"El voluntariado tiene la capacidad de transformar la caída en vuelo y la pérdida en fecundidad" Cardenal Rossi: "Quienes no son capaces de indignarse por la dura realidad, no aman realmente a su pueblo"

Cardenal Rossi
Cardenal Rossi

El ahora arzobispo y cardenal fue asesor espiritual de la Fundación Manos Abiertas desde sus orígenes hasta su designación episcopal

“La esperanza es una pasión militante y creativa –continuó Rossi- que puede cambiar el curso de las cosas y abrir senderos inéditos”

"Los voluntarios, porque somos humanos, hemos nacido para comenzar, para tomar iniciativas y convertirnos en precursores de algo nuevo"

El cardenal Ángel Rossi sj, arzobispo de Córdoba, presidió la misa de acción de gracias por el día Internacional del Voluntariado que se celebra cada cinco de diciembre. Lo hizo en la Iglesia de la Compañía de Jesús de la ciudad de Córdoba, construida en el Siglo XVII y por la que pasaron entre otros San Alberto Hurtado sj, San Roque González sj y el Santo Cura Brochero y de la que fue superior antes de haber sido designado arzobispo.

El padre Ángel es el inspirador de Manos Abiertas, una fundación que en Córdoba funciona desde 2001 con obras que incluyen personas de la calle, enfermos terminales sin familia ni obra social, hogar de niños judicializados, una escuela en las Altas Cumbres entre otras, y que se sostiene gracias a la tarea coordinada de unos mil voluntarios solamente en Córdoba, sin contar otro tanto en las obras que Manos Abiertas anima en once ciudades del país.

‘Informe RD’ con análisis y el Documento Final del Sínodo

Cardenal Rossi

El ahora arzobispo y cardenal fue asesor espiritual de la Fundación desde sus orígenes hasta su designación episcopal, promoviendo como sostén de la iniciativa a los voluntarios y a los “patroncitos” como se les llama a quienes son atendidos, replicando el término que San Alberto Hurtado aplicaba a quienes acudían para ser ayudados en su “Hogar de Cristo”.

Para su homilía se valió, además de los textos bíblicos propuestos por la liturgia, de escritos del Papa Francisco, entre otros, y de un artículo publicado hace pocos días por Joaquín García Roca, valenciano traspasado por las consecuencias de la DANA y un referente mundial en cuestión de voluntariado, amigo de Manos Abiertas, además de cultor del voluntariado del que habla y escribe sin sacar la mirada y las manos de quien necesita ayuda.

Del artículo de Ximo García Roca “Caminos de esperanza en la catástrofe”, publicado por la Fundación Hugo Zárate, el cardenal Rossi, luego de comenzar diciendo que “celebramos el trabajo de un grupo de hermanos y hermanas que no quieren que su vida sea un `Señor, Señor` sino que a la Palabra escuchada del Señor la ponen en práctica, que intentan encarnar, que hacen gestos los verbos…”, añadió del citado: “somos testigos de que las realidades que tocan las puertas de nuestras obras hacen que nuestra esperanza personal, social, política y cultural, esté herida, golpeada y dañada, hasta instalarnos en la zozobra colectiva e incertidumbre sobre el futuro. Sin embargo la esperanza brota en la emergencia. La esperanza en la emergencia tiene la lógica de la hospitalidad, la proximidad, la amistad social y la fraternidad universal: donde está la perdición está la salvación”.

“La esperanza es una pasión militante y creativa –continuó Rossi- que puede cambiar el curso de las cosas y abrir senderos inéditos”.

Papa y cardenal Rossi

“La esperanza implica el coraje de comenzar cuando parece inútil y comenzar de nuevo cuando lo construido se ha derrumbado”.

Rossi señaló además: “el voluntariado tiene la capacidad de transformar la caída en vuelo y la pérdida en fecundidad. Los voluntarios, porque somos humanos, hemos nacido para comenzar, para tomar iniciativas y convertirnos en precursores de algo nuevo”.

“Con acciones concretas, incondicionales, empáticas y organizadas (los voluntarios) forman una comunidad de conmovidos, acentuó Rossi, que se sienten afectados e interpelados y responden con exigencia y responsabilidad; estiman y celebran las conquistas y se reconocen como actores secundarios, vulnerados con los vulnerados, ayudantes y ayudados”.

“Quienes no son capaces de indignarse por la dura realidad, es que no aman realmente a su pueblo”, concretó.

Hacerse conscientes de que muchas veces nos invade el cansancio sirve, según algunos autores, para ver cómo paradójicamente, rejuvenece, da una juventud que nunca se ha tenido, e insistió: el cristianismo se inició en una comunidad de cansados y decepcionados que se pusieron de pie.

“El voluntariado de Manos Abiertas –afirmó- tiene claro que si la esperanza es sólo para nosotros, acabará confundiéndose con el optimismo de la élites y con el bienestar de unos pocos”.

Rossi

El cardenal Rossi concluyó con un pensamiento del papa Francisco: “En la medida que acoja a todo el que llega a nuestra puerta trayendo un dolor, el voluntariado se convierte en signo vivo de una Iglesia que camina junta, que apoya a los que no llegan, que levanta a los caídos y que no quiere dejar a nadie atrás. … y a todo esto lo hace en silencio y con discreción, porque ante el sufrimiento las palabras deben dejar espacio a la cercanía y a los gestos de ternura. Les encomiendo: que este sea siempre su estilo”, cerró el arzobispo de Córdoba, citando un mensaje del papa a los voluntarios.

Manos Abiertas
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