La luz de un evangelio que quema por amor. Fiesta de la Presentación. La luz de una consagrada en su barrio: "Creo esto"
Me preguntan si no voy a sacar reflexión sobre la vida consagrada para este domingo, dos de febrero, fiesta de la presentación. Respondo que este año me pongo a la escucha de una Mujer que está llena del Espíritu hasta en el nombre, Paloma Castro, carmelita Vedruna en el barrio de la Suerte de Saavedra, junto a Pilar, cumpliendo aquello de dos en dos... En el octavario de la unidad tuvimos una celebración encuentro de testimonios, donde tres personas respondieron al lema de la semana :"¿Crees esto?. Un joven migrante, una profesional médica y una religiosa mayor (Como Ana la profetisa) que está en el templo de su barrio a pie de calle y de vida. Yo me quedé extasiado con su credo de vida y creo que no hay mejor modo de celebrar la jornada de la Vida consagrada que contemplando este compartir de esta mujer más sabia que anciana (80 años) .
| Paloma Castro, Carmelita Vedruna
Comienzo diciendo: SI CREO ESTO.
Pues yo creo en el DIOS DE LA VIDA. Ese Dios que no se cansa de esperar para que vivamos y que tengamos vida en abundancia y que nos quiere unidos.
Mi familia, mi Congregación religiosa, mi barrio son los pilares que han ido configurando mi fe, haciéndome consciente de su importancia.
He nacido en medio de una familia profundamente creyente que tenía como centro de su vida la fe en un Dios misericordioso y que vivieron comprometidos con los empobrecidos. Eso me hizo más fácil acoger la fe, vivirla y gozarla.
Mi Congregación -Carmelita Vedruna- me dio desde los inicios herramientas y posibilidades para vivir en profundidad mi entrega. He recibido una formación desde el principio, pero claro luego la realidad me ha ido desmontando aspectos de la teología de la época de hace 60 años.
Mis preguntas sobre Dios y con Cristo: el barrio
Y con esa base y esos conceptos la vida hace que me vaya preguntando muchas cosas: ¿Dios Padre castiga? ¿Qué vive Jesús de Nazaret? ¿Cómo sigue la fuerza del Espíritu animando mi vida?
Todas esas preguntas se me aclaran cuando doy el paso más importante de mi vida religiosa que es ir a vivir inserta en barrio y ahí voy descubriendo al Dios encarnado, el Dios de la Vida.
Los barrios (Pizarrales en Salamanca, San Lorenzo en Segovia y Suerte de Saavedra en Badajoz). Es un don poder vivir en un barrio donde el día a día te va llevando a descubrir al Dios en el que crees. Es el primer paso: poder elegir un lugar para vivir. Así con frecuencia digo desde dentro del corazón que “es una suerte vivir en la Suerte”. El Dios que llena mi fe es un Dios encarnado, que hace suya la realidad de las personas, realidad de alegrías y de sufrimientos.
Dios...la vida¡
Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos su gloria, gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y verdad. (Juan 1,14)
Este Dios viviendo como y al lado de la gente descubre la realidad y se encuentra con el dolor, la injusticia, la enfermedad, el abandono, la incomprensión, etc. Y todo le conmueve y se implica en el cambio, la denuncia, el perdón la sanación, la fe, la oración,.. ¿Cómo no va a ser esta verdad capaz de enamorarme? Porque así se va desentrañando la gloria del Padre. Si Dios ha querido venir así a este mundo, ¿voy a querer yo vivir de otra manera?
Este Dios se deja ver desde esta realidad, junto a estas personas que cada día nos enseñan tanto y tanto aprendemos. Cuando ves a personas que salen adelante a pesar de todos sus sufrimientos y se mantienen trabajando por conseguir que la vida sea posible, que te abren sus vidas de par en par, vas encontrándote con Dios en el camino con ellos. Vivo un Dios lleno de amor y deseoso de que todos seamos felices porque el amor es para TODOS Y TODAS y Jesús de Nazaret siempre al lado de empobrecidos
La misión para la que ha sido enviado y la realiza hasta el final está muy clara en el texto de Lucas
El Espíritu del señor está sobre mí,
porque me ha ungido para anunciar el evangelio a los pobres.
Me ha enviado para proclamar libertad a los cautivos,
y la recuperación de la vista a los ciegos;
para poner en libertad a los oprimidos;
para proclamar el año favorable del señor.
Cerrando el libro, lo devolvió al asistente y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en Él.
Y comenzó a decirles:
Hoy se ha cumplido esta Escritura que habéis oído. (Lucas 4:18–21)
La misión compartida con Jesús de Nazaret
Desde esta inserción en el barrio, a nosotras la oración de la mañana, alrededor de nuestra camilla, nos pone ya en situación para abrazar lo que cada circunstancia y cada persona nos traiga en el día. No es raro que ya algún vecino o vecina se haga presente con algún asunto: os traigo la llave para fregar el portal, ¿tenéis una cebolla?, tomar unos calabacines, os traemos un bizcocho, …, Todo ello va haciendo que surja la pregunta: ¿Qué quiere Dios? ¿Qué nos está recordando? ¿Cómo hemos recibido esa visita?...
Todo esto y más…. Me lleva a la carta a los Filipenses que muestra cómo se posicionó Dios para mostrarnos la salvación que nos traía,
Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios;
al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.
Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz. (Filipenses 2,6-11)
Aquí ya el compromiso se agudiza y ¿a dónde me llevará querer vivir así con El y como El? Conozco a donde le llevó a El y ¿estoy yo dispuesta? Bueno….ahí estamos. No es fácil pero la seguridad de que camina con nosotros me llena de fuerza. Hay que implicarse porque solo así seré fiel.
Desde ese deseo de seguimiento esta la necesidad de transformar las estructuras injustas, tanto eclesiales como sociales, creo que es la base para que el Reino se vaya haciendo posible. La necesidad de conseguir unas estructuras justas las he descubierto al lado de la gente. Sus situaciones de vulnerabilidad en la mayoría de los casos vienen dadas como consecuencia de esas estructuras que no facilitan el crecimiento, el progreso de las personas y familias sino que las empobrecen más: falta de cultura, de cualificación para el trabajo, alimentación desordenada, familias desestructuradas, dependencias, salud deteriorada, carencia de viviendas,…..y así
¿Cómo ir haciendo posible este Reino? La comunidad
Este Dios del amor nos une a todos y salva las diferencias.
Y este camino estoy convencida de que no puede ir realizándose en solitario, de manera personalista. Jesús de Nazaret vino a hacernos hermanos e hijos de un mismo Padre. El día a día va haciendo posible que con El y junto con otros y otras se avance en el anuncio del Reino. Siempre sabiendo que El desde el principio se hizo de amigos y amigas que deseaban que la fraternidad se hiciera posible. Por eso un Dios familia (Padre, Hijo y Espíritu), un Hijo rodeado de todo tipo de personas, son mi base de caminar con otros y otras siempre en red: grupos de fe, grupos de niños, grupos de jóvenes, grupos de familias,…En resumen una comunidad sencilla, abierta, respetuosa, dinámica, esperanzada.
Una Comunidad parroquial que se hace presente en medio del barrio, que se une a otras comunidades parroquiales cercanas formando una Unidad Pastoral, que participa activamente en la estructura de la Iglesia Diocesana.
También en el deseo de conseguir una Iglesia con una estructura diferente, mi participación se sitúa desde una crítica constructiva. Y desde Redes Cristianas que es un grupo de distintas partes del mundo que viven estas inquietudes aportamos nuestros puntos de vista a la Iglesia y a la sociedad, como aportación a que nuestra Iglesia vaya cambiando. Y así nos unimos para dar pasos, unos pasos pequeños y sencillos pero que desde el corazón de Dios van haciendo surco.
La Iglesia que amo y sueño, también la sufro
Por ultimo nuestra fundadora Joaquina de Vedruna, amaba profundamente a la Iglesia y nosotras como buenas continuadoras del carisma, queremos como ella, que la estructura eclesial vaya cambiando también en el tema de la participación y reconocimiento de la mujer dentro de ella, no solo en los servicios, que generosamente prestamos siempre, sino también en esos órganos de decisión en los que, en muchas ocasiones quedamos fuera. El Papa Francisco está dando pasos significativos en este aspecto. La sensibilidad de la mujer, su mentalidad, sus dones específicos, se complementan con los de los varones. Así queda empobrecida la Iglesia si se la deja fuera y se mantiene una Iglesia tan masculina. Nuestras comunidades tienen que ser iguales y justas en género. Como dice el Papa Francisco hay que desmasculinizar la iglesia y se resuelve por la vía teológica no por la ministerial. En el movimiento internacional de la Revuelta de la mujer en la Iglesia, decimos que hay que caminar “HASTA QUE LA IGUALDAD SE HAGA COSTUMBRE”
Termino como empecé: SI, CREO ESTO. CREO EN EL DIOS DE LA VIDA.