Jornada Mundial del Enfermo Omella: "Pido a los gobernantes que cuiden a nuestros sanitarios ofreciéndoles condiciones de trabajo dignas"
"En la bula de convocación del jubileo extraordinario de la misericordia Misericordiae vultus –MV- (El rostro de la misericordia, 2015) el papa Francisco afirma que cuidar al débil es cuidar a Cristo"
"Cuando ya hemos entrado en el tercer año de la pandemia de Covid, el sufrimiento de muchos no cesa"
"Agradezco una vez más la labor de las personas que trabajan en el mundo de la salud y pido a los gobernantes que cuiden a nuestros sanitarios ofreciéndoles condiciones de trabajo dignas"
"Es necesario un sistema sanitario que no deje de lado la dimensión humana y relacional de la persona"
"Agradezco una vez más la labor de las personas que trabajan en el mundo de la salud y pido a los gobernantes que cuiden a nuestros sanitarios ofreciéndoles condiciones de trabajo dignas"
"Es necesario un sistema sanitario que no deje de lado la dimensión humana y relacional de la persona"
En la bula de convocación del jubileo extraordinario de la misericordia Misericordiae vultus –MV- (El rostro de la misericordia, 2015) el papa Francisco afirma que cuidar al débil es cuidar a Cristo, porque «en cada uno de estos “más pequeños” está presente Cristo mismo.» (N. 15). Y esto, una vez más, nos lo recuerda este año en el mensaje para la trigésima Jornada Mundial del Enfermo, cuya celebración coincide con la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, el próximo viernes, 11 de febrero.
El papa Francisco para el lema de esta jornada se ha inspirado en el Evangelio según san Lucas: «“Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso” (Lc 6,36). Estar al lado de los que sufren en un camino de caridad». Una responsabilidad en la que incide reiteradamente el Papa, porque la misericordia constituye la clave principal de su ministerio. Como nos recuerda el Santo Padre, el misterio de la fe cristiana puede sintetizarse en la palabra ‘misericordia’, que considera que «es la ley fundamental que habita en el corazón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuentra en el camino de la vida.» (MV, 2)
Cuando ya hemos entrado en el tercer año de la pandemia de Covid, el sufrimiento de muchos no cesa. Por ejemplo, el sufrimiento de muchos hermanos nuestros ingresados en centros sanitarios sin poder recibir visitas de sus familiares y allegados. El papa Francisco expresa este dolor con un pensamiento del filósofo E. Lévinas: «El dolor aísla completamente y es desde el aislamiento absoluto del que surge la llamada al otro, la invocación al otro» (Una ética del sufrimiento). Muchos responden a esta llamada y miran con ojos sinceros a los afligidos y los asisten con cuidado.
Agradezco una vez más la labor de las personas que trabajan en el mundo de la salud y lo hago con palabras del Papa: «Queridos agentes sanitarios, su servicio al lado de los enfermos, realizado con amor y competencia, trasciende los límites de la profesión para convertirse en una misión. Sus manos, que tocan la carne sufriente de Cristo, pueden ser signo de las manos misericordiosas del Padre. Sean conscientes de la gran dignidad de su profesión, como también de la responsabilidad que esta conlleva. […] Incluso cuando no es posible curar, siempre es posible cuidar, siempre es posible consolar, siempre es posible hacer sentir una cercanía que muestra interés por la persona antes que por su patología.» (Mensaje del Papa 2022).
Pido a los gobernantes que cuiden a nuestros sanitarios ofreciéndoles condiciones de trabajo dignas, para que puedan atender adecuadamente a los enfermos, especialmente en estos momentos, que muchos están aislados en los hospitales.
"Es necesario un sistema sanitario que no deje de lado la dimensión humana y relacional de la persona"
Queridos hermanos y hermanas, ante la Jornada Mundial del Enfermo, encomiendo a todos los enfermos y a sus familias a la protección amorosa de María, bajo la advocación de Lourdes, para que puedan encontrar salud y consuelo. Recemos para que, en la enfermedad, todos podamos ser atendidos, tanto en nuestras casas como en centros de asistencia sanitaria, donde encontremos la atención adecuada y cercanía fraterna. Recemos para que nuestros centros sean, como dice el Papa, «casas de misericordia».