En el Congreso de Caracas sobre las reformas del Papa Irene Nesi presenta la Asamblea Nacional de Pastoral, para “responder a las necesidades que hoy tiene Venezuela”
Jorge Costadoat: “Una Iglesia que no cambia con los cambios de su época, ella misma se condena a la inutilidad. Tenderá a convertirse en secta”
José de Jesús Legorreta: “El Papa Francisco habla de una perenne reforma, que afecte a prácticamente todo en la Iglesia”
| José Manuel Vidal Enviado especial a Caracas
En la sesión de la tarde del primer día del Congreso de Caracas sobre las reformas del Papa, intervinieron el teólogo chileno Jorge Costadoat, el mexicano José de Jesús Legorreta y la venezolana María Irene Nesi. Con ponencias centradas en la “conversión pastoral” desde diferentes puntos de vista.
Rompió el fuego el teólogo chileno, el jesuita Jorge Costadoat, con una conferencia sobre “la conversión pastoral a los signos de los tiempos”, para comenzar diciendo que “la pastoral tradicionalmente llamada 'cura de almas', debe hoy ubicarse en el horizonte más amplio del discernimiento de los signos de los tiempos que la Iglesia lleva a efecto mediante una conversión a la voluntad de Dios legible en los acontecimientos de esta época”.
Por eso, “la pastoral, bajo este respecto, ha de suponer que Dios es el creador y salvador de la universalidad de los seres humanos y, en consecuencia, ella debiera llegar a todos. Si la pastoral solo alcanza a 'los mismos', si no intenta anunciar el Evangelio a quienes nunca han oído hablar de él, puede no ser cristiana”.
Es decir, “llegar lejos, llegar a los últimos y, por supuesto, a los que están en las fronteras existenciales de la vida”.
Costadoat dijo que el concepto de 'conversión pastoral' surgió, por vez primera, en la Conferencia de Santo Domingo, pero sólo en Aparecida “adquirió una importancia mayor”. Y tras enmarcar la categoría en la historicidad de la salvación/revelación, el teólogo aseguró que “Cristo y el cristianismo no se identifican sin más. Bastaría con recordar la Conquista de América para imaginar que, mientras el cristianismo predominaba en el nuevo continente, Cristo era crucificado en los nativos. Esta es la paradoja de la fe en Jesucristo. Dios, que acontece en un solo sujeto histórico, Jesús, se identifica con todos los seres humanos, con todas las religiones y con ninguna en particular, pues las trasciende”.
La pastoral “requiere una conversión a los pobres, representantes del crucificado. De lo contrario, terminamos optando por los ricos”
Por otra parte, “el ser humano capta la actuación de Dios en su historia”. Es decir, “Dios trino se da a conocer en la misma fe con que alguien responde libremente a su apelación. La revelación y la fe, distintas en cuanto a sus sujetos, coinciden en un solo acto”. De ahí que “el crucificado, constituya un criterio fundamental para reconocer la presencia de Dios en la historia. La praxis cristiana incorpora la pasión”.
Más aún, “Dios habla en los signos de los tiempos”. ¿Cómo reconocerlo? “La experiencia bimilenaria de la Iglesia hace las veces de criterio para reconocer dónde está y dónde no está, aunque a veces la palabra tradición tenga mala prensa”.
“La Iglesia discierne esos signos”, sin “pretender una superioridad ética del cristianismo respecto de los otros credos y culturas. La última palabra la tiene la caridad”. En América Latina, sobre todo a través del método del ver/juzgar y actuar.
Costadoat sostuvo que, como Iglesia, “tenemos que anunciar a Cristo a toda la Humanidad. En eso consiste la pastoral, siempre que su concepción no sea deficitaria. Por ejemplo, “la pastoral de conservación, para que no se le vayan”. “La pastoral de conservación desechada por Medellín, pastoral para los tiempos de una cristiandad ya desmoronada, aún ha podido constituir un planteamiento sin futuro. Ella, en la actualidad, suele incoar una idea cerrada, defensiva o intolerante del cristianismo que menoscaba la voluntad de salvación universal de Dios. La obsolescencia de la pastoral de conservación hizo necesario pasar a una pastoral de evangelización. Después de cincuenta años los cambios que hicieron necesarios. Se han agudizado y las resistencias intra-eclesiales a la nueva orientación de Medellín persisten. La recepción del gran concilio pastoral está muy lejos de cumplirse”.
Jorge Costadoat: Me sorprende la vitalidad de la Iglesia venezolana.... En #Chile los venezolanos tienen buen nombre: son educados y trabajadores. #Venezuela#SeminarioTeologia2019#21Nov@bepocar@raflucianipic.twitter.com/qtTNaN16Nl
— Arquidiócesis de Caracas (@ArquiCaracas) 22 de noviembre de 2019
Según el teólogo, “nuevas pastorales de conservación, por su parte, estimuladas por el miedo a los cambios o por intereses no confesados de dominio sobre los demás, frustran la misión de la Iglesia. Una Iglesia que no cambia con los cambios de su época, ella misma se condena a la inutilidad. Tenderá a convertirse en secta. En el ghetto, unos se creen depositarios de la verdad de Dios y desprecian a los demás por infieles”.
Tampoco vale hoy la pastoral ideológica, que puede ser conservadora o progresista. “La pastoral conservadora puede ser ideológica por tradicionalista. Pero la ideología también anida en el progresismo. La pastoral es ideológica cuando domina en ella una idea cerrada, defensiva, iconoclasta o intolerante del cristianismo, que da la espalda a la voluntad de salvación universal de Dios”. Por ejemplo, los discursos sobre la mujer pueden ocultar un interés por mantenerlas en un segundo plano”.
También puede haber una pastoral aparentemente misionera o una pastoral que no está abierta a los signos de los tiempos. Además, la conversión pastoral “requiere una conversión a los pobres, representantes del crucificado. De lo contrario, terminamos optando por los ricos”. Y, por último, hay que tener con cuenta que la Iglesia es “un sacramento de reconciliación. Es una, tiende a la unidad en sí misma y a la unidad del mundo por la vía de la reconciliación”.
A continuación intervino José de Jesús Legorreta, con su ponencia sobre 'Identidad y cambio en la Iglesia a la luz del pontificado del papa Francisco'. El teólogo mexicano comenzó asegurando que hay dos grandes vertientes a plantear aquí como una trama. La primera tiene que ver con un síntoma que es la incoherencia entre el discurso renovador que emana del Concilio, pero que fricciona con unas estructuras heredadas de Trento.
A su juicio, “hablar de la reforma, a veces, resulta problemático, porque hace justamente referencia a la Reforma protestante. Con Francisco, en cambio, la palabra reforma, de una u otra forma, se ha hecho habitual. De hecho, él habla de “una perenne reforma”, que afecte a “prácticamente todo”. ¿Cómo hacerlo? “Con el retorno a las fuentes y escudriñando los signos de los tiempos”, teniendo en cuenta que “esa vuelta no es para copiar un modelo arquetípico que hay que replicar. Lo que tenemos más bien es que retomar un espíritu”.
“Esto nos abre un gran horizonte para ser creativos” y “el otro horizonte es el de los signos de los tiempos, que son variables, porque los tiempos son cambiantes”. Algunos de esos signos de los tiempos son, a su juicio: “El primero, es la democratización y la participación. El segundo, la pluralidad. El tercero, la deslegitimación de la autoridad. El cuarto, la emergencia de nuevas subjetividades e identidades, en términos de género y raza. Y por último, la emergencia de nuevas formas de tejido social”.
“Si no estamos atentos a esto, la reforma no podrá responder a las necesidades actuales”, porque “la tarea pendiente no es un cambio en la Iglesia, sino un cambio de la Iglesia”. Otra dimensión es la atención “a la oprimida y devastada tierra”. “Es la metáfora ecológica de la Iglesia, dado que la conversión ecológica es fundamental”, dijo el teólogo mexicano.
Y añadió: “En Laudato sii, el sacramento universal de salvación es el mundo y la comunión, si es relacionalidad, tiene que ver con todos: de los hombres con toda forma de vida. Además, Laudato si plantea que el 'locus teológico' es el mundo, es decir todo ecosistema vital”.
Y Legorreta concluyó con una idea provocadora: “Si en el Dios trino no hay jerarquía, tampoco la tendría que haber en la Iglesia”.
"La palabra reforma, de una u otra forma, se ha hecho habitual"
La última en intervenir en la sesión de la tarde fue la hermana María Irene Nesi, con una conferencia titulada la 'Asamblea nacional de pastoral de Venezuela'. La hermana comenzó asegurando que “todo lo escuchado hoy ya ha comenzado” e invitó a todos los presentes a ponerse en pie y rezar juntos una oración proyectada en la pantalla y a visionar un video sobre la Asamblea nacional.
Después, abordó la Asamblea desde el principio de la sinodalidad, para “caminar juntos hacia una meta común, escuchando al Espíritu que resuena en el pueblo de Dios”. Por eso, el momento de máxima sinodalidad es la asamblea parroquial, a la que “todos están convocados”. Y la hermana explicó, a fondo, la metodología de la Asamblea, para “intentar responder a las necesidades que hoy tiene Venezuela”.