Su correspondencia, prueba de los delirios de grandeza que fomenta el clericalismo La autocanonización de McCarrick, el abusador que se creía el nuevo Matteo Ricci
Las cartas y correos filtrados esta semana revelan lo mucho que se sentía protegido por ser sacerdote, obispo y cardenal
Viajó por todo el mundo presentándose como representante de la Santa Sede, ayudado e incitado por cargos curiales convencidos del poder sagrado de la ordenación sacerdotal
Si a estas alturas quedara alguien que no se creyera la conexión entre el clericalismo y los abusos sexuales y de poder en la Iglesia, la correspondencia publicada esta semana del ex-cardenal abusador Theodore McCarrick la pone fuera de toda duda. Aún después de que el propio McCarrick abusara tanto de niños como de seminaristas -y varias diócesis estadounidenses pagaran compensaciones extrajudiciales por estas agresiones- el ex-purpurado seguía considerándose, en sus propias palabras, "un buen siervo de la Iglesia", llegando a compararse incluso con una figura de tanta importancia en la historia eclesial como fue el gran misionero jesuita en China, Matteo Ricci. Tras cometer sus abusos, y dejar cicatrices de por vida en sus víctimas, McCarrick continuaba viajando y representando a la Santa Sede en países del todo el mundo, ayudado e incitado por cargos eclesiales tanto en Roma como en EEUU que estaban cegados por su creencia incondicional en el poder de la ordenación sacerdotal.
Delirios de grandeza: el nuevo Matteo Ricci
Muestra de los delirios de grandeza de McCarrick es la carta que envió al Papa Francisco el 30 de septiembre de 2015 dando al pontífice las gracias por haberle saludado durante su visita a los EEUU. "Cuando me saludó tan alegremente en Washington", escribe McCarrick, "... lo recibí como un reto para continuar como aficionado en el muy noble trabajo de las relaciones exteriores de la Santa Sede".
"He mantenido en un nivel tranquilo nuestra relación con China y he estado desarrollando nuevas relaciones con los países árabes de Oriente Medio", prosigue el ex-purpurado. "Me han invitado a muchas de sus reuniones en las que puedo seguir asegurándoles del interés, preocupación y amor de Su Santidad por nuestros hermanos y hermanas musulmanes... Con la ayuda de Dios, antes de que Él me llame a casa, ayudaré a traerle China y el gran sueño de Matteo Ricci comenzará a realizarse una vez más".
Crédito por una apertura de la Iglesia en Irak
Otra prueba del elevado sentido de autoestima que el ex-cardenal abusador mantenía de sí mismo es otra de sus misivas al Papa Francisco, fechada el 20 de enero de 2016, en la que se da a sí mismo el crédito por una apertura para la Iglesia en Irak:
"Su gran líder espiritual, el Gran Ayatolá Sistani, ha aceptado verme... Esta será una reunión esperanzadora para mí, ya que me invitaron a regresar a Irán en algún momento posterior a las reuniones con sus líderes religiosos y posiblemente a una reunión con su líder supremo... No he vuelto a China desde el otoño, pero he recibido algunas indicaciones para continuar mis conversaciones con algunos de los líderes de ese gran país también ... Santo Padre, perdóneme por darle toda esta información, pero siempre me siento mejor si sé que es consciente de lo que estoy tratando de hacer".
Avances con el islam, otro de sus "logros"
El ex-cardenal también comentó sus ambiciones al ex-secretario suyo que filtró su correspondencia, monseñor Anthony Figueiredo, como en este correo del 9 de febrero de 2016:
Mis planes de viaje para estas últimas semanas han sido intensos. Fui invitado a Marrakech en Marruecos por el rey y acabé siendo allí el único cardenal en esta reunión extraordinaria. ¿Has visto la declaración de Marrakech? Es un trabajo muy importante y podría cambiar verdaderamente las relaciones cristiano-musulmanas en el futuro. Al final me pidieron a mí que la aceptara oficialmente después de que fuera aprobada. De allí fui a Kurdistán para ver los campos de refugiados y hablar con el gobierno y los obispos ... Regresé a Washington el martes por la noche y volé a Beijing el jueves por la mañana... La razón del viaje a China fue una invitación del hijo de el ex secretario general del Partido Comunista que todavía está muy cerca del [presidente] Xi...
Otro email a Figueiredo el 23 de marzo de 2016 es otra prueba más de que aún después de todos sus escándalos de abusos McCarrick se creía una pieza clave de la maquinaria diplomática del Vaticano:
Mi visita [a Roma] fue muy útil y parece que dos proyectos -[un acuerdo con] China y [un acercamiento al] Islam- continúan avanzando lentamente... trataré de estar en contacto con el cardenal Turkson y el cardenal Parolin para verificar el progreso de la reunión planificada con los chinos...
Más allá de las cuestiones de qué revelan las cartas y correos de McCarrick sobre qué sanciones le fueron impuestas por el Vaticano y qué significaban, esta correspondencia arroja luz sobre la autopercepción y personalidad de uno de los más notorios abusadores clericales en años recientes. Sus líneas revelan que él se sentía protegido por ser no solo sacerdote sino también obispo y cardenal, condiciones que, al parecer, le dieron carta libre para olvidarse de sus víctimas y centrarse en sus proyectos -por admisión propia, "de aficionado"- de evangelización y diplomacia. Para sí mismo y para muchos en la Iglesia, McCarrick era intocable.
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