“Revestíos de compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia. II Viernes de Cuaresma

II Viernes de Cuaresma
II Viernes de Cuaresma

Tiempo de valorar nuestra naturaleza

II Viernes de Cuaresma

(Génesis 37,3-4.12-13a.17b-28; Salmo 104; Mateo 21, 33-43.45-46) 

Texto bíblico 

Israel amaba a José más que a todos los otros hijos, porque le había nacido en la vejez, y le hizo una túnica con mangas. Al ver sus hermanos que su padre lo prefería a los demás, empezaron a odiarlo y le negaban el saludo” (Gn 37,3-4). 

Tiempo de valorar nuestra naturaleza 

La historia de José es un relato especialmente profético de lo que va a sufrir Jesús. Al igual que el texto del Génesis narra que Jacob hizo una túnica de mangas largas para su hijo amado, vamos a encontrar en los evangelios narraciones que aluden al manto y a la túnica del Nazareno. La imagen de la túnica puede interpretarse no solo como prenda para vestir, sino como la naturaleza con la que nos ha revestido el Creador, los vestidos que confeccionó para Adán y Eva cuando se sintieron desnudos, para salvarlos de la vergüenza. José es despojado de su túnica. Jesús será también despojado de la túnica, y por este hecho, nosotros heredamos la dignidad de estar recubiertos con la naturaleza humana que asumió Cristo en el seno de María, su madre. 

Herederos de la túnica de Jesús 

En la Cruz, el Cuarto Evangelio describe cómo los soldados se reparten los vestidos del Crucificado, pero respetan la túnica sin costura, que evoca la túnica de mangas largas, y la echan a suerte. María en esos momentos está de pie junto a la Cruz, siendo testigo del sorteo de la túnica, que muy posiblemente habría hecho ella misma, como narra la Biblia que hacia la madre de Samuel: “Su madre le hacía cada año una túnica pequeña y se la llevaba cuando subía con su esposo a ofrecer el sacrifico anual” (1Sam 2,19). Desde esta consideración se comprende mejor lo que dice el apóstol Pablo: “Revestíos de la nueva condición humana creada a imagen de Dios” (Ef 4,24).

Propuesta

Revestíos de compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia. Sobrellevaos mutua-mente y perdonaos cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta” (Col 3,12-14).

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