“Voy a escuchar lo que dice el Señor II Domingo de Adviento
“Una voz grita: «En el desierto preparadle un camino al Señor; allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios; que los valles se levanten, que montes y colinas se abajen, que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale.” (Isa 40, 3-4)
El desierto es el lugar de la Palabra. En Adviento se nos dirigen palabras al corazón. Es tiempo propicio para escuchar la voz del Amor.
Le preguntaron a Juan: «¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?». Él contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías». (Jn 1, 22-23)
“Detrás de mí viene el que puede más que yo” (Mc 1, 8). El que viene es el enviado de Dios, su propio Hijo, para consumar la alianza de amor con la humanidad. «Por eso, yo la persuado, | la llevo al desierto, le hablo al corazón. “ (Os 2, 16)
“Queridos hermanos: No perdáis de vista una cosa: para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no tarda en cumplir su promesa, como creen algunos. Lo que ocurre es que tiene mucha paciencia con vosotros, porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se conviertan” (2Pe 3, 8-9).
“Consolad, consolad a mi pueblo —dice vuestro Dios—; hablad al corazón de Jerusalén, gritadle, que se ha cumplido su servicio, y está pagado su crimen“(Isa 40,1). Durante este tiempo, la Iglesia nos ofrece los textos bíblicos más entrañables. Es misión del creyente hacer atractiva la fe, no como acomodo, sino como verdad revelada.
“Voy a escuchar lo que dice el Señor: «Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos. La salvación está ya cerca de sus fieles, y la gloria habitará en nuestra tierra” (Sal 84).
