El escultor canadiense es el autor de la nueva escultura colocada en el Vaticano Nueva obra de Timothy Schmalz en la plaza de San Pedro: "La última que pudo ver el papa Francisco"

El pasado 15 de abril este artista nacido en 1969 veía instalada una más de las numerosas piezas escultóricas que tiene en todo el mundo en la plaza de San pedro
La obra, que se quiso titular como "Sed acogedores" y representa la figura de un hombre sin hogar alado y de bronce que está sentado en un banco, es, como reconoce el artista, "la última obra de arte que el Papa pudo ver acabada antes de morir, cerca de su residencia"
No es la primera creación de este reconocido escultor que se eleva a la sombra de la columnata de Gian Lorenzo Bernini"
"En esta ocasión lo hice inspirándome en uno de los más bellos pasajes de la Biblia, que merece más que una escultura, un versículo de la Carta a los Hebreos (Heb 13,2) en que se pide que 'no os olvidéis de practicar la hospitalidad; gracias a ella, algunos, sin saberlo, acogieron ángeles'"
No es la primera creación de este reconocido escultor que se eleva a la sombra de la columnata de Gian Lorenzo Bernini"
"En esta ocasión lo hice inspirándome en uno de los más bellos pasajes de la Biblia, que merece más que una escultura, un versículo de la Carta a los Hebreos (Heb 13,2) en que se pide que 'no os olvidéis de practicar la hospitalidad; gracias a ella, algunos, sin saberlo, acogieron ángeles'"
| Xavier Pete
Uno de los espacios que el escultor canadiense Timothy Schmalz procura no perderse cada vez que viaja a Roma es la plaza de San Pedro. De hecho, es en este lugar —que este fin de semana acogerá uno de los acontecimientos religiosos más relevantes de la historia a raíz de la misa exequial del papa Francisco— donde el pasado 15 de abril este artista nacido en 1969 veía instalada una más de las numerosas piezas escultóricas que tiene en todo el mundo. Lo hacía, en este sentido, “poco tiempo después de que el mismo pontífice así lo validara al conocer el diseño y al pedir copias hechas a escala”, como señala Schmalz.
La obra, que se quiso titular como “Sed acogedores” y representa la figura de un hombre sin hogar alado y de bronce que está sentado en un banco, es, como reconoce el artista, “la última obra de arte que el Papa pudo ver acabada antes de morir, cerca de su residencia”. No obstante, no es la primera creación de este reconocido escultor que se eleva a la sombra de la columnata de Gian Lorenzo Bernini, puesto que en 2019 se estrenó “Ángeles sin saberlo“, en que un grupo numeroso de refugiados se levantan encima de una embarcación.

“La empecé a hacer después de aquella”, detalla, “y en esta ocasión lo hiceinspirándome en uno de los más bellos pasajes de la Biblia, que merece más que una escultura”. Schmalz se refiere a un versículo de la Carta a los Hebreos (Heb 13,2) en que se pide que “no os olvidéis de practicar la hospitalidad; gracias a ella, algunos, sin saberlo, acogieron ángeles“, y así fue cómo hizo una obra que “es hermana de la primera” para su autor. “Ahora, a través del arte, se experimenta la profundidad bíblica”, sostiene.
"No os olvidéis de practicar la hospitalidad; gracias a ella, algunos, sin saberlo, acogieron ángeles"
"La escultura es toda una sorpresa"
“Es una escultura llena de sorpresas“, indica el canadiense, en referencia al hecho de que la obra cambia dependiendo de cuál sea el punto desde donde se mira: “Es toda una sorpresa, como el ser humano, puesto que desde un lado se ve a un peregrino con su mochila en la espalda y, desde otro, a un ángel que nos mira fijamente a los ojos”, detalla. La obra, además, está situada en un espacio que no es casual: “Cerca de ella, hay unas duchas que Francisco pidió instalar para los más desvalidos y un ambulatorio”, continúa Timothy Schmalz.
"Fue gracias al arzobispo polaco Konrad Krajewski, limosnero del pontífice, que el canadiense pudo hacer llegar la idea de colocar esta nueva escultura en San Pedro al Papa, que 'dijo que sí rápidamente'"
Fue gracias al arzobispo polaco Konrad Krajewski, limosnero del pontífice, que el canadiense pudo hacer llegar la idea de colocar esta nueva escultura en San Pedro al Papa, que “dijo que sí rápidamente”. Con la nueva adquisición del Vaticano “interpelando” a todos los turistas y peregrinos que pasan por allá, Schmalz se siente “orgulloso de ver cómo hay gente que la toca e, incluso, acaba de convertirse del todo en cristiana“.

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