Velad y orad, para no caer en tentación; el espíritu está pronto, pero la carne es débil» (Mc 14,36-38). I Domingo de Cuaresma
Las tentaciones
I Domingo de Cuaresma
Ciclo “B”: Génesis 9,8-15; Salmo 24; 1Pedro 3,18-22; Marcos1, 12-15.
Textos bíblico
“La serpiente era más astuta que las demás bestias del campo que el Señor había hecho. Y dijo a la mujer: «¿Conque Dios os ha dicho que no comáis de ningún árbol del jardín?». La mujer contestó a la serpiente: «Podemos comer los frutos de los árboles del jardín; pero del fruto del árbol que está en mitad del jardín nos ha dicho Dios: “No comáis de él ni lo toquéis, de lo contrario moriréis”». La serpiente replicó a la mujer: «No, no moriréis; es que Dios sabe que el día en que comáis de él, se os abrirán los ojos, y seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal». Entonces la mujer se dio cuenta de que el árbol era bueno de comer, atrayente a los ojos y deseable para lograr inteligencia; así que tomó de su fruto y comió. Luego se lo dio a su marido, que también comió. Se les abrieron los ojos a los dos y descubrieron que estaban desnudos; y entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron” (Gn 3,1-7).
Tiempo de tentación
En la narración bíblica de la creación se describe cómo Adán y Eva caen ante las insinuaciones del Tentador. En muchas ocasiones, el pueblo elegido desvía su corazón, dando culto a dioses extranjeros, idolatría que se describe con imágenes de infidelidad matrimonial y de prostitución. El Éxodo, el exilio de Israel y la Cuaresma tienen alguna similitud, en cuanto que son periodos de tiempo en los que se percibe, por un lado la tiranía de los enemigos del pueblo de Dios, y por otro lado, el ofrecimiento providencial permanente como invitación a retornar a la fidelidad, al gozo de pertenecer al único Dios.
Jesús fue tentado
Jesús hereda del primer Adán la tierra yerma, el jardín desolado. En medio del desierto, el Tentador se acercó a Jesús. Por tres veces, por no decir muchas veces, el Nazareno fue tentado respecto a las tres dimensione esenciales: la relación con Dios, con los demás, y con uno mismo, la dimensión vertical, la horizontal y la interior, representadas en las propuestas de saciar el hambre, dar un espectáculo y poseer bienes.
Propuesta
«Simón ¿duermes?, ¿no has podido velar una hora? Velad y orad, para no caer en tentación; el espíritu está pronto, pero la carne es débil» (Mc 14,36-38).