Estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre I Miércoles de Cuaresma

I Miércoles de Cuaresma
I Miércoles de Cuaresma

Las señales de Dios

I Miércoles de Cuaresma

(Jonás 3,1-10; Salmo 50; Lucas 11,29-32) 

Texto evangélico 

Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación” (Lc 11,29-30). 

Tiempo de discernimiento 

A la hora de realizar un discernimiento sobre lo que Dios quiere para cada uno, una de las referencias importantes son los acontecimientos que suceden, que se pueden convertir en señales providentes que iluminan a quien desea confirmarse en alguna opción de vida. A veces, se esperan signos extraordinarios y grandilocuentes, como si eso garantizara que vienen de Dios. Sin embargo, cuando uno consulta las Escrituras, descubre, precisamente, que la sencillez, lo humilde y lo pequeño son señales que indican la firma divina.

Jesús, revelación de Dios 

En la plenitud del tiempo, Dios envió a su Hijo al mundo, nacido de mujer, nacido bajo la ley. El nacimiento del Redentor del mundo aconteció discreto, casi anónimo, y lo que los ojos humanos percibieron al acercarse a contemplar al Emmanuel fue un niño indefenso, envuelto en pañales y recostado en un pesebre. Hay quien ve en los lienzos que envuelven el cuerpo del Señor la correspondencia con los pañales, y al revés. En cualquier caso, la gran señal cristiana es la Cruz, y en ella, Jesucristo, inmolado como Cordero que da la vida en rescate de todos los hijos de los hombres.

Propuesta

“Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, velaría y no le dejaría abrir un boquete en casa. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre»” (Lc 12, 39-40).

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