Tormenta con el condón.

Todo el mundo ha entendido perfectamente lo que ha querido decir el papa con sus palabras. He visto ya en los informativos a un obispo en roma, cuyo nombre no trascendió, más que dispuesto a entrar en el debate favorable a un uso responsable de preservativos en ciertos casos que están vistos como pecados por la Iglesia. Es más, el Papa hasta parece haber llegado más lejos que su antecesor y aventura algo que venían sugiriendo los moralistas bajo la teoría del mal menor.

La idea es que la Iglesia rechaza la banalización de la sexualidad, rechaza el sexo fuera del matrimonio, y rechaza ante todo que un matrimonio sano use condones. Esto no se ha movido en nada. Pero el Papa, que no la Iglesia pues el Papa no es infalible en esto, sugiere excepciones dentro del llamado mal menor. Por ejemplo:

Primero: Las prostitutas, el papa rechaza la prostitución. Pero asegura que el uso del condón por parte de una prostituta sería el mínimo acto de responsabilidad que cabría esperar para evitarse una enfermedad o infección incurable y además de eso propagarla. Pero el Papa insiste en que lo mejor que se puede hacer es combatir la prostitución como solución real.

Segundo: El caso de un matrimonio con un miembro seropositivo. Aunque la Iglesia reclame castidad y fidelidad para evitar el contagio, si se va a mantener una relación sexual, podría justificarse el uso de preservativos atendiendo a una consecuencia de lo dicho por el Santo Padre.

Todos creo que nos hemos enterado bien de sus palabras. No apoya el condón, no lo justifica, pero no lo va a condenar cuando se intenta prever un mal irreversible como una infección del VIH.

De hecho, en esta línea se expresan Federico Lombardi y Joaquín Navarro Valls. De hecho, han aparecido en los informativos la alegría de personas y la disposición de no pocos nada sospechosos de progresismo de revisar este tema.

Ahora bien, hay gente molestísima con el Santo Padre y hasta con El Observatore Romano. De hecho, hay quien ya grita contra Federico Lombardi y contra Joaquín Navarro Valls. Y además, la línea de este sector duro se ha visto repentinamente cuestionada por algo que es una simpleza moral y que no constituye una revolución eclesial sobre el condón. De repente hay temor a que esto pueda conllevar a la larga un posible cambio en la doctrina moral de la Iglesia en lo referente al condón.

Realmente es una lucha entre conservadores moderados partidarios de una estrategia ABC, e integristas trasnochados partidarios de guerrear contra el condón como sea. Estos últimos han llevado en este tema la voz cantante, y si no se opinaba como ellos llegaban a plantearte la retirada del “carné de católico” o en todo caso si eras religioso a denunciarte para ocasionarte el mayor daño posible. De hecho, si el Santo Padre acepta una postura más moderada del condón, aunque de solo sea un pequeño avance, muchos integristas quedarán desacreditados por Benedicto XVI. No es de extrañar que haya quien ha bloqueado y censurado los comentarios en su blog, y comentaristas que han ido calificando de torpe hasta al Santo Padre.

Veremos en los próximos días que va a pasar.
Volver arriba