Una sinfonía alemana

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¡Feliz viernes! Sinfonías alemanas hay muchísimas, y de grandes maestros de prestigio reconocido. También las hay de otros que, si bien han pasado a la historia, no están en primera línea aun cuando sus obras nos hacen disfrutar.

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Nos visita hoy Johann Christian Cannabich (1731-1798), compositor alemán nacido en Mannheim. Fue un compositor prolífico, también violinista y director de la orquesta de Mannheim en sus mejores tiempos. Se formó con su padre y entró en la orquesta anteriormente citada con doce años. Luego estudió con Johann Stamitz y este lo introdujo en el periodo preclásico. En la década de 1750 estuvo bajo la tutela de Jommelli, primero en Roma y luego Stuttgart. Ahí pudo descubrir a italianos como los Sammartini que también influyeron en él. Mozart creía que Cannabich era el mejor maestro de conciertos que había encontrado, a pesar de que su padre lo calificaba de «miserable garabateador de sinfonías». Como compositor era conocido por sus ballets, aunque hoy día es apreciado por sus más de ochenta sinfonías.

Vamos a escuchar hoy su Sinfonía n.º 63 en re mayor. Está orquestada para dos oboes, dos clarinetes, fagotes, trompas, trompetas y timbales además, obviamente, de las cuerdas. El primer movimiento empieza con una introducción lenta y unísonos para conducir a un Allegro en forma ya clásico, con el característico crescendo de la orquesta de Mannheim. El movimiento lento está en modo mayor y es un Andante Moderato, que empieza con una emocionante melodía del oboe y del primer violín; las cuerdas retoman el tema que ha dejado el clarinete. El Presto final está en forma tripartita con dos sujestos que contrastan.

La interpretación es de Lukas Consort dirigido por Viktor Lukas.

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