Señor, ¿por qué permites estas cosas?

“Vi en la calle una niña tiritando de frío y con pocas perspectivas de conseguir una comida decente. Me encolericé y le dije a Dios. ¿Por qué permites estas cosas? ¿Por qué no haces nada para solucionarlo? Durante un rato Dios guardó silencio. Pero aquella noche, de improviso, me respondió: ciertamente que he hecho. Te he hecho a ti”.

Es un bello texto de A. de Mello. Bello y exigente, puesto que nos reta a preguntarnos qué hacer ante el desafío que supone la desigualdad social.

La Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión social, la Plataforma de ONG de Acción Social y la Plataforma de Voluntariado de España firmaron un manifiesto pidiendo que se combata la pobreza y se promueva la solidaridad. Que se haga una apuesta decidida y sostenible a favor de las personas más excluidas y vulnerables, para que dispongan de los servicios y recursos que les permitan tener una vida en condiciones dignas y que puedan participar activamente en la sociedad.

Dicho manifiesto ponía en evidencia que la crisis financiera y económica de estos últimos años ha incidido negativamente en las personas que ya estaban excluidas y ha originado la entrada de otras muchas en este círculo.

Ciertamente es necesario impulsar una Estrategia de Inclusión Social . Desde el planteamiento de que la lucha contra la pobreza y la exclusión social deben ser un elemento esencial y que las personas más vulnerables deben tener derecho a unos ingresos y servicios mínimos que les permitan vivir con dignidad e incorporarse activamente a la sociedad.

Nuestra sociedad no se puede permitir que se agraven las desigualdades sociales y que cada vez haya más personas en situación vulnerable. Todos podemos contribuir a evitarlo.
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