Enseñanzas que me ha transmitido el cardenal Rouco

El cardenal Antonio Rouco, ha criticado al Papa Francisco ante unos seminaristas. No me parecen gestos propios de un cardenal sino más bien de una persona que ha perdido el poder que ostentaba y no ha sabido adaptarse a su nueva situación.

Comentaristas especializados destacaron que la renuncia del papa Benedicto era un gesto que le honraba y que pasará a la historia del gobierno de la Iglesia. Los problemas existentes eran muchos y de gran amplitud. Tantos que desbordaban la salud de Benedicto.

Esas circunstancias debieron tenerlas presentes la amplísima mayoría de cardenales que eligieron a su sucesor, el papa Francisco. Y aun cuando las votaciones fueron secretas hay una gran certidumbre de que Rouco estuvo entre la minoría en contra de Francisco.

Estaba en su derecho. Pero ¿por qué Rouco sigue empeñando en navegar contracorriente y en desprestigiar al Papa Francisco?

El comportamiento de este hombre, que cuando llegaba a Roma se sentaba el último entre los cardenales, que pedía perdón por todo y que era cariñoso no era propio de Rouco.

Su estilo, su lenguaje y su mismo nombre, remitiendo a la pobreza, humildad y sencillez de Francisco de Asís no parecen del agrado de Rouco.

Un pastor de la Iglesia que no se presenta como “papa”, sino como “obispo de Roma”. Y que no lo hace bendiciendo al pueblo, sino pidiendo, como “obispo de Roma”, la bendición de sus diocesanos para él, puede que no agrade a Rouco.

A Rouco no le gusta el estilo de evangelización de Francisco. Debe ser porque Francisco habla en la lengua del pueblo. Y lejos de la retórica pretenciosa de Rouco su estilo es más sencillo, más espontáneo, más humano y más libre.

El cambio de estilo de Francisco, respecto a Rouco, es más profundo cuando pone, en primer lugar, el amor, la misericordia, la ternura, el diálogo con la modernidad y la tolerancia con las personas, anteponiéndolo a las rígidas doctrinas de Rouco.

Algunas de las prioridades de Francisco van a contrapelo de lo que Rouco, probablemente, considera que es lo eclesiásticamente correcto.

Francisco ha denunciado el carrerismo de muchos prelados, calificando de “lepra” el espíritu cortesano y adulador de algunos de ellos. Y ha dejado claro que quiere obispos que sean capaces de crear "la armonía de la diversidad". Obispos de todos y no de unos pocos movimientos. ¿Se siente Rouco aludido?

Don Antonio Rouco Varela, que es un hombre muy inteligente, probablemente intuyó que Bergoglio no iba a ser un Papa de su agrado. Y por eso no le votó. Pero una vez elegido debe respetarlo.

Destaco las enseñanzas aprendidas de las críticas formuladas por Rouco al Papa Francisco:

1) Por el bien de la Iglesia debemos contrarrestar esas palabras de Rouco y evitar que contribuyan a dar alas a quienes, desde dentro de la Iglesia, luchan contra los cambios que en la misma se están produciendo.

2) Debemos alegrarnos de que muchos obispos en lugar de ser víctimas del afán de poder comprendan que el verdadero poder es el servicio. Y que desde esa premisa hagan suya la invitación a oler a oveja.

3) Rouco es mi hermano en la fe. Y desde esa convicción rezo porque adopte un gesto de humildad, reconociendo que el tiempo de su protagonismo en la Iglesia ya ha pasado. Que deje hacer a otros, sin usar su restos de poder para ponerles zancadillas y obstaculizar la vida de la Iglesia a la que pertenece.
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