¿Cuál es realmente la relación del papa Francisco con la política argentina? Los movimientos sociales están pegando el salto a la política con la inspiración de Papa Francisco
Contrarios a Mauricio Macri, los movimientos sociales argentinos definieron a Francisco ya en 2016 como el 'Papa compañero'
El gobierno de Macri llevaba adelante un plan económico que dinamita las posibilidades de satisfacción de las necesidades básicas por parte de los más humildes
La lucha por el sentido de las palabras y gestos del Papa y de sus dirigentes más cercanos se da en los medios de comunicación
La lucha por el sentido de las palabras y gestos del Papa y de sus dirigentes más cercanos se da en los medios de comunicación
| Cristiano Morsolin
Era el 7 de agosto del año 2016 y 100 mil personas marcharon desde la Iglesia de San Cayetano hasta la Plaza de Mayo. Reclamaban paz, pan y trabajo. Ese día quedó formalmente constituido el tridente de San Cayetano conformado por Barrios de Pie, la Corriente Clasista y Combativa (CCC) y la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP).
Esa jornada inaugural que expuso en público el poder de movilización de los movimientos sociales y que los terminó de configurar como un actor de relevancia en la disputa política con el gobierno de Mauricio Macri concluyó con un acto en la Plaza de Mayo. Uno de los oradores fue Esteban "El Gringo" Castro, secretario general de la CTEP, quien destacó la figura del Papa Francisco, a quien definió como "el Papa compañero", y en ese contexto enfatizó que fue Jorge Bergoglio en persona el que les dijo, en un encuentro que se llevó a cabo en el Vaticano, que había que "hacer la reforma agraria".
La predilección y atención que Francisco les dispensa a los movimientos sociales está a la vista. Pero en la Argentina esa relación se resignifica a partir de la llegada de Mauricio Macri a la Casa Rosada. Los principales referentes de los movimientos sociales coinciden: "El Papa es una inspiración". Esa definición que se repite ante cada pregunta sobre la relación con Francisco va acompañada de dos frases que también se reiteran: "Habla del mundo y no sólo de la Argentina" y "Es un error leerlo en clave local". La lucha por el sentido de las palabras y gestos del Papa y de sus dirigentes más cercanos se da en los medios de comunicación. Los grupos de medios alineados con el oficialismo hacen repetir a sus voceros que los movimientos sociales "son el ejército piquetero del Papa" e intentan relacionar la fría relación que Francisco mantiene con Macri con las actividades de quienes encabezan los movimientos sociales, sin tomar nota de que el gobierno lleva adelante un plan económico que dinamita las posibilidades de satisfacción de las necesidades básicas por parte de los más humildes.
"Frente a los que opinan que la religión no debe meterse en política, a los 81 años Löwy está convencido de que en América Latina “la teología tiene un rol muy importante políticamente”"
Los dirigentes sociales, por su parte, se empeñan en separar al Sumo Pontífice de la política local y, a su vez, se apuran a aclarar que las acciones de cada dirigente por fuera de la estructura no es representativa del pensamiento del colectivo, porque saben que la política partidaria pone en riesgo y en tensión una construcción de unidad que aún es frágil y que por ahora tiene más adeptos en la acción que en la concepción. Sin embargo, el desembarco de uno de los dirigentes de la CTEP más cercano a Francisco, Juan Grabois, en la política partidaria de cara a las elecciones de 2019 dentro del universo que rodea a la expresidenta Cristina Fernández complejizó la relación interna e hizo mella en los cimientos, tanto de la CTEP como de la unidad de acción de los movimientos.
En tanto, la conformación de la multisectorial #21F, que congrega a agrupaciones políticas y sindicales de todo el país y cuyas caras más visibles son Pablo Moyano y Gustavo Vera – Director de la ONG La Alameda de Buenos Aires, otro de los hombres cercanos al Papa en la Argentina, y la decisión de Grabois y del exembajador argentino en el Vaticano, Eduardo Valdés, de acompañar a Tribunales a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner en medio de la investigación sobre la corrupción en la obra pública disparada por la aparición de los famosos "cuadernos Gloria", también fueron utilizadas para agrupar a los distintos sectores de la oposición al gobierno de Macri bajo el ala de Francisco. Así escribe Agustín Álvarez Rey en su libro La nueva columna vertebral. Cómo nacieron, crecieron y se desarrollaron los movimientos sociales en la Argentina (1993-2019). Ed. Capital Intelectual, Buenos Aires 2019.
¿Cuál es realmente la relación del papa Francisco con la política argentina?
“El Papa Francisco, si bien tiene sus raíces en la cultura cristiana de liberación latinoamericana, combinada con la teología católica progresista argentina de la Teología del Pueblo, en un cierto momento va más allá, es más radical, más antisistémico”, le comenta el sociólogo marxista Michel Löwy en su departamento de París a la entrevistadora, Emilce Cuda, teóloga asesora de CELAM y profesora de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA) en una entrevista publicada por el diario Pagina12 el pasado 7 de julio de 2019. Löwy señala que Massimo Borghesi –autor de la Biografía intelectual de Francisco–, “si bien ubicó todas las fuentes que leyó Bergoglio, sin embargo no tuvo en cuenta su contacto social con dirigentes sindicales, sociales y políticos”. Según Michel Löwy, el Papa “dialoga con los movimientos sociales, y allí hay un discurso del cual él se apropió”. Dice que “un pensador no es solo la suma de sus fuentes, sino alguien que con ese material crea algo nuevo, y Bergoglio creó algo nuevo con toda esa lectura, más su experiencia social”. Agrega que “más allá de todas las fuentes, el Papa está creando un nuevo discurso, una nueva teología sin precedentes; algo que tiene que ver con Juan XXIII –el único precedente parecido–, pero creo que él va más allá”.
Frente a los que opinan que la religión no debe meterse en política, a los 81 años Löwy está convencido de que en América Latina “la teología tiene un rol muy importante políticamente”. Tomando el caso concreto de Brasil, sostiene que “no hubiese existido allí el PT, ni los sindicatos más progresistas, ni el movimiento campesino MST, sin el trabajo del Cristianismo de Liberación, que es mucho más que la teología”. Según el autor, “si en el próximo período histórico la izquierda logra cambiar la correlación de fuerzas, será porque esos militantes, es decir, la gente de las pastorales, de las comunidades de base, los teólogos, van a jugar un papel muy importante. Sin ellos no va a pasar nada”. Intuye que el movimiento social cristiano de la liberación “dispondrá de una oportunidad histórica, porque ahora con Francisco tiene un apoyo importante”.
Los movimientos populares: sembradores de un cambio social
“La irrupción de los Movimientos Populares”- Rerum Novarum de nuestro tiempo. Es el libro editado por Guzmán Carriquirry, ex secretario de la Pontificia Comisión para América Latina y Gianni La Bella de la Comunidad San Egidio de Roma, el Papa escribe sobre el libro: “los movimientos Populares pueden representar una fuente de energía moral, para revitalizar nuestras democracias, cada vez más claudicantes, amenazadas y puestas en mesa de discusión en innumerables factores”. En la presentación que escribió el Papa Francisco recuerda que el “antídoto al populismo y a la política-espectáculo está en el protagonismo de los ciudadanos organizados, creando mundos posibles que luchan por sobrevivir a la obscuridad de la exclusión”.La presentación del libro, se hizo en el Vaticano y en Buenos Aires, el dia martes 23 de septiembre de 2019. En el Vaticano, en la Curia General de los jesuitas, relata Patricia Ynestroza. En el evento organizado por la Pontificia Comisión para América Latina, intervinieron Guzman Carriquirry y Gianni La Bella, que editaron el libro, el Prefecto de la Congregación para los Obispos, Cardenal Marc Ouellet, y el prefecto del Dicasterio para el servicio del Desarrollo Humano Integral, cardenal Peter Turkson.
El Prefecto dela Congregación para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, cardenal Marc Ouellet, recordó que el Papa, desde el inicio de su ministerio petrino, ha fomentado y mantenido varios encuentros con Movimientos Populares tanto en el Vaticano como en América Latina, y pronunciando en ellos, varios discursos que forman parte importante de su magisterio pastoral y social, constituyendo también un llamamiento al acompañamiento, sostén y colaboración que deben proporcionar las iglesias locales y las comunidades cristianas para con ellos, como un ejemplo de participación y construcción social cristiana. El purpurado dijo que los Movimientos Populares han ido surgiendo y manifestándose a lo largo y ancho de la geografía mundial como una respuesta de libre auto organización de sectores marginados y excluidos, que van desde respuestas a necesidades muy concretas de pobres y excluidos, hasta otras que se enfocan en el combate político-social. Convierten la dispersión de los excluidos en formas de organización solidaria, la exclusión de los mercados en una participación autónoma en la subsidiariedad, la humillación en una nueva apropiación de la dignidad humana, la marginalidad en una nueva irrupción en la escena pública. El purpurado recordó el primer encuentro que tuvo el Papa en el Vaticano en octubre del 2014, cuando al dirigirse a los Movimientos Populares, habló en una prospectiva de un mundo de paz y justicia, que exige “nuevas formas de participación que incluyan los movimientos populares y animen las estructuras de gobiernos locales, nacionales, internacionales con ese torrente de energía moral que nace de la implicación de los excluidos en la construcción del destino común”.
Siempre las tres T: Tierra Techo y Trabajo
Francisco con su presencia y sus discursos ha ido acompañando e impulsando creativamente, en la tradición del pensamiento social de la Iglesia, nuevas situaciones históricas y nuevos problemas sociales, nuevos desarrollos de las enseñanzas sociales de la Iglesia. En ello inscribe el Papa Francisco la síntesis del lema que ha acompañado los tres Encuentros con los Movimientos Populares: Tierra, Techo y Trabajo. Ha fomentado y animado a proseguir los Encuentros con los movimientos populares en los niveles nacional y local, y a entretejer la solidaridad de la Iglesia con ellos apoyando sus legítimas reivindicaciones, cooperar para que se integren y participen de la vida de los pueblos y de las naciones para evitar su aislamiento o represión.
El libro consta de 12 capítulos que fueron abordados por igual número de referentes de cada tema: Michael Czerny SJ (cronología de los encuentros de Movimientos Populares); Eduardo Valenzuela Carvallo (visión desde la sociología); Thomas Leoncini (Descarte y Exclusión); Gianni La Bella (Desigualdades, Paz, Trabajo y Reconciliación); Rodrigo Guerra López (los Movimientos Populares y la renovación democrática en América Latina); Rocco Butiglione (visión desde la Teología Pastoral); Juan Grabois (Latinoamérica, Movimientos Populares y Papa Francisco); monseñor Gustavo Carrara (periferias urbanas y conversión misionera); Alberto Molina (cuidado de la Casa Común); Silvina Pérez (la cuestión femenina y los Movimientos Populares); Mercedes Casas Sánchez (las religiosas en ambientes populares, auto organización solidaria) y Hernán Reyes Alcaide (medios de comunicación y Movimientos Populares).
“El antídoto al populismo y a la política-espectáculo está en el protagonismo de los ciudadanos organizados”, lo indica el Papa Francisco en el prólogo del libro “La irrupción de los Movimientos Populares: Rerum novarum de nuestro tiempo” de la Pontificia Comisión para América Latina.
“Los Movimientos Populares, y esto es lo primero que quiero subrayar, en mi opinión representan una gran alternativa social, un grito profundo, un signo de contradicción, una esperanza de que ‘todo puede cambiar’. En su deseo de no uniformarse en ese sentido único centrado sobre la tiranía del dinero, mostrando con su vida, con su trabajo, con su testimonio, con su sufrimiento que es posible resistir, actuando con coraje buenas decisiones y a contracorriente”, escribe el Papa, quien dice que le gusta “imaginar este archipiélago de ‘descartados’ del sistema, que está comprometiendo al planeta entero, como ‘centinelas’ que — aún en lo obscuro de la noche — escrutan con esperanza un futuro mejor”.
“El momento que estamos viviendo está caracterizado por un escenario inédito en la historia de la humanidad, que he tratado de describir a través de una expresión sintética: ‘más que como una época de cambios, como un cambio de época’, que es necesario comprender”, reitera Francisco. “Una de la manifestaciones más evidentes de esta mutación es la crisis transnacional de la democracia liberal, fruto de la transformación humana y antropológica, producto de la ‘globalización de la indiferencia’, a la que he aludido tantas veces, ha generado un ‘nuevo ídolo’: el del miedo y la seguridad, de donde hoy uno de los signos más tangibles es la familiaridad que tantos tienen con las armas y la cultura del desprecio, característica de nuestra época, que un notorio histórico de nuestro tiempo ha definido como: ‘la edad de la rabia'”, señala el Papa, quien denuncia que “el miedo es hoy el medio de manipulación de las civilizaciones, el agente creador de xenofobias y de racismo. Un terror sembrado en las periferias del mundo, con saqueos, opresiones e injusticias, que explota como hemos visto en nuestro pasado reciente también en los centros del mundo Occidental”.
“Los Movimientos Populares pueden representar una fuente de energía moral, para revitalizar nuestras democracias, cada vez más claudicantes, amenazadas y puestas en mesa de discusión en innumerables factores. Una reserva de ‘pasión civil’, de ‘interés gratuito por el otro’, capaz de regenerar un renovado sentido de participación, en la construcción de nuevos agregados sociales que afronten la solicitud, mostrando una conciencia más positiva del otro”, indica Francisco, poniendo de relieve que “el antídoto al populismo y a la política-espectáculo está en el protagonismo de los ciudadanos organizados, en particular de aquellos que crean – como lo es en el caso de tantas experiencias presentes en los Movimientos – en su cotidianeidad, fragmentos de otros mundos posibles que luchan por sobrevivir a la oscuridad de la exclusión”.
“Los Movimientos Populares expresan cómo la ‘fuerza del nosotros’ sea la respuesta a la ‘cultura del yo’ que mira únicamente a la satisfacción de los propios intereses”, resalta el Papa, quien recuerda que “el crecimiento de las desigualdades, ahora globalizadas y transversales – y no solamente, económicas, sino sociales, cognitivas, relacionales e intergeneracionales -, es reconocido unánimemente como uno de los más graves desafíos con los cuales la humanidad tendrá que medirse en las próximas décadas. Fruto de una economía cada vez más separada de la ética, que privilegia el lucro y estimula la competencia, provocando una concentración de poder y de riqueza, que excluye y que pone a la puerta como ‘al pobre Lázaro’ a miles de millones de hombres y mujeres”.
“El ‘presente’ para millones de personas es hoy una condena, una prisión, marcada por la pobreza, por el despojo, por la falta de trabajo, pero sobre todo por la ausencia de futuro. Un infierno al que debemos ponerle fin”, recalca Francisco, quien subraya que, en este sentido, los Movimientos Populares “representan una resistencia activa y popular a este sistema indolátrico, que excluye y que degrada, y con su experiencia cuentan cómo la rivalidad, la envidia y la opresión no son necesariamente agentes de crecimiento, mostrando – por el contrario – que también la concordia, la gratuidad y la igualdad pueden hacer crecer el producto interno bruto”.
“El derecho a las ‘tres T’: tierra, techo, trabajo, derechos inalienables y fundamentales, representan los prerrequisitos indispensables de una democracia no solo formal, sino real, en la cual todos los hombres, independientemente de su ingreso o de su posición en la escala social, son protagonistas activos y responsables, actores del propio destino”, reitera el Papa, advirtiendo que sin participación, “la democracia se atrofia, llega a ser una formalidad porque deja fuera al pueblo de la construcción de su propio destino”, concluye Papa Francisco.
Presentación del libro en Buenos Aires
Juan Grabois es un joven dirigente social con capacidades notables para conceptualizar el diagnóstico de la sociedad de los excluidos y un excepcional liderazgo sobre grupos de cartoneros, desempleados, aborígenes y hasta estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, en donde dicta clase de Teoría del Estado. Lo conocí en el Vaticano a finales de octubre de 2018, compartiendo toda una semana en la Pontificia Academia de Ciencias Sociales del Vaticano, durante el seminario “Nuevas relaciones entre Mercado, Estado, Sociedad”.
Juan Grabois ha escrito esta crónica donde subraya que “el día martes 23 de septiembre de 2019, presentamos el libro "La irrupción de los movimientos populares", prologrado por el Papa Francisco, en el Salón Felipe Vallese de la CGT en Buenos Aires. Fue un encuentro muy emotivo, con compañeras y compañeros que luchan hace muchos por su dignidad: hombres y mujeres cartoneros, vendedores ambulantes, campesinos, vecinos de barrios populares, obreros de empresas recuperadas, dirigentes sociales, sindicales, estudiantiles, militantes, pastores. Cada uno pudo expresar, desde la diversidad que nos caracteriza -ideológica, religiosa, social, política- cómo Francisco y los Encuentros de Movimientos Populares fueron enriqueciendo nuestra visión del mundo y fortaleciendo la opción preferencial por los pobres.
El Obispo villero Carrara sobre el final de su intervención, dijo que "Para una patria mejor necesitamos de los movimientos populares, que propongan, que tengan propuestas, porque el estado tiene que dialogar con una comunidad, el estado no puede tercerizar todo, pero tampoco puede aplastar a una comunidad, esa comunidad puede ofrecer caminos de solución bien concretos". Me hizo acordar a Francisco cuando en el segundo EMMP afirmó que “Los gobiernos que asumen como propia la tarea de poner la economía al servicio de los pueblos deben promover el fortalecimiento, mejoramiento, coordinación y expansión de estas formas de economía popular y producción comunitaria” .
Qué lejos están estas ideas comunitarias del debate público hoy. Es triste que nos vean como enemigos, como un problema, una molestia o en el mejor de los casos, como una "contención" transitoria. ¿De verdad piensan que el mercado insensible o el estado burocrático van a solucionar las situaciones de exclusión que vivimos? Nosotros vamos por otro camino.
Queremos transformar la realidad desde la Comunidad, reivindicando la necesidad de un Estado fuerte que redistribuya la riqueza pero que no engorde burocráticamente, reconociendo la dinámica del Mercado y su aporte al crecimiento económico pero también la necesidad de limitar la voracidad de los monopolios y el capital especulativo. y planteando que el centro debe estar en la dignidad material y la plenitud espiritual de la mujer, el hombre, no aisladamente, sino situados, en una Nación, en un barrio, un pueblo, junto a la naturaleza, respetando la cultura popular y priorizando a los excluidos y vulnerados. Eso es organización comunitaria, integración urbana, soberanía alimentaria, economía popular”, concluye Grabois.
En otro pasaje de su discurso, Grabois mandó un mensaje a toda la clase política argentina, incluido el candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández. "Los movimientos populares no surgimos para contener, ese rol que nos quieren asignar de repartidores de comida", dijo. Y señaló: "Surgimos para transformar la realidad, para desarrollar la economía popular, la soberanía alimentaria, la integración urbana y para terminar con la miseria".
Y advirtió: "No vamos a ser los administradores de la emergencia alimentaria para siempre: vamos a hacerlo mientras esté la emergencia porque estamos ahí, pero no es el rol que vamos a aceptar que se nos asigne constantemente desde el poder".
4 mitos en torno a los movimientos populares
Uno de los referentes de la CTEP es el joven abogado Juan Grabois, representante del Movimiento de Trabajadores Excluidos. El vínculo del dirigente social con Francisco y su admiración por él son potentes, no solo por detalles menores como que el papa es la única persona a quien Grabois sigue en su cuenta de Twitter, o por datos institucionales más importantes como su condición de miembro del Consejo Pontificio de Justicia y Paz del Vaticano, sino también por afirmaciones mucho más contundentes como la que incluyó en su último libro, La clase peligrosa: «Los únicos textos con vigor comparable a las grandes obras de la crítica social de los siglos XIX y XX son del papa Francisco: la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, la Carta Encíclica Laudato Si’ y sus discursos sobre la temática», asevera Grabois. Según su particular visión, solo esos textos alcanzaron la altura de clásicos como Los condenados de la tierra de Frantz Fanon, Imperialismo, fase superior del capitalismo de V. Lenin., El capital de Marx o hasta el mismísimo Manifiesto comunista.
Estos fundamentos estrechan la asociación del Papa con las organizaciones sociales, como destaca Grabois en esta reflexión escrita el pasado 6 de octubre de 2019.
“La facción bolsonarista del elenco gobernante insiste en despotricar contra los supuestos despilfarros en políticas sociales con la evidente intención de consolidar un núcleo político reaccionario como capital político futuro. Frente a la inviabilidad del “plan dinamita” contra el tercio más pobre de nuestra población, la dupla tirabombas pretende convencer a las clases medias de que sus padecimientos económicos son producto del gasto en “planes” supuestamente manejados por malignos movimientos sociales. Subestiman a los sectores medios que, afortunadamente, son mayoritariamente solidarios, empáticos y humanistas.
Sin embargo, cuando se siembra intolerancia y xenofobia desde el caballo del comisario, pronto aparecen los brotes de crueldad. La arenga pichetiana, además, coadyuva a la percepción magnificada del costo fiscal de las políticas sociolaborales y levanta permanentemente sospechas sobre nuestras organizaciones. Aunque carezca de toda lógica, el camaleónico senador afirma sin tapujos que en un país donde se forman filas multitudinarias cada vez que se abre un puesto de trabajo formal, la gente no quiere trabajar porque hay muchos “planes”. En el mismo sentido, otra representante del macrismo hardcore, Patricia Bullrich, nos acusa de promover una “cultura de la pobreza” en clara proyección psicológica de los logros culturales del oficialismo. Los discursos de odio oficiales habilitan a la burocracia política, siempre ávida de disciplinar a las organizaciones libres del pueblo, un mayor espacio para reproducir los prejuicios demonizadores contra las organizaciones sociales. Muchos diseñan vanas estrategias para desarticularlas, dividirlas, marginarlas o por los menos silenciarlas.
Lo cierto es que en un contexto de emergencia alimentaria, creciente desempleo y escandalosa pobreza, las políticas sociolaborales, lejos de sobrar, brillan por sus escasez e insuficiencia. Los únicos dos programas de economía social con transferencias de ingreso condicionadas (mal llamados “planes sociales”) son Hacemos Futuro y Proyectos Productivos Comunitarios. En el primer caso, la contraprestación es de naturaleza educativa, y en el segundo laboral. Entre ambos, alcanzan a unos 510 mil beneficiarios que pueden optar entre las dos modalidades. El monto que percibe cada uno de ellos es de 8 mil pesos, la mitad del salario mínimo.
En el programa Hacemos Futuro, los beneficiarios tienen la obligación de realizar tramos de terminalidad educativa y cursos de formación profesional. La alfabetización, terminalidad educativa y formación en oficios son necesidades reales de los sectores populares que deben ser abordadas desde políticas de este tipo. Desgraciadamente, Hacemos Futuro ha sido diseñado con una ineptitud técnica pasmosa y un enorme desconocimiento de la realidad social por los funcionarios yupies del macrismo. Actualmente no existen vacantes en los secundarios para quienes quieren estudiar, las pocas aulas que el Gobierno no cerró no dan abasto y la escasa oferta de talleres laborales no tiene relación alguna con las necesidades formativas del sector.
El otro programa, Proyectos Productivos Comunitarios, surge de la Ley 27.345 que impulsamos los movimientos populares y fue votada en forma virtualmente unánime por el Congreso Nacional. En cumplimiento de esta norma, el Gobierno otorga un salario social complementario equivalente al 50% del salario mínimo vital y móvil a unos 260 mil trabajadores que participan de los distintos proyectos de economía popular. Se trata de una política cuyo principal problema radica en su arbitraria restricción. Como afirma la ley, debería ser un derecho de acceso universal para 4 millones de trabajadores no asalariados de la Argentina.
Los movimientos populares tienen un rol significativo en el diseño y la coordinación de los proyectos productivos comunitarios. En efecto, aproximadamente un centenar de organizaciones sociales coordinan las actividades laborales de los trabajadores voluntariamente asociados a las mismas. Se trata de un valioso entramado comunitario de cooperativas, asociaciones y grupos de base cuyo aporte cotidiano a la justicia social es totalmente desconocido.
Así las cosas, el desconocimiento, alimentado por los voceros del odio, engendra incomprensión y prejuicio. Entre ellos, quisiera destacar cuatro mitos fundantes de la actual percepción que pretenden imponer sobre los movimientos populares.
El primer mito es que los movimientos populares están compuestos por personas que no trabajan. Falso. La inmensa mayoría de los integrantes de los movimientos populares trabajan, y mucho. Son hombres y mujeres que se inventaron, individual o colectivamente, su propio trabajo. Trabajan como cartoneros, recicladores, horticultores, feriantes, vendedores ambulantes, costureros, cortadores, estampadores, cocineros, carpinteros, herreros, comunicadores comunitarios, educadores populares, promotores de salud, obreros de empresas recuperadas. También construyen viviendas, limpian arroyos, arreglan plazas, pintan escuelas, realizan la recolección de residuos entre una infinidad de tareas de enorme valor socioambiental. Muchos son trabajadores y trabajadoras comunitarios, dedicados a brindar cuidados a los sectores más vulnerados en su dignidad: los ancianos víctimas del abandono estatal, los niños con graves carencias alimentarias, los jóvenes devastados por el consumo de droga. Su trabajo, realizado en condiciones de inmensa precariedad, es enormemente productivo para la sociedad y merece el mayor de los respetos.
El segundo mito es que quienes reciben una transferencia de ingresos como el salario social complementario porque “viven del plan”, “viven del Estado”. Falso. Como prueba, me remito a un argumento inapelable: nadie, absolutamente nadie, puede mantener a una familia únicamente con un ingreso equivalente a medio salario mínimo. Los mal llamados “planes sociales” simplemente permiten complementar los ingresos que obtienen directamente los trabajadores en las actividades mencionadas anteriormente. Se trata de un sector que los académicos denominan “microinformal” y nosotros preferimos llamar economía popular. Vale destacar que apenas el 10% de los trabajadores de este sector cobran el salario social complementario.
El tercer mito es que las transferencias de ingreso que realiza el Ministerio de Desarrollo Social son administradas por los movimientos populares. Falso. Todos los trabajadores cobran su salario social complementario a través de una tarjeta bancaria personal e intransferible. Las organizaciones sociales no tienen ninguna intervención en este procedimiento. Es cierto que, como en todas las realidades que atraviesan a los vulnerables, existen personas inescrupulosas y abusivas. Muchas organizaciones hemos denunciado estas prácticas. En ese sentido, solicitamos al Estado que arbitre los medios necesarios para efectivizar las denuncias y proteger a los trabajadores. Así, cada vez que los trabajadores retiran su magro salario social de un cajero automático, sale un ticket que advierte contra abusos y estafas.
Alrededor del 2% de los titulares presentaron denuncias. Yo mismo he tramitado alguna de ellas cuando el 0800 habilitado no funciona. Existen en la actualidad causas penales por abusos que deben ser adecuadamente resueltas por la Justicia. En algunos casos, los responsables han sido supuestos militantes sociales. Son situaciones lamentables que tiñen el trabajo del conjunto, como cuando un policía, político, periodista, sindicalista o empresario coimero desprestigia a sus respectivas instituciones. Sin embargo, la inmensa mayoría de los militantes de las organizaciones son personas honestas, dignas, comprometidas. A mi juicio, si el resto de los sectores vinculados a la cosa pública tuvieran la ética media de nuestros compañeros viviríamos en un país muchísimo menos corrupto que el actual.
El cuarto mito es que los programas sociales representan una proporción alta del gasto público. Falso. Tan falso que me produce indignación. Miserables los que dicen que se invierte demasiado en los más pobres cuando la falsedad de la afirmación puede verse en cada esquina del país. Todos los denominados “programas de transferencia de ingreso” representan el 1,2% del Presupuesto. Los Proyectos Productivos Comunitarios menos del 0,5% del presupuesto nacional. Para darse una idea de lo irrisorio del gasto destinado a la inclusión laboral de la población más vulnerable basta decir que orilla el 1% de las reservas que Macri despilfarró en la timba financiera en los últimos seis meses. Aun recuperando los niveles de empleo formal perdidos durante el macrismo, para avanzar hacia una sociedad sin hambre, exclusión ni pobreza, para crear los puestos de trabajo comunitario necesarios, desarrollar la soberanía alimentaria a través de la pequeña agricultura y avanzar en la integración sociourbana de los 4.416 barrios populares marginados, las políticas públicas de tierra, techo y trabajo deberían estar en el orden del 10% del gasto público.
La desvalorización del esfuerzo constructivo de miles de vecinos, campesinos, trabajadores, militantes, voluntarios, técnicos y profesionales que dedican su vida a promover estas redes de esperanza refleja los peores instintos de nuestra sociedad. Esa obsesiva necesidad de escrutar la conducta de quienes luchan honestamente por la justicia social para detectar sus contradicciones y desacreditarlos es, tal vez, una forma de nihilismo que pretende convencernos de la naturaleza universal del egoísmo. Hemos llegado al ridículo de discutir cómo eliminar los “planes sociales” o las organizaciones populares en vez de debatir cómo eliminar el hambre, la pobreza, la precariedad laboral, el deterioro sanitario, el analfabetismo funcional o la creciente desigualdad.
En un país donde alrededor de 6 millones de personas descartadas por el mercado se ganan el pan con el sudor de su frente se necesitan muchas más experiencias comunitarias que agrupen, integren, organicen, complementen, formalicen y promuevan estas valiosas actividades. La reafirmación de los derechos de sus trabajadores, el fortalecimiento de los lazos solidarios, el mejoramiento de sus unidades productivas deberían ser políticas de Estado. Es paradójico que los políticos, en particular los culpables del empobrecimiento masivo de la población argentina, busquen el problema en el único reducto de esperanza, en el refugio que construimos con amor, sacrificio y dignidad para defendernos de la marginación”, concluye Grabois.
Con la Multisectorial 21F, el Papa avanzó fuertemente en un proceso de unidad de los sectores más golpeados por la crisis económica de los últimos años. Sindicatos, movimientos sociales, empresarios nacionales y dirigentes políticos en el mismo camino, con un programa único de acción, basado en la encíclica “Laudato Sí”. Se necesitaron reconciliaciones, zampar algunos sapos y avivar renunciamientos de todo tipo y cargo. Así fue que en las PASO de agosto se logró la unidad de la oposición y se puso a prueba el "Plan Polaco" con éxito en las urnas.
En esta perspectiva, el enviado del Papa a su país, monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de la Academia de Ciencias y Ciencias Sociales del Vaticano, expuso sobre el magisterio del Sumo Pontífice el pasado sábado 14 de septiembre de 2019 en la biblioteca del Sindicato de Camioneros en el barrio porteño de Parque Chacabuco de Buenos Aires. Lo acompañó en el panel, el líder del Sindicato de Chóferes de Camiones, Hugo Antonio Moyano y el coordinador nacional de la Multisectorial 21 F, Gustavo Vera, director de la ONG La Alameda.
En su ponencia monseñor Sánchez Sorondo, resaltó que “es providencial tener un Papa argentino y siendo nuestro gran líder tenemos que defender e impulsar su programa que es la defensa de la casa común, la madre tierra como llama San Francisco de Asís, y luchar por la dignidad humana. Porque el capitalismo salvaje, como lo llamaba San Juan Pablo II, pone el centro en el dinero, y no en el ser humano y su casa común. En su encíclica Laudato Sí el Papa no quiere que sea sólo un documento sino que se tenga en cuenta porque tiene implicancias en la humanidad, las migraciones por ejemplo que por cambio climático los pone en vulnerabilidad al huir de la sequía o las lluvias y allí quedan rehenes de los tratantes. También el delito de lesa humanidad de explotación sexual, como la venta y compra de órganos”, y añadió el enviado del Papa a su patria que “ojalá que la providencia además de darnos un Papa que nos de un gobierno que lo siga, que aplique su programa, que no es más que Cristo y las Bienaventuranzas. Los argentinos, y no ustedes, tienen que valorar al Papa, como lo hizo el pueblo polaco con Juan Pablo, y como los alemanes lo hicieron con Benedicto. Porque es Francisco quien ha unido a los líderes religiosos de todo el mundo en defensa de la dignidad humana y la protección de la casa común”.
Sobre el autor
Cristiano Morsolin es investigador y trabajador social italiano radicado en Latinoamérica desde 2001. Co-fundador del Observatorio sobre Latinoamerica Selvas de Milán (Italia), ha trabajado en la campaña “Jubileo 2000” de la Conferencia Episcopal Italiana, en el Centro Tricontinental CETRI de la Universidad Católica de Lovaina-Bélgica (juntos al sociólogo de la religión Francois Houtart).
Fue recibido en audiencia por el Papa Francisco el día 21 de octubre de 2017. Colabora con varios mass-media internacionales: SIR (Vaticano), VITA (Milan), CIPSI (Roma), ALAI (Quito), Religión Digital (Madrid), Ecodebate y Adital (Brasil). Fue profesor invitado por la Universidad del Externado de Colombia y por la Universidad Politecnica Salesiana del Ecuador UPS.
Autor de varios libros en 5 idiomas, el más reciente “Cambio civilizatorio y nuevos liderazgos sociales” (en colaboración con el Embajador de Naciones Unidas, Dr. Franco Vincenti), Ed. Ántropos, Bogotá, marzo 2019 – Prologo del Cardenal Turkson.
Actualmente colabora con Mons. Joaquim Pinzón, obispo de Puerto Leguizamo (Amazonia) que participó en el Sinodo para Amazonia.