Haz un tiempo de adoración a la presencia de Jesucristo en la Eucaristía. 21 III Sábado de Pascua
Pan de Vida
21.- III Sábado de Pascua
Texto evangélico
“Muchos de sus discípulos, al oírlo, dijeron: «Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?». Sabiendo Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: «¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y, con todo, hay algunos de entre vosotros que no creen». Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: «Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede». Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?». Simón Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».” (Jn 6, 60-69)
Comentario
El Evangelio que se proclama este día pertenece al discurso del 'Pan de vida', en el cual Jesús anunció el misterio de su presencia en el sacramento de la Eucaristía. Ante esto, muchos de sus discípulos se escandalizaron y lo abandonaron. Debió ser una situación muy dramática para el Maestro, al ver la falta de acogida al núcleo de su enseñanza por parte de los discípulos.
Cada uno puede personalizar la pregunta que hace Jesús a los apóstoles: “¿También vosotros queréis marcharos?” Y aunque de forma espontánea y rápida, Pedro responde en nombre de todos los apóstoles: “¿a quién vamos a acudir?”, la respuesta, según el evangelista no implica una fidelidad absoluta, cuando el mismo Jesús sabía quién no creía y quién lo iba a entregar.
Es tiempo pascual, y como profesaron los apóstoles después de la resurrección del Señor, debemos confesar nuestra pertenencia a Jesucristo: 'Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.
Propuesta
Haz un tiempo de adoración a la presencia de Jesucristo en la Eucaristía.