Personas de toda raza y cultura encuentran sentido al aceptar a Jesús resucitado y seguirle Epifanía del Señor (06.01.2021): Dios ilumina a todos, a cada uno en su lenguaje
Creer y vivir como Jesús salva, alegra, da esperanza
| Rufo González
Comentario:hemos visto su estrella y venimos a adorarlo (Mt 2, 1-12)
Los estudiosos de la Biblia no creen que este episodio sea real. Piensan que se trata de una adaptación parabólica del viaje de la reina de Saba al rey Salomón (1Re 10,1-13). Hay muchas coincidencias: reina anónima y magos anónimos (1Re 10,1; Mt 2,1), reina y magos son sabios (1Re 10,1), una y otros buscan al rey judío para adorarlo (1Re 10,6-9; Mt 2,2), son guiados por una estrella (Tárgum Sheni; Mt 2,2), llegan preguntando y encuentran respuestas (1Re 10,3; Mt 2,4-5), ofrecen regalos casi idénticos (1Re 10,10; Mt 2,11), y tras la visita regresan a su país y desaparecen de la historia (1Re 10,13; Mt 2,12). Mateo pretende transmitir que Jesús es el nuevo Salomón, más sabio que el anterior (Mt 12,42). Para ello elabora una parábola, inspirada en el Antiguo Testamento, adaptada a los destinatarios de su evangelio, judíos que conocían y admiraban a Salomón. Jesús trae una sabiduría superior que da más sentido a la vida, ofrece ideales profundamente humanos, libra del mal y satisface más plenamente los deseos de verdad y dicha. Las conversiones al cristianismo, que están viendo, manifiestan que creer y vivir como Jesús salva, alegra, da esperanza. Personas de toda raza y cultura encuentran sentido al aceptar a Jesús resucitado y seguirle.
En esta parábola, diversos tipos de personas descubren la buena noticia de Jesús. En los “magos” están simbolizados los estudiosos de la naturaleza, los sabios en general. No se dice que fueran “reyes”, ni tres. Eso son leyendas posteriores. En aquella época “se llamaba `magos´ a los estudiosos de la ciencias naturales, es decir, a los sabios o científicos (Gn 41,8)” (Ariel Álvarez). Sobre todo a los que estudiaban las estrellas. En la parábola representan al saber y a la religiosidad natural. Por una estrella llegan a conocer a la gran Estrella del Creador, a Jesús que nos revela el misterio de Dios. En la parábola se dice que también los sacerdotes y escribas llegaron a conocer, a través de las Escrituras, el nacimiento del Mesías de Dios. Y hasta el rey Herodes, por sus consejeros y asesores, pudo tener noticia del Hijo de Dios, y llegar a conocer su mensaje de vida. El fondo del relato es que Dios no excluye de su amor a nadie. Jesús habla a todos y se hace entender por todos. A cada uno en su lenguaje. Buen ejemplo para la Iglesia que debe seguir su huellas: no excluir a nadie de su amor, “no imponiendo más cargas que las indispensable” (He 15,28).
Las tres estrellas de San Buenaventura. En su reflexión sobre la Epifanía, el “Doctor Seráfico” habla de tres estrellas que nos acompañan siempre. Una es exterior: la Biblia, que debemos conocer y releer. Otra, que consideramos superior, la Virgen María, abogada y medianera. Y la tercera, interior, el Espíritu Santo (In Epiphania Domini: Obras de San Buenaventura. BAC. Madrid 1946. T. 2, p. 460-466). Sin duda, el cristiano puede considerar como “estrellas” de su vida la Biblia, a la Madre de Jesús y al Espíritu Santo.
- Respecto de la Biblia, el concilio Vaticano II nos recuerda: “En los Libros sagrados, el Padre, que está en el cielo, sale amorosamente al encuentro de sus hijos para conversar con ellos” (DV 21). “Todos saben que entre los escritos del Nuevo Testamento sobresalen los Evangelios, por ser el testimonio principal de la vida y doctrina de la Palabra hecha carne, nuestro Salvador” (DV 17).
- Respecto de María, San Francisco de Asís expone que ella, “abogada nuestra”, nos conduce a Cristo, el Dios humanado, y Cristo es el mediador único en todas las cosas ante el Padre. María es “mediatrix ad Christum” y Cristo es “mediator ad Patrem”. Francisco “en todos los pobres veía al Hijo de la Señora pobre llevando desnudo en el corazón a quien ella llevaba desnudo en los brazos”. “Hermano, cuando ves a un pobre, ves un espejo del Señor y de su madre pobre”. Son “los hijos de la Señora pobre”. “Si no puedes atender de otro modo a los que vienen, quita los atavíos y las variadas galas a la Virgen. Créeme: la Virgen verá más a gusto observado el evangelio de su Hijo y despojado su altar, que adornado su altar y despreciado su Hijo” (Para Celano, “speculum” significa lo que hace visible y permite ver en sí otra cosa. T. Celano: Vida segunda de San Francisco, 83,85. “S. Francisco de Asís. Escritos. Biografías. Documentos de la época. Edición preparada por José Antonio Guerra, ofm Biblioteca de Autores Cristianos (BAC 399). Madrid, 1998, 7ª edición, págs. 229-359).
- Respecto del Espíritu Santo, podemos decir que el Amor gratuito, el don más excelente humano, es el regalo principal del Espíritu Santo. Según san Mateo (25,31ss) socorrer al necesitado es reconocer a Cristo en los demás y comunicar el amor del Padre con ellos, aunque “no se haya visto” a Cristo. “El propio Hijo encarnado... ha infundido su Espíritu de caridad en los corazones de las personas” (GS 78). El texto no hace excepciones: toda persona que ama gratis a sus semejantes está siendo dócil al Espíritu de amor derramado en todos . “Por este camino, en toda la tierra, las personas serán incitadas a la esperanza viva” (GS 93).
Oración:Hemos visto su estrella y venimos a adorarlo(Mt 2, 1-12)
Jesús, antorcha que ilumina la vida:
contemplamos la gran parábola de Mateo: la adoración de los Magos;
tu vida es estrella que ilumina toda vida:
los amigos del saber descubren tu compañía para seguir sabiendo;
las personas religiosas son iluminadas por el Amor más grande;
quienes trabajan la sociedad reciben tu preocupación por los más débiles...
A todos ofreces sentido, alegría, hermanos, esperanza de vida plena.
Los cristianos, convencidos de que tu vida es nuestro “camino”,
nos dejamos conducir por estas “estrellas”, iluminadas por ti:
“Id por todo el mundo y anunciad el Evangelio a toda la creación”;
“Ahí tienes a tu madre”;
“Recibid el Espíritu Santo”.
Un texto conciliar, Señor de la vida, enlaza estas tres estrellas:
“Bajo la luz de la fe alimentada con la lectura divina
pueden buscar cuidadosamente los signos de la voluntad de Dios
y los impulsos de su gracia en los distintos acontecimiento de la vida,
y así hacerse cada día más dóciles a su misión asumida en el Espíritu Santo.
De esa docilidad hallarán siempre un admirable ejemplo
en la Bienaventurada Virgen María que, conducida por el Espíritu Santo,
se consagró toda entera al misterio de redención humana” (PO 18).
Queremos, Jesús de todos, conocer mejor la Biblia:
- creer que “cuando se lee la sagrada Escritura, eres Tú quien habla” (SC 7);
- que “tu palabra habite abundantemente en nosotros” (Col 3,16; DV 8);
- “invocando al Espíritu Santo, buscar en las sagradas Escrituras a Dios,
como hablándonos en Ti, preanunciado por los Profetas,
Verbo de Dios encarnado por nosotros” (UR 21).
Queremos mirar a tu Madre, la creyente en el amor divino:
que agradece que Dios “mire la humildad de su esclava” (Lc 2,48);
que “protege dando vueltas en su corazón” lo que sucede (Lc 2,19.51);
que desea que la Palabra divina se realice en su vida (Lc 1,38);
que nos intima confianza en Ti: “haced lo que él os diga” (Jn 2,5);
que “con su amor materno se cuida de los hermanos de su Hijo que peregrinan...;
por eso la invocamos como abogada, auxiliadora, socorro, mediadora” (LG 62).
Como Francisco de Asís, queremos, “ver en todos los pobres
al Hijo de la Señora pobre, llevando desnudo en el corazón
a quien ella llevaba desnudo en los brazos”;
“Hermano, cuando ves a un pobre, ves un espejo del Señor y de su madre pobre”.
Los pobres son “los hijos de la Señora pobre”.
“Si no puedes atender de otro modo a los que vienen,
quita los atavíos y las variadas galas a la Virgen.
Créeme: la Virgen verá más a gusto observado el evangelio de su Hijo
y despojado su altar, que adornado su altar y despreciado su Hijo”.
Nosotros, llamados a ser tambiéntus “estrellas”, damos poca luz:
“Aunque la Iglesia, por la fuerza del Espíritu Santo,
ha permanecido siempre fiel esposa tuya, Cristo,
y nunca ha dejado de ser signo de salvación en el mundo,
sabemos muy bien que entre sus miembros -tanto clérigos como laicos-
no han faltado infieles al Espíritu Santo a través de la historia” (GS 43).
Por eso, invocamos al Espíritu Santo:
para que nos infunda valor para conformarnos con tu vida;
para que nos convenza que no se puede predicar y esperar ser creído:
- acumulando y ostentando riquezas;
- habitando suntuosos palacios;
- viviendo rodeados de tesoros y obras de arte muy valiosas;
- dominando e imponiendo normas no evangélicas...
para que nos “haga nacer de nuevo” para vivir en Ti, Cristo Jesús:
- con amor de hermanos tuyos, hijos del Padre;
- sin privilegios de raza, nación, clase social, género...;
- arrimando el hombro a las cargas de los demás;
- orando y celebrando tu memoria...
Preces de los Fieles (Epifanía del Señor 06.01.2021)
Jesús ha venido a este mundo para ser “el Hijo del hombre”. Su vida fue una “epifanía” de la verdadera humanidad, hija de Dios Padre, hermana de Jesús, habitada por el Espíritu Santo. Queremos dejarnos conducir por él. Pedimos ser guiados por su vida, diciendo: “queremos seguirtu camino, Señor”.
Por la lectura de la Biblia:
- que “nos sumerjamos en las Escrituras con asidua lectura y con estudio diligente”;
- que sepamos que “el desconocimiento de las Escrituras es desconocimiento de Cristo” (DV25).
Roguemos al Señor: “queremos seguirtu camino, Señor”.
Por la devoción a María, la madre de Jesús:
- que María sea “luz y signo de esperanza y consuelo” para nosotros (LG 68);
- que veneremos a María como madre de nuestra vida espiritual.
Roguemos al Señor: “queremos seguirtu camino, Señor”.
Por todos los cristianos:
- que aprendamos de la docilidad de la Virgen María al Espíritu Santo;
- que, conducidos como ella, trabajemos por el reinado de Dios.
Roguemos al Señor: “queremos seguirtu camino, Señor”.
Por las intenciones del Papa (Enero 2021):
- que “el Señor nos dé la gracia de vivir en plena fraternidad
con hermanos y hermanas de otras religiones,
rezando unos por otros, abriéndonos a todos”.
Roguemos al Señor: “queremos seguirtu camino, Señor”.
Por los misioneros:
- que miren mucho a Jesús, el misionero del Padre, que nos trae su Amor;
- que sientan en su corazón el Espíritu que les habita y les llena de fuerza amorosa.
Roguemos al Señor: “queremos seguirtu camino, Señor”.
Por esta celebración:
- que encontremos aquí y ahora el consuelo y la fuerza de Jesús;
- que el Espíritu Santo mueva nuestra vida y nos lleve a hacer siempre el bien.
Roguemos al Señor: “queremos seguirtu camino, Señor”.
Hacemos nuestras tus preocupaciones, Cristo Jesús: la salud de los enfermos, la comida de los pobres, la justicia y la paz de las relaciones humanas. Así nos humanizamos como Tú y seguimos la inspiración de tu Espíritu, que vive por los siglos de los siglos.
Amén.
Leganés (Madrid), 6 de enero de 2021