Extraido de "Trama divina, hilvanes humanos" Ed. PPC Puestos a la obra.. una redada de peces. "Por ellos" 15 aniversario

¿Quiénes son los apostoles de hoy que se ponen "manos a la obra" para avanzar en el reino? En este caso la redada actual de cientos de personas comenzó por una mujer sencilla, Maribeli, que a partir del fracaso, al ver morir un hijo adolescente, y sentir un dolor sin límites, decidió salir a alta mar para que no se ahogaran otros en el mismo dolor. Su fuerza fue su amor y la llamada interior a seguir caminando y viviendo, para que aquél dolor no fuera inútil. Un duelo elaborado en la mayor fecundidad. Yo soy testigo de la realidad actual de esta asocacion "Por ellos", y soy testigo de como van pescando a los que naufragan en el dolor de la pérdida de los hijos. En ellos la gracia no ha caído en saco roto.
| Jose Moreno Losada
Lucas 5,1-11
En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad las redes para pescar». Simón contestó: «Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes».
Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: «Apártate de mí, Señor, que soy un pecador». Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres». Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
Y, puestos a la obra…
Expresión clave de la dinámica de la salvación en la historia: “puestos a la obra”. Se trata de una acción para la que vienen bien todas las manos. Vemos una red de atenciones mutuas y de servicios vivos prestados con la naturalidad de querer facilitar la labor unos a otros. Ellos, los pescadores, dejan sus barcas a Jesús con gusto y colaboran para que su mensaje llegue a la gente, para que pueda enseñar. Ellos, sin duda, son los que más y mejor le escuchan, dispuestos por su implicación con el maestro. El, sin dudarlo, se hace colaborador de ellos, como un pescador más, así los gana para una causa mayor, trascendiendo la pesca a la historia de la liberación y de la salvación, los hará pescadores de hombres.

15 años ¿De vida o de muerte?
Ayer volvimos a vivir el milagro del encuentro de resurrección con la asociación de “Por ellos”. Había muchas caras nuevas con respecto a la celebración de los diez años. Se trata de los padres que se han unido tras la muerte de alguno de sus hijos; había alguna pareja que había perdido dos, quedándose solos. Suelen coincidir sus aniversarios de asociación con el tiempo de pascua y no deja de ser un cenáculo abierto, al que vienen los que han sido tocados por la muerte, pero aún permanecen en el hilo del recuerdo vivo de los que fueron sus hijos e hijas. Comenzando desde la situación de dolor que permanece, de herida que nunca cierra del todo, llegamos a crear un clima que es de sanación, de consuelo, de esperanza y también de alegría. Lo mismo puede haber lágrimas que risas o cantos, y todo “por ellos”, de los que hablan en presente con un amor incalculable y eterno, aunque seamos tan mortales.
En la homilía nos centramos en esas palabras que son la desnudez de lo humano, recordando al libro de Job: “desnudos salimos del vientre de nuestra madre y desnudos volveremos a él, al seno de la tierra”. Allí estaban personas que han sido desnudadas por la vulnerabilidad radical de la muerte de sus hijos queridos. Esta experiencia reconduce el sentir de la vida y les hace entrar en el verdadero valor de la existencia que es de pura vulnerabilidad, todos somos seres necesitados y nadie es autosuficiente ni eterno. Me decía una madre en la comida: “eso Pepe, sólo Dios”. En la asociación se experimenta, vitalmente, el entrar los dedos en las señales de los clavos y las manos en la herida del costado. Todos van a pecho descubierto, desnudos, sin vergüenza y se abrazan en el mismo dolor para poder alimentarse en la misma esperanza. Yo siempre salgo transformado y transfigurado ante ellos.
En un momento de la memoria histórica volvió a hablar Maribeli, que fue la fundadora de esta asociación de vida. En su mensaje profundo y rico nos presentó la palabra hecha carne de esta realidad de fraternidad que vence con vida a la muerte. Os traigo algunas de sus ideas de luz y vida:
“Buenos días a todos: compañeros, sacerdote, terapeutas, familiares y a todos los amigos que pertenecen a esta gran familia. Como ya he contado muchas veces, cuando partió mi hijo en marzo del 2008 necesitaba un hombro donde poder aliviar mis penas y a la vez fuera comprendida. Contaba con personas a mí alrededor como familiares y amigos que me ayudaban a seguir caminando físicamente, pero emocionalmente sentía que estaban a años luz de poder comprender y entender. Porque este dolor, no puede llegar a comprenderlo nadie que no haya pasado por ello. Necesitaba encontrar otra madre o padre y preguntarle si este dolor era tan insoportable como yo lo estaba sintiendo y eso fue lo que me impulsó para fundar esta asociación. Que mis lágrimas pudieran ayudar a limpiar las lágrimas de otros padres que desgraciadamente vendrían detrás de mí y compartir nuestras experiencias. Pensar que la pérdida de mi hijo no fuese en vano y que su paso por esta vida dejara un bonito recuerdo.
No hay mayor satisfacción que sentirse útil cuando se ayuda a las personas en los peores momentos de sus vidas. Las personas no se miden por lo que tienen sino por lo que pueden dar a los demás... Aunque yo pusiera la primera piedra de este edificio con el nombre de mi hijo, todos y cada uno de los padres que pertenecen a la asociación han ido poniendo un ladrillo con el nombre de su hijo o su hija. Un ladrillo que ha hecho que entre todos hagamos este edificio lleno de amor y de vida. Bien digo AMOR porque su amor es el que nos ayuda a seguir hacia delante y VIDA porque ellos siguen viviendo en nosotros…”
Una vez más daba testimonio Maribeli, junto a todos los que ahora se encargan de la organización, de lo que es ponerse “manos a la obra” y construir desde el dolor, desde el fracaso, para que haya mucha vida. Como aquellos pescadores que, tras la noche vacía y oscura, en su nombre echaron las redes, y se convirtieron en instrumento de vida para otros, son, sin duda, pescadores de hombres. Tras el fracaso y la muerte de su hijo, ella quiso echar la red, junto a otros, para que no se ahogaran los que pasar por la misma situación y hoy son muchos padres los que siguen echando esas redes, tras haber sido rescatados ellos mismos. No hay duda de que este misterio es de una pesca tan milagrosa como evangélica.
La red y los pescadores: el reino
Me seduce la imagen de Dios como alfarero, puesto a la obra, sudoroso y sencillo a mediodía como dice el himno de la liturgia de las horas. No hay duda de que no para en su acción creadora y cuidadora de todo lo que existe, todo es obra suya y la ama. Cada mañana al comenzar el día se nos abre el corazón mirando el horizonte de un nuevo día con su luz, es el mayor testimonio de que no nos abandona y sigue viviendo para nosotros como lo hace una madre y un padre.
Ese ser creador se ha hecho historia en el encuentro permanente con la humanidad; aunque no hemos dejado de darle preocupaciones y tareas permanentemente. Ya desde el paraíso tuvo que iniciar un camino de redención y curación frente al pecado que nos deshumaniza y destruye. Él sigue avanzando y trabajando con paciencia ante tanto desmán de ruptura y de violencia que sigue presente en la actualidad en muchas partes del mundo –las guerras actuales nos duelen en el alma-, amén del descuido de la naturaleza, de la casa común que sostiene y pone en nuestras manos.
La obra divina, sin embargo, no tiene nada de solitaria ni individualista, no hay nada en lo que no nos tenga en cuenta y no vuelva a renovar su confianza en nosotros, aunque a veces nos deje solos en la brega para que tomemos conciencia de la debilidad y de los fracasos conseguidos con nuestra ceguera de autosuficientes.
Admirable es su complicidad para llevar al pueblo desde Egipto a la tierra prometida, un éxodo compartido y sufrido en comunión, hacia la tierra de libertad. Sorprendente cómo va contando con personas concretas, sin obviar sus debilidades y pecados, para tareas que sólo podrían realizarse con la fuerza y el auxilio de Dios. Siempre invitando y nunca obligando.
Necesitamos mirar a Cristo en esta clave de enviado del Padre a su viña para salvarnos y sentirnos invitados por él, a todas horas, para ir al tajo del camino que nos lleva a la libertad de lo comunitario y compartido, en solidaridad y fraternidad. Es entrar en el negocio de la familia universal para asumirlo como propio. Llamados a hacer su voluntad, sabiendo y confiando que todo depende de él, pero trabajando como si todo estuviera en nuestras manos de hijos en los que confía plenamente. Se trata de generar una red de confianza donde todos puedan venir a sanarse, liberarse, consolarse, animarse… Y para ello valen todas las manos, todas las situaciones, incluidas las que parecen de fracaso, muerte o paralizantes. No podemos olvidar que nuestro Señor es un crucificado que ha resucitado, que saca vida de la muerte.
Contemplar la historia de cada día, reconociendo la obra de Dios en medio de nosotros, en lugares, acontecimientos y personas concretas, es tarea de creyente. Cuando lo hacemos así, no podemos menos que escuchar la invitación que nos enreda y nos invita a ser pescadores de hombres, a poner nuestras manos “a la obra” de la salvación. Bendigamos a Dios por todos los signos de esta red que libera y saca de la asfixia de un mar de muerte y dolor, hoy lo hacemos desde esta asociación sencilla de los pueblos extremeños que ha nacido del dolor y el amor: ¡Por ellos!