El Santo Cáliz de la Cena del Señor “El honor con que el Todopoderoso ha dispensado a Valencia entre tantos pueblos y naciones católicas”
“Lo calcer Hon Jesucrist, consagrá lo dijous de la cena, fet ab dues anses dor ab lo peu de la color que lo dit calcer es guarnit al entorn dor ab dos balays e dos maragdes en lo peu e ab vinthuyt perles convinent de gruig de un pesol entorn del dit calcer”.
Alfonso V el Magnánimo, lo depositó en la Catedral el 18 de marzo de 1437 como prenda de un crédito 137.430 sueldos, que pidió al Cabildo para sus operaciones en el Mediterráneo, y nunca devolvió.
Entre la valiosa e histórica colección de reliquias de la Catedral de Valencia hay una muy especial, que se conserva desde hace más de 600 años, el “Sagrado Cáliz en que Christo Señor nuestro consagró en la noche de la Cena”. Cargados y sobrados de hechos históricos, en Valencia nunca le hemos dado la importancia debida al Santo Cáliz, que muchos desconocen por no haber visitado su capilla en el templo catedralicio.
El Santo Cáliz estuvo primero en la Capilla de las Reliquias, en un armario, que sólo era abierto en determinados momentos y días para su veneración, momento en el que se explicaba: “Esta sacrosanta reliquia nos recuerda los grandes misterios que el dulcísimo Jesús obró en favor de los hombres, y en particular nos recuerda el misterio de la institución del adorable Sacramento de la Eucaristía, alimento, consuelo y esperanza de las almas fervorosas. Alabemos pues, con todo nuestro corazón al Todopoderoso por el honor que ha dispensado a Valencia entre tantos pueblos y naciones católicas, y hagamos que este tesoro tan singular sea motivo constante en nosotros de admiración, amor y agradecimiento hacia la bondad divina”.
Poco a poco fue saliendo de su anonimato y expuesto a la veneración pública. En 1606, el canónigo Honorato Figuerola, promovió que el Santo Cáliz tuviera su propia fiesta que costeaba él y le hizo una custodia de plata con que llevar la Reliquia en procesión, que seguía el mismo itinerario que la del Corpus.
Por entonces, en la Catedral se acostumbraba “el día de Jueves Santo poner en dicho Caliz reservado nuestro Amo en el Monumento”, la Sagrada Forma, cuenta Orellana. Y en una de estas ocasiones, 1744, al canónigo arcediano mayor, Vicente Frígola, se le cayó de las manos al ponerlo en el altar y se rompió, recibiendo “un gravissimo disgusto”, “determinándose, para evitar percances, no usarlo más”, cuenta Sanchis Sivera.
De su veracidad, el Catedrático de Arqueología de la Universidad de Zaraga, Antonio Beltrán, que lo analizó por encargo del arzobispo Marcelino Olaechea, concluyó que “la arqueología no tiene nada que oponer a la autenticidad del Santo Cáliz , antes bien, es capaz de probar con seguridad que dada la fecha y el origen de la copa pudo estar perfectamente en la mesa de la Cena del Señor”. Se refería a la copa superior, de calcedonia, de estilo helenístico romano, datada entre los siglos IV a.C. y I d.C.
Los demás elementos decorativos que contemplamos en la actualidad aún son añadidos anteriores al siglo XV. Asunción Alejos Morán a resultas de estos añadidos o complementos: “Así, por extrañas rarezas del destino, en esta soberbia, y única, copa, se han amalgamado tres mundos culturales distintos, el helenístico-romano, el árabe y el cristiano occidental, como caprichosa muestra, a la vez que rendido vasallaje al más insólito e inexplicable hecho que conocieran los siglos: que la Sangre de un Dios fuera bebida por los hombres”.
Prenda por un crédito que el Rey no pagó
Como tal está documentadamente vindicado desde su llegada a esta ciudad y depositada en la capilla del Palacio Real, en tiempos de Alfonso V el Magnánimo, quien lo depositó en la Catedral el 18 de marzo de 1437 como prenda de un crédito 137.430 sueldos, que pidió al Cabildo para sus operaciones en el Mediterráneo. En el acta de entrega se lee: “Lo calcer Hon Jesucrist, consagrá lo dijous de la cena, fet ab dues anses dor ab lo peu de la color que lo dit calcer es guarnit al entorn dor ab dos balays e dos maragdes en lo peu e ab vinthuyt perles convinent de gruig de un pesol entorn del dit calcer”.
Años después, el rey Fernando el Católico pretendió recuperar el relicario, y para ello envió los Jurados de la ciudad a la Catedral, pero el Cabildo replicó que para llevárselo, debía pagar la deuda. Por lo que el rey desistió.
El 18 de marzo de 1809; el Santo Cáliz fue trasladado a Alicante, desde donde regresará a Valencia a fines de enero de 1810. En marzo del mismo año es llevado a Ibiza, igualmente por motivos de seguridad. En 1812 pasa de Ibiza a Palma. En 1813 regresa desde Palma de Mallorca a la Catedral de Valencia. A partir de 1916 pasa de la Capilla de las Reliquias al Aula Capitular Antigua.
El 21 de julio de 1936, en los comienzos de la guerra civil española, fue salvado del incendio y saqueo de la Catedral, con ello de una profanación inminente y, tal vez. de una pérdida irreparable. Fue escondido primero en diversos domicilios particulares de la ciudad, y una alquería, y luego llevado a Carlet, donde pudo permanecer oculto hasta el 30 de marzo de 1939. Este año por el mal estado de la Catedral, los oficios de Semana Santa fueron celebrados en La Lonja donde se entregó el Santo Cáliz al Cabildo.
El Cardenal Arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha declarado éste un Año Jubilar Eucarístico del Santo Cáliz, el Cáliz de la Pasión. Cuenta la Sagrada Reliquia con la suerte de tener un buen y celoso Canónigo Celador, Alvaro Almenar, que están recuperando -se nota el dinamismo que le imprime- su importancia en todos los órdenes. Un prestigioso orfebre, Vicente Piró, no para de hacer preciosas réplicas del Santo Cáliz que desde todo el mundo le encargan.
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