"¿Qué mejor manera de hacer olor a oveja, que utilizar la lengua del pueblo que han de servir?" A los dos obispos auxiliares de València: "En la ceremonia de su ordenación, el uso del valenciano fue anecdótico"
"Estimados obispos Fernando y Arturo: La celebración de su ordenación como obispos auxiliares de València, muy digna y bien preparada y que duró más de dos horas y media, me produjo una sensación extraña que me llenó de tristeza. Por eso quiero hacérselo saber a ustedes dos"
"Y es que (una vez más), el uso del valenciano fue anecdótico. Solo la segunda lectura de la misa y dos fragmentos de la homilía del obispo Enrique Benavent y, al final, el himno a la Virgen de los Desamparados, fue en valenciano"
"No sé si alguien puede pensar a estas alturas, que la plegaria eucarística no es válida en valenciano…"
"A pesar de los desengaños, quiero tener la esperanza que ustedes dos, como obispos auxiliares de València, acaben por reconocer la importancia de valorar y de utilizar nuestra lengua en la liturgia"
"No sé si alguien puede pensar a estas alturas, que la plegaria eucarística no es válida en valenciano…"
"A pesar de los desengaños, quiero tener la esperanza que ustedes dos, como obispos auxiliares de València, acaben por reconocer la importancia de valorar y de utilizar nuestra lengua en la liturgia"
Estimados obispos Fernando y Arturo: en primer lugar quiero expresarles mi alegría, porque han sido ordenados obispos auxiliares de València. Ya saben que cuentan con mi oración, para que su ministerio de servicio al Evangelio sea muy fecundo.
Gracias al canal de youtube de la catedral de València, el sábado 11 de enero pude seguir en directo su ordenación. La celebración, muy digna y bien preparada y que duró más de dos horas y media, me produjo una sensación extraña que me llenó de tristeza. Por eso quiero hacérselo saber a ustedes dos.
Tuve la sensación que en vez de la ordenación de dos obispos en la catedral de València, casi parecía una ordenación episcopal en la catedral de Madrid, de Salamanca o de Almería. Y es que (una vez más), el uso del valenciano, la lengua de Sant Vicent Ferrer, fue anecdótica. Solo la segunda lectura de la misa y dos fragmentos de la homilía del obispo Enrique Benavent y, al final, el himno a la Virgen de los Desamparados, fue en valenciano.
Como venimos de épocas donde los obispos de València despreciaban totalmente nuestra lengua (como todavía pasa con los obispos de Sogorb-Castelló y de Oriola-Alacant), un pequeño paso, ya nos parece una gran cosa. Es verdad y lo valoro muy positivamente, el esfuerzo del arzobispo Enrique Benavent por utilizar nuestra lengua en la liturgia. Pero en la ordenación de ustedes dos como obispos auxiliares, la presencia del valenciano fue puramente anecdótica. Ni en el ritual de ordenación, ni en la plegaria eucarística, ni en el Padrenuestro y así hasta el final de la misa, no se usó el valenciano. No sé si alguien puede pensar a estas alturas, que la plegaria eucarística no es válida en valenciano, que la transubstanciación del pan y del vino en el Cuerpo y la Sangre del Señor, no tiene lugar si se hace en valenciano y que el Padrenuestro tampoco es válido en la lengua de Sant Vicent Ferrer.
Obispos Fernando y Arturo: en 2019, hace cinco años, el papa Francisco se dirigía a los cristianos de Isla Mauricio, con unas palabras que confirman la universalidad de la Iglesia. El papa (y los obispos valencianos de Sogorb-Castelló y de Oriola-Alacant harían bien de seguir), decía: “La Iglesia habla todos los idiomas del mundo”. Y el obispo de Roma continuaba así: “La Iglesia Católica, desde el principio, ha llegado a todas las poblaciones”. El papa Bergoglio añadía aún, que él defendía “la riqueza de las diversas tradiciones culturales e incluso religiosas”. Y es que la misión de la Iglesia ha sido siempre anunciar el Evangelio a todos los pueblos. Pero la jerarquía de la Iglesia Valenciana continúa prohibiendo a los cristianos valencianos, que podamos celebrar la fe en nuestra lengua. O como mínimo, restringen el valenciano a en la liturgia, que ocupa un papel anecdótico, como pasó en la celebración del sábado 11 de enero.
Desde hace siglos, en el País Valenciano hemos tenido obispos (con la excepción de Josep Pont, Josep Mª Cases, Rafael Sanus y Enrique Benavent), que se han caracterizado por despreciar la lengua de los cristianos valencianos. De aquí que el Misal Romano, traducido al valenciano por la Acadèmia Valenciana de la Llengua (des de hace años), continúa “secuestrado” en algún cajón del palacio episcopal de València, sin ser aprobado por los obispos del País Valenciano y de la CEE.
La ordenación de ustedes dos como obispos auxiliares, dejó el valenciano reducido a una simple anécdota. Ninguno de ustedes dos, en sus discursos de agradecimiento (al final de la misa), utilizó el valenciano, si exceptuamos las palabras, “Mare de Déu dels Desamparats (!)”, que dijo usted, obispo Fernando. Por eso encuentro que es muy triste, que dos obispos auxiliares de València, ignoren y arrinconen la lengua de los cristianos valencianos.
València es considerada una ciudad de predominio lingüístico valenciano, aunque también se hable castellano, chino, inglés, francés, árabe o coreano. Por eso resulta más que absurdo, que la lengua propia del País Valenciano, como la define el Estatuto de Autonomía, quede relegada a un segundo (o quinto) lugar, en la ordenación de dos obispos valencianos. La celebración parecía que se hacía en Burgos o en Sevilla.
No puedo comprender por qué nuestra lengua es arrinconadade la Iglesia y porque nuestros obispos y presbíteros, y por razones meramente pastorales, no son capaces de utilizar el valenciano en la liturgia. La jerarquía valenciana habría de seguir el ejemplo de sacerdotes admirables, ya fallecidos, com mossèn Vicent Sorribes, Emili Marín, Vicent Faus, Vicent Micó, Joan Llidó, Alexandre Alapont, el P. Riutort.....que trabajaron con ahínco para inculturar la Iglesia de nuestro País.
Somos muchos los que seguimos cada domingo la misa que retransmite À Punt, desde la parroquia de la Asunción de la Virgen de Torrent. Y valoramos muy positivamente que esa misa sea en valenciano. Sería muy importante que ustedes dos, algún domingo la presidieran, para así apoyar el servicio admirable que hacen los sacerdotes Jesús Corbí y Jordi Cerdà, para acercar la Eucaristía, en valenciano, a nuestro pueblo.
En l’Alcúdia, localidad donde yo nací, tuvimos de vicario, a finales de los años sesenta y hasta el 1979 o el 1980, al querido Miguel Díaz, compañero de curso en el seminario del cardenal Cañizares. ¡Qué diferencia entre el uno y el otro! En ser ordenado presbítero, su primer destino fue l’Alcúdia. Y él, que había nacido en Utiel, una ciudad castellanoparlante, hizo el esfuerzo de aprender valenciano. Fue con él que, en mi pueblo, comenzamos la celebración de las misas en valenciano, cada domingo por la mañana.
Como he dicho otra vez, el genocidio cultural que hace la jerarquía valenciana, ignorando y despreciando nuestra lengua, es un ataque a los Derechos Humanos. Y algún día los obispos y los presbíteros valencianos habrán de pedir perdón, por haber arrinconado nuestra lengua en la liturgia.
Un indicador de la estima de los cristianos valencianos por nuestra lengua, es estar subscritos a la revista Saó. Me gustaría mucho que en el palacio episcopal de València y en los tres seminarios de la diócesis, tuviesen esta revista, que reivindica, en nuestra lengua, una Iglesia abierta y conciliar. Usted, obispo Fernando ha sido muchos años rector del seminario de Montcada. Y usted, obispo Arturo, lo ha sido del colegio seminario de la Presentación del Señor y San Tomás de Villanueva.
En sus años de rectores, ¿ustedes han introducido el valenciano para que los seminaristas estén familiarizados con la lengua de Sant Vicent Ferrer? ¿El valenciano es una lengua “normal” en los seminarios de Montcada y de la Presentación, o es también anecdótica su presencia, como lo fue en la ordenación del sábado 11 de enero?
A los obispos y a los presbíteros valencianos se les llena la boca cantando el himno a la Virgen de los Desamparados: La Pàtria Valenciana s’empara baix ton mant. Mucha “Pàtria Valenciana”, pero que poco amor a nuestra lengua.
Por cierto, como sugirió el P. Riutort, creo que se habría de cambiar el final de este himno, que llama a la Virgen, “mare dels bons valencians”. ¿Y quiénes son los buenos valencianos? ¿Quién ha de decir quiénes son buenos valencianos y quienes no lo son? El P. Riutort sugería que en vez de “Mare dels bons valencians”, se dijese: “Mare sou dels valencians”.
Usted, obispo Fernando, en sus palabras al final de la misa, dijo que el ministerio que había recibido, había de ser “fuente de esperanza para nuestra Iglesia”. También yo, a pesar de los desengaños, quiero tener la esperanza que ustedes dos, como obispos auxiliares de València (no de Toledo), acaben por reconocer la importancia de valorar y de utilizar nuestra lengua en la liturgia.
Como servidores del Evangelio y como pastores de la Iglesia valenciana, ustedes dos habrían de hacer olor a oveja, como ha pedido el papa a los obispos y a los sacerdotes. ¿Y qué mejor manera de hacer olor a oveja, que utilizar la lengua del pueblo que han de servir? Así lo están haciendo los obispos valencianos de Lleida i de Solsona y lo hizo, con una gran sensibilidad, el hasta hace unas semanas obispo de Sant Feliu de Llobregat. Como lo hizo también el obispo Tarancon, durante los años que pasó en la diócesis de Solsona.
Con mi oración para que ustedes dos tengan un ministerio episcopal muy fructífero y con mi deseo que en los dos, aumente su sensibilidad por el valenciano, les envío mi abrazo fraterno.
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