Da fe a la persona de Jesús. XIV Domingo del Tiempo Ordinario

XIV Domingo del Tiempo Ordinario
XIV Domingo del Tiempo Ordinario

XIV Domingo del tiempo ordinario 

Texto bíblico 

Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: «¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?». Y se escandalizaban a cuenta de él. Les decía: «No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa». No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe. (Mc 6, 1-6) 

Comentario

El texto evangélico nos ofrece una posible interpretación personalizada. Cabe que, como los vecinos de Jesús, nos defendamos de la verdad y de la enseñanza de los que conviven con nosotros, con el argumento de que los conocemos muy bien y, por tanto, no nos sorprenden sus palabras. Es clásico el refrán: “Nadie es profeta en su tierra”.

Sabemos que el argumento que se emplea sobre los hermanos de Jesús, para demostrar que María tuvo más hijos, obedece a la interpretación de convertir en hermanos biológicos a quienes son primos o familiares próximos. Parece más acorde con el texto original, que el título que se le da a Jesús de carpintero, refiriéndose a su trabajo, esté más relacionado con la construcción, al que muy posiblemente se dedicaron tanto Jesús como José.

A la hora de aplicarnos el relato, la admiración que muestra Jesús por la falta de fe de sus vecinos nos interpela. “Saber sobre Jesús es conocimiento; creer en él es convicción” (Carlos del Valle). Quizá nos sucede como a los de Nazaret, que sabemos cosas de Jesús, pero no acabamos de dar fe a su persona.

Propuesta 

Da fe a la persona de Jesús. 

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