"¿Y si reconociéramos la parte de belleza, bien, bondad… en una relación de amor homosexual? Nunca he negado la comunión a nadie
"No, la Eucaristía no es la recompensa de los buenos, sino la medicina de los débiles. Esta frase la escribió el Papa Francisco en Amoris Laetitia y la ha repetido varias veces en varios de sus discursos. Puede parecer una frase más, pero es revolucionaria"
"Hasta ahora veíamos la Eucaristía y la comunión eucarística como el don que se daba a los que llevaban una vida conforme a las enseñanzas de la Iglesia y que se negaba a los excomulgados: convivientes, divorciados vueltos a casar, homosexuales. Así que, inevitablemente, comulgar significaba formar parte de los que están en regla, una especie de sello de persona respetable"
"¿Realmente esa perspectiva papal ha llegado a la Iglesia? Comulgar no significa que somos recompensados porque formamos parte del bien, sino que recibimos fuerza, cada uno de nosotros, para caminar hacia nuestro modelo que es Cristo. Esta nueva perspectiva ¿se ha entendido y comprendido del todo? ¿Somos los ministros ordenados los censores: a ti sí y a ti no?"
"¿Realmente esa perspectiva papal ha llegado a la Iglesia? Comulgar no significa que somos recompensados porque formamos parte del bien, sino que recibimos fuerza, cada uno de nosotros, para caminar hacia nuestro modelo que es Cristo. Esta nueva perspectiva ¿se ha entendido y comprendido del todo? ¿Somos los ministros ordenados los censores: a ti sí y a ti no?"
No, no es una afirmación del que escribe esta reflexión, sino del Papa Francisco durante la rueda de prensa de regreso de su viaje a Hungría allí por septiembre de 2021. “Nunca he negado la Eucaristía a nadie. Nunca he sido consciente de tener delante a una persona como la que usted describe. La única vez que tuve una cosa simpática, en una residencia de ancianos, dije quién quiere comulgar, que levante la mano. Una anciana se levantó, comulgó y luego dijo, 'gracias, gracias soy judía'. Yo le contesté, 'este que le he dado también es judío'”.
El Papa Francisco hablaba en aquella ocasión de la «tormenta que se desató con Amoris Laetitia... siempre condenando... basta de condenas... son hijos de Dios que necesitan nuestra compasión».
Por otro lado, era el propio Vaticano el que advertía a los obispos conservadores estadounidenses que frenaran sus presiones para negar la comunión a los políticos que apoyaban el derecho al aborto, entre ellos el presidente Joe Biden. Pero, a pesar de ello, los obispos estadounidenses insistían y querían votar sobre el asunto en una conferencia virtual… allá por junio del 2021.
La 'santa cruzada' estadounidense
En aquella ocasión la 'santa cruzada' estaba liderada por algunos obispos cuyas prioridades se encontraban claramente alineadas con las del expresidente Donald Trump y que querían reiterar la centralidad de la oposición al aborto en la fe católica adoptando una línea dura. Entre ellos estaba el arzobispo de Los Ángeles, José Gómez, presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, a quien el Pontífice nunca había promovido al rango de cardenal. La preocupación en el Vaticano era no utilizar el acceso a la Eucaristía como arma política.
El Papa Francisco había dicho este mismo mes de junio de 2021 que la comunión «no es la recompensa de los santos, sino el pan de los pecadores». Y el cardenal Luis Ladaria, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, escribió una carta a los obispos estadounidenses advirtiéndoles de que una votación sobre la cuestión podría «convertirse en una fuente de discordia en lugar de unir al episcopado y ampliar la Iglesia en Estados Unidos».
No, la Eucaristía no es la recompensa de los buenos, sino la medicina de los débiles. Esta frase la escribió el Papa Francisco en Amoris Laetitia y la ha repetido varias veces en varios de sus discursos. Puede parecer una frase más, pero es revolucionaria. Hasta ahora, en efecto, veíamos la Eucaristía y la comunión eucarística como el don que se daba a los que llevaban una vida conforme a las enseñanzas de la Iglesia y que se negaba a los excomulgados: convivientes, divorciados vueltos a casar, homosexuales. Así que, inevitablemente, comulgar significaba formar parte de los que están en regla, una especie de sello de persona respetable.
La exclusión de los sacramentos y de la comunión produce, por tanto, un enorme sufrimiento en quienes la sufren porque la perciben como un rechazo o, peor aún, una condena
La exclusión de los sacramentos y de la comunión produce, por tanto, un enorme sufrimiento en quienes la sufren porque la perciben como un rechazo o, peor aún, una condena dirigida contra su persona y hacia situaciones de la vida de las que no se sienten culpables en absoluto o de las que no hay vuelta atrás. La nueva perspectiva del Papa parecía dar la vuelta a las cosas para decir que la comunión debe darse a todos no porque todo tipo de vida sea correcta, sino porque todos somos pecadores y con el poder del alimento eucarístico cada uno puede sanar de su pecado y hacer lo mejor que pueda en su vida según las enseñanzas de Cristo.
¿Ha sido acogida la nueva perspectiva papal?
¿Realmente esa perspectiva papal ha llegado a la Iglesia? Comulgar no significa que somos recompensados porque formamos parte del bien, sino que recibimos fuerza, cada uno de nosotros, para caminar hacia nuestro modelo que es Cristo. Esta nueva perspectiva ¿se ha entendido y comprendido del todo? ¿Somos los ministros ordenados los censores: a ti sí y a ti no?
No son pocos los teólogos, y ministros ordenados, los que afirman que no se debe negar la comunión a nadie y que debe ser el cristiano individual el que debe decidir si realmente quiere hacer un camino de discernimiento.
¿No suena hoy negar la comunión eucarística como una gran herida que los ministros ordenados infligimos en el corazón de tantas personas que ya viven situaciones de sufrimiento, y en este sentido es un escándalo del que somos culpables? ¿No es mucho más rica en amor la nueva perspectiva que da el anuncio de la Palabra y de los sacramentos a todos y al mismo tiempo dice a la conciencia de cada uno: «reflexiona, evalúa, reza y haz lo posible por parecerte a Cristo»? ¿Y si reconociéramos la parte de belleza, bien, bondad… en una relación de amor homosexual?
Nunca he negado la comunión a nadie… dice, en cambio, el Papa Francisco.
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