Los restos del Papa se expondrán en la Basílica de San Pedro desde las 11 para despedir a Jorge Bergoglio Miles de fieles llegan a San Pedro para el último adiós a Francisco

Francisco será velado, durante tres días, y recibirá el cariño de centenares de miles de fieles, que ya se agolpan en las inmediaciones de la mayor plaza de la Cristiandad para despedir al Papa de la Esperanza antes del funeral, que tendrá lugar el sábado a las diez de la mañana
La procesión recorrió la Via della Sacrestia, pasando por la Piazza dei Protomartiri Romani y salió a la Piazza San Pietro pasando por el Arco de las Campanas. Después, se dirigió al centro de la plaza y subió al atrio, entrando a la basílica y recorriendo la nave central
Las lágrimas son moneda corriente en la Plaza a la espera de poder entrar a saludarlo. Durante 12 años provocó llantos de emoción y alegría en miles de personas. Sus manos por suerte descansan ya. Quedaron hinchadas de tanto amor, de tanto apretón: unas 200 personas que asistían al Bacciamano por miércoles de audiencia general durante más de 500 semanas
Las lágrimas son moneda corriente en la Plaza a la espera de poder entrar a saludarlo. Durante 12 años provocó llantos de emoción y alegría en miles de personas. Sus manos por suerte descansan ya. Quedaron hinchadas de tanto amor, de tanto apretón: unas 200 personas que asistían al Bacciamano por miércoles de audiencia general durante más de 500 semanas
Hernán Reyes Alcaide, corresponsal en el Vaticano , Jesús Bastante
Imponente procesión con el traslado de los restos del papa Francisco desde la capilla de Casa Santa Marta a la basílica de San Pedro, donde será velado, durante tres días, y recibirá el cariño de centenares de miles de fieles, que ya se agolpan en las inmediaciones de la mayor plaza de la Cristiandad para despedir al Papa de la Esperanza antes del funeral, que tendrá lugar el sábado a las diez de la mañana.
Una solemne procesión, encabezada por el cardenal camarlengo y el ceremoniero, recorrió el breve espacio entre la Casa Santa Marta y la basílica a la que accedieron por la nave central, permitiendo que el cuerpo de Francisco volviera a recorrer sus últimos pasos en vida. Decenas de miles de fieles contemplaban la escena, esperando para poder entrar en el templo para despedir a su Papa. En un silencio absoluto, solo roto con aplausos cuando Francisco rodeó la plaza antes de entrar en el templo.

Delante de la entrada de la Domus se colocaron los Penitenciarios (con la estola roja y una vela encendida en la mano) y los Alabarderos de la Guardia Suiza, que caminaron junto al féretro. Tras la oración introductoria y la invitación del diácono «Procedamus in pace», comenzó la procesión desde la Capilla: los cardenales y los patriarcas, seguidos por el cardenal camerlengo y el maestro de ceremonias. Los 14 barilleros-sediarios llevaron en hombros el féretro del difunto Romano Pontífice Francisco, seguidos por los secretarios, familiares y antecámara.
La procesión recorrió la Via della Sacrestia, pasando por la Piazza dei Protomartiri Romani y salió a la Piazza San Pietro pasando por el Arco de las Campanas. Después, se dirigió al centro de la plaza y subió al atrio, entrando a la basílica y recorriendo la nave central.

"Él dio su vida para despedirse de nosotros, estamos obligados a despedirlo". Alteno, italiano de 45 años, apenas puede contener las lágrimas desde la segunda fila de asientos dispuestos en la Plaza San Pedro. Es de los primeros fieles que llegó este miércoles para despedir al papa Francisco, fallecido el lunes a los 88 años, y que desde hoy al viernes tendrá su último baño de masas.
El anteúltimo, su recorrida en Papamóvil del domingo de Pascua, fue su adiós desde la vida terrena. Hoy empieza el vínculo celestial entre los fieles y el Papa que hizo de la cercanía al pueblo la marca registrada de su pontificado.

A las 9 en punto, un grupo de cardenales reunidos en la capilla de la residencia Casa Santa Marta inició el traslado del féretro hacia la Basílica de San Pedro. Las próximas 60 horas, hasta el viernes a las 19, será el que era su "pueblo fiel" el encargado de despedirlo. Mariana, peruana residente en Roma, es otras de las fieles que se acercó a primera hora para poder estar en la despedida al cuerpo del Papa, que descansa en paz con sus brazos cruzados sosteniendo un rosario desde que fue preparado para el entierro que se hará el sábado en la Basílica de Santa Maria la Mayor, según su voluntad.
Es imposible prever números de cuántos fieles se acercarán a Roma para saludar a Francisco. Pero hasta los poco eficaces trenes italianos olfatean un baño de masas y anunciaron un inédito refuerzo de las frecuencias para permitir la llegada de personas a la capital italiana. Francisco seguro hubiera hecho un chiste con que es su primer milagro.

Las lágrimas son moneda corriente en la Plaza a la espera de poder entrar a saludarlo. Durante 12 años provocó llantos de emoción y alegría en miles de personas. Sus manos por suerte descansan ya. Quedaron hinchadas de tanto amor, de tanto apretón: unas 200 personas que asistían al Bacciamano por miércoles de audiencia general durante más de 500 semanas, además de otras ¿casi 100? diarias de promedio por los encuentros en los salones del Palacio Apostólico.
Somos muchos los que nos llevamos un poquito de esas manos con nosotros. Muchas veces habló del lenguaje de las manos, la mano y el corazón: de cómo había que hacer lo que se dice y siente. Cumplió con esa prédica y la llevó hasta el punto más extremo, como se vio en esa recorrida por la multitud de hace apenas 72 horas. Alessandra, también italiana, pasa sin problemas los controles de seguridad dispuestos en torno a la Plaza para despedirlo. Hace un chiste con otro "milagro" de Bergoglio: que todos sus amigos no católicos hayan intercambiado memes y fotos de recuerdo como si fueran de misa cotidiana.

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