Es momento de disponerse a celebrar con humildad la Semana Santa. Domingo de Ramos

Domingo de Ramos
Domingo de Ramos

Testigos o hipócritas

Domingo de Ramos 

Bendición de Ramos: Ciclo B: (Marcos 11,1-10)

Liturgia de la Eucaristía: (Isa 50,4-7; Sal 21; Flp 2,6-11; Mc 14,1-15,54) 

Texto bíblico 

“El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios; al contrario, se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo, hecho semejante a los hombres. Y así, reconocido como hombre por su presencia, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo exaltó sobre todo y le concedió el Nombre sobre todo nombre” (Flp 2, 6-11). 

Tiempo paradójico 

El Domingo de Ramos queda más vinculado a la procesión triunfal del Señor en su entrada solemne en Jerusalén, que por la lectura de la Pasión de Jesús. Sin embargo, la liturgia celebra un tiempo paradójico, ya que al mismo tiempo que canta el “¡Hosanna al Hijo de David!”, se dispone a entrar en la Semana Santa, en la que se reaviva el recuerdo y la celebración de la Pasión y muerte del Señor. Impresiona el hecho social, tan frecuente, del populismo. Quienes acogen entusiasmados a Jesús, serán los mismos que pedirán su muerte, arengados por las autoridades religiosas del momento. Este hecho denuncia la manipulación con la que a menudo se somete a los pueblos. 

Jesús, el protagonista paradójico 

El hecho de llevar hoy una palma o ramo de olivo, plantas de hoja perenne, nos convierte en testigos y seguidores del Nazareno, o en hipócritas que se unen al grupo del que puede sacar mayor provecho. El Señor se va a poner a los pies de los discípulos.  El profeta ya había anunciado la entrada del Mesías sobre un asno, y no a caballo. Y el mismo Jesús, a lo largo de toda su enseñanza, instruyó a los suyos en la sabiduría de la cruz, en la primacía de los pequeños, en la dignidad del que sirve, en la prioridad de los últimos. “El que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos» (Mt 20,26-28). 

Propuesta 

Es momento de disponerse a celebrar con humildad la Semana Santa.

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