Monseñor Fernando Chomalí, con 66 años de edad, fue nombrado por el Papa Francisco como el décimo cuarto arzobispo de Santiago de Chile.

Es hijo de migrantes palestinos, súper estudioso y de gran actividad académica. Y en Concepción, arquidiócesis al sur de Santiago donde ha sido arzobispo en los últimos años, ha destacado también por sus mensajes y declaraciones sociales enfocado desde la solidaridad y en materias candentes como sobre la acción de los jóvenes en el estallido social de 2019, y últimamente respecto de los 50 años del golpe militar y la defensa de los derechos humanos. Las crónicas de Religión Digital y sus escritos en el blog, asi lo consignan. 

A poco de conocerse su nombramiento en Santiago, en medio de múltiples llamadas telefónicas, conversó brevemente con RD. “La verdad ─comenzó diciendo─ es que no esperaba este nombramiento. Había varios nombres”, explica. Añadió que se siente “tranquilo pero triste de dejar Concepción después de 12 años, pero también entusiasta por la misión que me espera en Santiago, que me vio nacer. Recibí el bautismo, la ordenación sacerdotal y el episcopado”.

─ Cuando hace unas semanas visitó al Papa en el Vaticano, ¿se puede saber qué le dijo?

─ Con el papa Francisco conversamos mucho acerca de varios temas, y él me preguntó por quién podía ser el nuevo arzobispo de Santiago. Le di dos nombres, por supuesto que el mío no.

─ ¿Cuál sería su principal desafío para la iglesia de Santiago?

─ Espero que sea una iglesia generosa, que vive en comunión, en participación, sin clericalismo. Que realmente podamos tener hondura espiritual, que es lo que más necesitamos. Y sobre todo con un marcado acento para servir a los más pobres, como lo hemos hecho nosotros aquí, en Concepción.

─ Y las mujeres, ¿cómo ve su participación en la iglesia?

─ Aquí (en Concepción) son muchas las mujeres que son delegadas episcopales e incluso hay matrimonios. Esto forma parte de la vida de la Iglesia de Concepción. Y evidentemente que en Santiago vamos a hacer algo similar. Todo en comunión con el Consejo de Gobierno y con los laicos, como corresponde.

─  ¿Qué opina del cardenal Raúl Silva Henríquez, uno de sus anteriores predecesores en el arzobispado de Santiago que marcó la hitoria?

─ Evidentemente que cada cardenal en su época vivió lo que le tocó vivir, y todos trataron de hacerlo lo mejor posible. Sin lugar a duda que cardenal Raúl Silva Henríquez fue una figura importante porque lo querían mucho, especialmente los más pobres.

─ Un tema clave para la iglesia son los abusos clericales. ¿Qué piensa al respecto?

─ En materia de abusos vamos a seguir todas las normas que nos dé la Santa Sede y la Conferencia Episcopal, que es mucho lo que ha hecho en esta materia, pero aún queda mucho por hacer.

─ En estos días se realizan en Chile los Juegos Panamericanos “Santiago 2023”. ¿Usted hace deporte, le da importancia?

─ El deporte ha formado parte de mi vida y por lo tanto espero seguir practicando deporte. Es una hermosa manera de descansar y sacar lo mejor de uno mismo.

─ También el mundo está en guerra. Sobre el conflicto Israel-Hamás ¿qué podría decirnos?

─ Pienso que la violencia no corresponde en ningún punto de vista. La guerra es un fracaso y por lo tanto tenemos que hacer todo lo posible para que termine de lado y lado. Tenemos que trabajar por la paz siempre y bajo todas las condiciones. Eso es lo más relevante. La violencia solamente conduce a más violencia. Y es doloroso que niños, ancianos, mujeres inocentes estén muriendo. Eso evidentemente no ayuda a una sociedad, a un mundo más justo.

─  ¿Cuándo asumirá en Santiago? ¿Tiene fecha?

─ Eso tengo que conversarlo todavía con monseñor Aós y con los auxiliares, pero lo más probable es que sea ya en diciembre próximo.