El presidente del episcopado del país disecciona la realidad política y social González de Zárate: "Millones de venezolanos han tenido que salir del país, dejando atrás a sus seres queridos"
“En el término esperanza está contenido la posibilidad de saber actuar con prudencia, de buscar la verdad, de construir la justicia, de vivir en la libertad. También de saber sostenerse en fortaleza en medio de las adversidades”
“Que coloquen en primer lugar a las personas más allá de los intereses particulares; más allá de los intereses partidistas está el bien, la salud, el futuro eh de nuestro pueblo”
La crisis humanitaria en Venezuela se refleja en cifras alarmantes, como los cinco millones de personas que padecen hambre y el reclamo constante por mejores servicios públicos y salarios dignos. Para la Iglesia, la calidad de vida está directamente relacionada con el acceso a lo esencial para la dignidad humana
La crisis humanitaria en Venezuela se refleja en cifras alarmantes, como los cinco millones de personas que padecen hambre y el reclamo constante por mejores servicios públicos y salarios dignos. Para la Iglesia, la calidad de vida está directamente relacionada con el acceso a lo esencial para la dignidad humana
| Micaela Alejandra Díaz, ADN Celam
En entrevista reciente con Unión Radio Medios, Mons. Jesús González de Zárate, presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, habló sobre diversos temas que afectan a la nación, desde la relación entre Iglesia y Estado hasta las necesidades urgentes del pueblo venezolano.
Con un mensaje de esperanza y fe, el arzobispo pidió priorizar el bienestar de la población por encima de intereses políticos y partidistas.
Frente a la compleja situación venezolana, Mons. González de Zárate hizo un llamado a los actores políticos del país para que prioricen las necesidades de la población: “Que coloquen en primer lugar a las personas más allá de los intereses particulares; más allá de los intereses partidistas está el bien, la salud, el futuro eh de nuestro pueblo”, dijo que la paz es un anhelo generalizado entre los venezolanos y que esta solo será posible con respuestas efectivas a las necesidades básicas como la alimentación, la salud y la educación.
El clamor del pueblo venezolano
“La gente quiere vivir en un clima de convivencia ciudadana que permita atender esas necesidades inmediatas”, subrayó el arzobispo, añadiendo que en las visitas pastorales que realiza junto con otros obispos, este clamor es evidente y recurrente.
La crisis humanitaria en Venezuela se refleja en cifras alarmantes, como los cinco millones de personas que padecen hambre y el reclamo constante por mejores servicios públicos y salarios dignos. Para la Iglesia, la calidad de vida está directamente relacionada con el acceso a lo esencial para la dignidad humana.
“Para un padre de familia que no puede dar el alimento a sus hijos, la vida está cargada de tensiones e interrogantes. Esto le impide decir que tiene una vida digna”, afirmó Mons. González de Zárate. También mencionó la precariedad en los servicios públicos, la crisis del sistema de salud y la afectación en el ámbito educativo, temas que comprometen el futuro del país.
La esperanza sostiene nuestro diario peregrinar
Otro aspecto que preocupa a la Iglesia es la separación de las familias debido a la migración masiva, “millones de venezolanos han tenido que salir del país, dejando atrás a sus seres queridos… Esto genera angustia y depresión en la vida de muchos”, explicó el arzobispo.
Ante un escenario mundial marcado por conflictos bélicos, desastres naturales, crisis políticas y problemas como la corrupción y el narcotráfico, Mons. González de Zárate instó a no enfocarse solo en lo negativo, sino también en los signos positivos de esperanza.
“La esperanza es lo que sostiene nuestro diario peregrinar por este mundo. Este año en la Iglesia Católica celebramos el Año Santo con el lema “Peregrinos de la Esperanza”, en la cual profundizamos sobre esta virtud que nos hace confiar en la realización del plan de Dios en medio de nosotros. No podemos dejar que la primera y última palabra la tenga el mal, sino el bien”, afirmó. En este sentido, señaló que la solidaridad, la justicia y la fraternidad son necesarios para construir una sociedad mejor.
La búsqueda del bien común
El arzobispo expresó que, a pesar de las dificultades, los venezolanos han demostrado resiliencia y sentido de comunidad. “Cuando una familia que vive en precariedad es capaz de compartir con otro que tiene menos, o cuando una persona se interesa por el bienestar del otro en lugar de encerrarse en sus propios problemas, cuando todavía sigue existiendo la búsqueda por el bien común y una preocupación por la resolución de los asuntos de la vida social… vemos signos de esperanza”.
En cuanto a la convocatoria de elecciones legislativas y regionales en abril, Mons. González de Zárate indicó que la Conferencia Episcopal Venezolana discutirá este y otros temas en su próxima asamblea plenaria, prevista para febrero.
“Nos hemos pronunciado en diversas ocasiones sobre la realidad nacional”, dijo a tiempo de manifestar que la Iglesia continuará pronunciándose a través de exhortaciones y comunicados.
En la esperanza encontramos la fuerza
“El primer gran amor y fuente de todo posible amor es el amor a Dios. Una persona que se descubre amada por Dios y que responde al amor con el que se siente amado, su vida se transforma y sus realidades se ven de modo distinto”, explicó.
“El amor es la ley fundamental del cristiano”, dijo, añadiendo que este amor “se traduce en solidaridad, fraternidad, capacidad de reconciliación y perdón con el hermano”. Además, dejó en claro que “la Iglesia tiene la misión de anunciar la buena noticia del Evangelio y que tiene como eje central la realización del Reino de Dios en medio de nosotros”.
Para cerrar, Mons. Jesús González de Zárate recordó que la esperanza es esencial en la vida de la Iglesia, en particular este Año Santo: “En el término esperanza está contenido la posibilidad de saber actuar con prudencia, de buscar la verdad, de construir la justicia, de vivir en la libertad. También de saber sostenerse en fortaleza en medio de las adversidades”.
“Yo creo que esta virtud de la esperanza la debemos implorar al Señor, para que nos sostenga y en ella encontremos los caminos adecuados con los cuales dar respuesta a las muy difíciles situaciones que nos toca vivir cada día”, dijo el arzobispo al concluir.
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