Tiempo Ordinario
Pasó la Pascua y la fiesta de Dios.
Se reemprende el camino cotidiano.
Nos queda el maná para el desierto,
el Pan del cielo y la Palabra dada.
Es precepto caminar con esperanza,
si Dios va con nosotros permanente.
Mas el sendero en la arena se pierde.
Y el sol de plano paraliza en el estío.
Se añora el fresquedal, la sombra amiga,
la nube que amortigüe en la estepa el sol.
Serpentea el halago, arrecia la intemperie.
Solo queda levantarse en el tropiezo.
Y más allá de la caída, y del desánimo,
emerge en la conciencia la memoria:
“Yo voy contigo, donde tú vayas”.
Palabras-testamento acrisoladas.
Y la sed se vuelve fuente.
Y la entrega hallazgo.
La soledad se muestra compañera,
mientras se cruza la existencia.
La voz amiga resuena en las entrañas:
“Venid a mí los que estáis cansados”.
“¡Vámonos a un lugar más íntimo!”
Al corazón donde yo te habito.
4 de junio, 2023