos todas las obras están compuestas para un concierto, ya sea profano, ya sea sacro (con excepciones, claro). Sin embargo, existe el género de pieza de concierto y hoy vamos a disfrutar de uno de sus ejemplos.
La pieza de hoy es de Cécile Chaminade (1857-1944), compositora francesa nacida en París. Su familia era de músicos y ella empezó a tomar lecciones de música y a componer a una edad bien temprana. Luego siguió estudiando de forma privada puesto que su padre pensaba que la música no era dedicación para una mujer. En 1878 se puso a dar conciertos y se hizo famosa por su recitales. Estos se terminaron convirtiendo en giras internacionales. En Inglaterra llegó a ser la favorita de la reina Victoria. En Estados Unidos tocó en el Carnegie Hall y provocó que se creasen clubs Chaminade. Sin embargo, la sociedad parisina la mantenía al margen y tuvo más éxito en las provincias. Su calidad como persona dedicada a la música hizo que le concediesen la Legión de Honor.
Disfrutemos de su Conzertstuck en fa sostenido menor, op. 40. Es una pieza para piano, orquesta compuesta en 1888 y estrenada en Amberes con la compositora como solista. Empieza con las cuerdas tocando en trémolo al que se les une las trompas, con un tema en cuarta ascendente. La influencia de Wagner es indudable, y también escuchamos los florecimientos de Liszt en el momento en el que el piano hace su aparición. Chaminade llega a desarrollar hasta cuatro temas distintos, en un lenguaje muy francés, con ecos de Saint-Saëns y Bizet y unas armonías que hasta pueden calificarse de exóticas. La orquestación es muy efectiva y brillante, posiblemente gracias a los consejos de su cuñado Moritz Moszkowski.
La partitura de la pieza puede descargarse aquí.
La interpretación es de Rosario Marciano y la Orquesta de la Radio de Luxemburgo dirigidos por Louis de Froment.