Semana santa perdón "Borrón y cuenta nueva"

En la vida cometemos muchos errores y nos equivocamos muchas veces. Todos. De ahí la necesidad de utilizar esta palabra tan sencilla: “perdona”.

Tan sencilla y tan difícil para mí.

La tentación está en acusar al otro para justificarse. Es un instinto que nos lleva al enfrentamiento basado en la dialéctica “y tú más” que tantos desastres ocasiona.

Es cierto que a veces la herida de la ofensa tarda en cicatrizar. Pero perdonar no consiste en olvidar sino en vivir en paz con la ofensa.

Es una lección que he aprendido de distintos pensadores. Una lección con la que me identifico pero que me cuesta digerir. Y es por ello que la traslado aquí para hacer más explícito mi propósito de enmienda.

Resumo las ideas que más me han impactado de esas lecciones:

 Enséñame que perdonar es un signo de grandeza y que la venganza es una señal de bajeza. Si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme y si la gente me ofende, dame valor para perdonar (Ghandi).

 Aprende a cultivar una rosa blanca no solo para el amigo sincero, sino también para quien ha sido injusto y cruel contigo. Esa rosa desprenderá su aroma, aunque no sepas cuándo ni cómo. Todo contribuye al bien de los que aman a Dios. Nos cuesta aceptarlo, pero justamente en eso consiste la fe. (Pablo Largo).

 Hay circunstancias en la que no sabes cómo mantener encendida la llama del afecto fraterno o de la amistad, cuando te han rechazado, traicionado o abandonado. Es muy comprensible. En esos momentos detén tu oración en el “no nos dejes caer en la tentación”. No caer en la tentación de odiar o de devolver mal por mal. Estos mandamientos negativos marcan los límites de nuestra dignidad, unos límites que no hemos de traspasar. (¿?).

 Pasamos de ser bestias a ser hombres en el momento en que nuestro puño deja caer al suelo la piedra de Caín, o la espada de la venganza y sentimos náusea de la violencia. Es el primer gran paso hacia el verdadero nacimiento del hombre, es decir, el descubrimiento del perdón y del amor (Gianfranco Ravasi).

 Odiar es una derrota en sí misma. En la vida, los enemigos son demasiados como para derrotarlos a todos. Es mejor derrotar al odio que nos ha hecho convertirlos en nuestros enemigos en primer lugar (Dalai Lama).

Mi deseo para estos días es que hagamos borrón y cuenta nueva. Que sintamos, realmente, que de la cruz pasamos al gozo, de las afrentas a la alabanza, del pecado a la virtud.
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