Maltrato de los hijos a sus progenitores

Las estadísticas sobre el maltrato de los hijos a sus progenitores han aumentado enormemente en los últimos años. Y en la mayor parte de los casos no se trata de drogadictos o hijos de familias desestructuradas sino que abunda en familias de clase media y alta. ¿Cuál es la razón?

Dice Javier Urra, el que fuera defensor del menor de la Comunidad de Madrid, que éste tipo de violencia no se da entre la población gitana. Y tampoco en un ambiente rural de bajo nivel cultural. Coincide con otros sociólogos en sostener que es un fenómeno más abundante en la clase media e incluso alta. Que es un problema, fundamentalmente de ricos. ¿De ricos?

Sí, de padres que pretenden compensar la falta de atención o de cariño de sus hijos colmándoles de regalos materiales. De padres “guays” convencidos de que pueden ser “amigos” de sus hijos y no son capaces de poner límites a nada.

Una vez más la ley del péndulo no ha llevado a pasar de un modelo con frecuencia estricto e intransigente a otro en el que todo vale y todo está permitido. Del padre autoritario preconstitucional se ha llegado al extremo opuesto, al padre que cede en todo y no sabe poner límites a nada.

También nuestra legislación ha tenido un movimiento pendular. Habiendo querido ser los más abiertos y tolerantes hemos banalizado cosas que son muy serias. Según el Código Penal, con 13 años se puede prestar el consentimiento para tener relaciones sexuales. ¿Alguien en su sano juicio cree que su hija, con 13 años, puede consentir hacer el amor?

La relación entre padres e hijos se debe regir por deberes y derechos para ambos, al menos mientras los hijos permanezcan bajo la patria potestad de los padres, afirma Emilio Calatayud, Juez de Menores de Granada.

Los padres tienen que ser padres y no colegas de su hijo porque, en caso contrario, el hijo se queda huérfano, sin referentes, sin protectores ni instructores ni educadores.
Volver arriba