Una reflexión para el Día de la Iglesia Diocesana en España La Iglesia en España debe afrontar una realidad de la que no somos conscientes: haberse convertido en una “minoría”

Una reflexión por el día de la Iglesia diocesana
Una reflexión por el día de la Iglesia diocesana

"Seguimos viviendo nuestras vidas como si los valores de referencia fueran los mismos que los de la ‘societas christiana’ de generaciones pasadas. Seguimos celebrándonos, haciendo espectáculos de nuestras liturgias. Seguimos disfrutando de multitudes que, aunque grandes, son estadísticamente irrelevantes"

"Estamos satisfechos con nuestras aparentemente asambleas, con nuestra buena gente cuyo nivel de formación religiosa no pasa de la primera comunión (quizá para algunos ni siquiera de las primeras oraciones). No nos damos cuenta de que corremos el riesgo de quedar fuera del curso de la historia"

Un amigo me cuenta cuán drásticamente ha visto una disminución en el número de personas que participan en la liturgia dominical en los últimos años. No es un declive sino un colapso. Un colapso tan flagrante que el polvo levantado impide ver plenamente sus efectos.

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Y es que seguimos viviendo nuestras vidas como si los valores de referencia fueran los mismos que los de la ‘societas christiana’ de generaciones pasadas. Seguimos celebrándonos, haciendo espectáculos de nuestras liturgias. Seguimos disfrutando de multitudes que, aunque grandes, son estadísticamente irrelevantes. Seguimos pensando en cambios improbables en las tendencias sólo porque en algún lugar hay un muy ligero aumento de vocaciones al ministerio o a la vida consagrada. Sigamos pensando en entornos tranquilizadores como parroquias, asociaciones, movimientos, invirtiendo quizás en estos últimos, dada su eficacia presencial. Estamos satisfechos con nuestras aparentemente asambleas, con nuestra buena gente cuyo nivel de formación religiosa no pasa de la primera comunión (quizá para algunos ni siquiera de las primeras oraciones). No nos damos cuenta de que corremos el riesgo de quedar fuera del curso de la historia.

Iglesia vacía
Iglesia vacía Foto de Alex Moliski en Unsplash

Un cambio radical que requiere un camino de conversión que obligue a la Iglesia en España a afrontar una situación continuamente anhelada y repetida pero de la que aún no somos plenamente conscientes: haberse convertido en una “minoría”.

Después de siglos en los que la fe cristiana fue profesada y vivida por la mayoría de la población de nuestras comunidades, nos dimos cuenta de que nuestra realidad es "plural". Los "indiferentes" han crecido exponencialmente. No sólo eso, sino que en nuestros territorios han aparecido los “diferentes”, hombres y mujeres que creen en un Dios diferente al Dios de Jesucristo. En resumen, hoy los cristianos -en España en general y en Navarra en particular- son una "parte", ni siquiera la más sustancial, del "todo".

Darse cuenta verdaderamente de esto (y actuar pastoralmente en consecuencia) es una operación que requiere mucho esfuerzo. De hecho, sucede a menudo que teorizamos sobre ello (muchos sacerdotes son muy buenos en esto), pero rara vez se traduce en elecciones consecuentes. Algunos - especialmente algunos sacerdotes jóvenes - reaccionan ante esta situación nueva e inédita bajo la ilusión de que basta con volver a una reproposición identitaria del hecho cristiano. Ante el dura cerviz del mundo, mucha devoción, mucho incienso, un largo camino de casullas y capas y un puente levadizo elevado que nos separa de la maldad, profanidad,…, del mundo (como si fuéramos extraños al mundo). Por supuesto, los signos pueden engañar a los más ingenuos entre nosotros.

El crédito civil de la Iglesia católica española (no muy elevado, si se tienen en cuenta las estadísticas y los estudios en circulación) oculta la situación estructural de debilidad en la que se encuentra hoy el mensaje cristiano

Sin embargo, el crédito civil de la Iglesia católica española (no muy elevado, si se tienen en cuenta las estadísticas y los estudios en circulación) oculta la situación estructural de debilidad en la que se encuentra hoy el mensaje cristiano. Se cultiva la ilusión de poder todavía "contar" de manera significativa en la sociedad, mientras todos los indicadores demuestran una pérdida progresiva de plausibilidad de la propuesta cristiana respecto de las grandes cuestiones de sentido del hombre contemporáneo.

¿Qué hay de tóxico en cierto cristianismo?
¿Qué hay de tóxico en cierto cristianismo? Foto de Debby Hudson en Unsplash

En los últimos años se han publicado los resultados de algunas investigaciones socioreligiosas sobre segmentos de la población española, a veces genéricas y a veces específicas, con el objetivo de comprobar su dimensión religiosa. Todas las investigaciones ponen de relieve el estado de crisis de la religiosidad de los españoles. Como decir que ante un reconocimiento público cada vez más reducido de la función social de la Iglesia católica, los motivos de esperanza de los creyentes están desapareciendo.

Hemos vuelto a ser una Iglesia más parecida a la del inicio de la historia cristiana. La gran dificultad que enfrentamos hoy es la de repensarnos a nosotros mismos, porque ya no somos la totalidad, tal vez ya ni siquiera la mayoría. Redescubrir la frescura de los comienzos cuando los cristianos eran minoría. Sabemos que nos encontramos en un vado, en un pasaje: lo que hemos heredado, la manera de ser Iglesia de los siglos pasados, ya no existe. Se trata de pasar a otro camino, que sin embargo todavía no tenemos en mente y sobre todo no tenemos todavía en nuestra carne.

Para ello hay que empezar. Con coraje (y fe, que quizás sea exactamente lo que nos falta). Incluso simplemente para experimentar hoy lo que seguramente nos veremos obligados a hacer mañana.

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