Aumentan la desigualdad y la vulnerabilidad
Según el Informe del Índice de Desarrollo Humano 2014, elaborado por las Naciones Unidas, en las últimas décadas se había producido una mejoría global en dicho índice. Pero esa mejoría está matizada por el hecho de que el reparto de los beneficios de las mejoras experimentadas había sido muy desigual: unos pocos han mejorado notablemente su situación aventajada y muchos mantienen (o han visto empeorada) su precaria vida.
Una parte importante de la población mundial apenas se había beneficiado del desarrollo de sus países: casi el 80% no cuenta con una protección social integral, el 12% (842 millones) padece hambre crónica y casi la mitad de trabajadores (más de 1.500 millones) tiene empleos informales o precarios.
El problema añadido que ha surgido es que el crecimiento que venían experimentando en su Índice de Desarrollo Humano los países poco desarrollados se ha ralentizado en los 6 últimos años. Y, de hecho, 800.000 personas que habían salido de la pobreza en las últimas décadas podrían volver a caer en ella y sumarse, de nuevo, a los 1.500 millones de personas que viven en la miseria.
Desde el año 2008 las ayudas internacionales para la cooperación al desarrollo han disminuido drásticamente. Es el caso de España, que dedica actualmente un 70% menos de presupuesto que en 2008.
La desigualdad y la vulnerabilidad crecientes son los enemigos a combatir. Y la solución pasa por un desarrollo que debe ser sostenible.