Conversando con Adolfo Nicolás y rezando con Papa Francisco desde Japón (4) Contemplar y discernir: budistas y cristianos al unísono
"El Espíritu es el lugar en que respiramos, vivimos, nos movemos y somos"
"También el budismo supone desengañarse del yo superficial y egocéntrico y redescubrirse a sí mismo"
| Juan Masiá SJ
Cuatro temas en común para budistas y cristianos (ver posts anteriores): misericordia, contemplación, discernimiento y protección de toda vida; ya tratamos misericordia y protección de toda vida. Ahora, los dos restantes: nuestra conversación sobre contemplación y discernimiento.
Juan Masiá: Para mí estos dos temas son inseparables, como en el budismo el descubrimiento del yo profundo iluminado (satori: iluminación) es inseparable del salir de sí y librarse del yo superficial, engañado y extraviado (mayoi: extravíos).
Adolfo Nicolás: De acuerdo, lo mismo que en la segunda semana de los Ejercicios espirituales de san Ignacio, las dos caras del discernimiento: descubrirse y desengañarse; discernir un encuentro y llamamiento para el seguimiento de Cristo por su Camino y discernir los engaños del mal, que nos tientan, prueban y extravían.
Juan Masiá: En el logotipo de la visita de Francisco a Japón, el círculo rojo me sugiere el “lugar del Espíritu”, el lugar de la contemplación en “la esfera del Espíritu”, el lugar en que respiramos, vivimos, nos movemos y somos, el lugar en que estamos discerniendo ese yo profundo (el yo-en-Cristo, de que habla san Pablo y el Maestro Zen jesuita Kadowaki), el lugar en que nos dejamos llevar por el Espíritu, viviendo y caminando a impulso del Aliento de Vida.
Adolfo Nicolás: Has resumido en una palabra la idea central sobre el satori o iluminación en el libro póstumo del P. Kadowaki que vais a publicar próximamente en España (Aliento de Vida. El Espíritu, intérprete de la Palabra, en prensas). Pero, ¿qué decir del extravío?
"El Zen es salir del yo superficial y egocéntrico para abrirse al yo profundo, el que es capaz de ser-se-en-el Misterio que lo trasciende…"
Juan Masiá: Pues que echo de menos en ese logotipo unos nubarrones oscuros de viento de tifones, que amenace apagar al círculo rojo con sus soplidos o, si no, avivar el fuego provocando incendios. Como has dicho a propósito de la segunda semana ignaciana de los Ejercicios, a continuación de la consolación viene el autoengaño “bajo capa de bien” y hay que discernir las trampas. Las tradiciones del Zen, de la conciencia concentrada en el presente (“mindfulness”), etc. han prestado mucha atención a esta necesidad de discernir iluminación y extravío. Quienes practican en España los Ejercicios espirituales ignacianos integrados con el Zen laico según el método del P. Kadowaki (como los acompañados por Pedro Vidal), o quienes practican en Japón los ejercicios ignacianos integrados con la tradición Sadhana (como los dirigidos por el P. Uekuri SJ) o los Ejercicios ignacianos integrados con la espiritualidad vipashana (como los dirigidos por el P. Yanagida), coinciden en dar importancia a esos dos pilares de la Segunda Semana ignaciana: el llamamiento de Cristo y las Dos Banderas, así como a las dos caras del discernimiento budista: desengañarse del yo superficial y egocéntrico y redescubrirse a sí mismo, descender al yo profundo.
Adolfo Nicolás: Por eso a los tres que citas y a otros como ellos les he animado a continuar profundizando por esa línea que valoramos en el coloquio sobre el legado de Kadowaki: auténtico Zen, auténtica Biblia y auténticos Ejercicios ignacianos.
Juan Masiá: Animarán estas palabras a quienes se hayan podido desconcertar ante el reciente aviso de algunos obispos españoles, que ponen en guardia contra posibles extravíos en la práctica del Zen y otros métodos de tradiciones orientales de espiritualidad. Justo cuando grabamos nuestras primeras conversaciones, a primeros de septiembre, nos llegaba la noticia de ese “aviso” de corrección fraterna, hecho sin duda con buena intención, pero que se presta a malentendidos.
Me da la impresión de que estaban repitiendo los obispos españoles, con cierto anacronismo, el mismo malentendido del cardenal Ratzinger en 1989, cuando dirigió una carta a todos los obispos del mundo (Instrucción de 15.X.1989) previniéndoles en contra de los métodos orientales de orar. Definía Ratzinger atinadamente la oración cristiana como “éxodo del ser humano que sale de sí hacia el Tú de Dios” (n.1); pero, a continuación caía en el error (quizás por mal asesoramiento) de incluir al Zen entre las “técnica centradas en el yo”, cuando es precisamente todo lo contrario: El Zen es salir del yo superficial y egocéntrico para abrirse al yo profundo, el que es capaz de ser-se-en-el Misterio que lo trasciende…
Pero volviendo a Francisco, no habrá peligro de esos malentendidos. De hecho, en Japón también desde el mundo budista se le espera coincidiendo con sus anhelos de paz y vida. Y desde el mundo de los encuentros interreligiosos se espera que revierta sobre el mundo entero su mensaje de sintonía con las espiritualidades orientales a la hora de potenciar la vida contemplativa y el discernimiento.
Adolfo Nicolás: Sobre la vida contemplativa hay que reconocer el tesoro inmenso que supone para el patrimonio espiritual de la humanidad la tradición de meditación y contemplación que atraviesa toda la geografía e historia del continente asiático. Esta tradición de las religiosidades sapienciales conecta admirablemente con los libros sapienciales de la Biblia hebrea, donde florece todo un mundo de sabiduría, no solo explícitamente religiosa, sino expresión de un fondo común espiritual de la humanidad más allá de los estereotipos de oriental y occidental.
En cuanto al discernimiento, me parece importante subrayar que es siempre un proceso, por cierto, lento, difícil, arriesgado y costoso. Como el Vaciarse de sí budista. Convertimos al discernir y al vaciarse en sustantivos y los petrificamos como dos etiquetas de museo: el Discernimiento y el Vacío. Discernir y vaciarse son verbos de acción, movimiento, proceso, dinamismo… Espero que Francisco nos anime al discernir cristiano y al vaciarse budista del mismo modo que recuerdo cómo animaba a quienes participábamos en el Sínodo de la familia a caminar discerniendo, saliendo de sí para escuchar a la otra parte y caminar juntos escuchando al Espíritu…
Juan Masiá: Me lo has quitado de la boca. Eso mismo es lo que admiro del estilo de Francisco en Evangelii gaudium, Amoris laetitia y Laudato Lo constataba al trabajar en la traducción japonesa de estos textos. El papa evita casarse con ninguno de los dos extremismos, pero también se distancia de la tercera vía de componendas vaticanas de tercera vía intermedia. Papa Francisco invita a todas las partes a caminar por una cuarta vía de búsqueda honesta e incansable (muy propio del cristiano san Pablo y del budista Nagarjuna o de la teología negativa
Adolfo Nicolás: Pero sin olvidar nunca que el discernimiento no es debate político ni negociación comercial o componenda diplomática, sino caminar escuchando al Espíritu y, por tanto, su motor propulsor es la contemplación. En san Ignacio es “in actione contemplativus” y en la interpretación de la filosofía de Nishida por el P. Kadowaki en su libro póstumo es “la receptividad-activa del Si mismo profundo que se deja llevar por lo que lo trasciende”…